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VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL EN FUENTES DE LEÓN

94 nombres a la espera de sus restos

Es el número de represaliados en la Guerra Civil que forman parte de una lista en Fuentes de León para que se busquen sus huesos. En el cementerio local ya se han exhumado 13 fosas en las que había 53 personas

Inma y Loli Rey muestran la fotografía de su abuelo

Inma y Loli Rey muestran la fotografía de su abuelo / LORENZO CORDERO

Marian Rosado Gallardo

Marian Rosado Gallardo

Fuentes de León

«Tengo el recuerdo de cuando venía de pequeña al cementerio con mi abuela, por el Día de Todos los Santos. Me decía: ‘Por ahí no pises’. Porque en esa fosa estaban los fusilados en la guerra». Inma Rey tiene grabada esa escena en la memoria, tal y como la lápida que estaba justo enfrente, «con una cigüeña pintada». «Por eso, cuando empezaron a excavar, yo les dije que no era en esa parte, si no en donde me decía mi abuela, y así ha sido». Ese recuerdo infantil junto a la pena con la que su padre murió por no haber podido enterrar al suyo fue lo que la movió a intentar que los represaliados de la Guerra Civil en su pueblo, Fuentes de León, (unos 2.300 habitantes, al sur de Badajoz, casi lindando con Huelva) fueran identificados y enterrados junto a sus familiares. «Siempre he sido una persona muy curiosa y, cuando empecé a indagar, era como un puzzle que necesitaba resolver, ya no me podía quedar quieta, necesitaba buscar más», cuenta. 

Rey comenzó su lucha hace más de seis años, una batalla en la que se ha encontrado muchas veces «sola». «Ha sido muy difícil y ha habido momentos en los que me he planteado dejarlo, pero siempre ha habido algo que me ha empujado a seguir. En la iglesia por ejemplo ya me dieron los expedientes por pesada, porque no todo el mundo está por la labor. Pero la verdad es que hemos tenido suerte de que aquí los expedientes se conservaron intactos y de que el actual alcalde sí se ha implicado y nos ha acompañado y ayudado a que esto sea posible», relata. Las campañas de exhumaciones en la localidad pacense arrancaron en 2019.

Familiares de represaliados dejan unas rosas en una fosa común

Familiares de represaliados dejan unas rosas en una fosa común. / LORENZO CORDERO

Es jueves por la mañana y a Inma la acompañan familiares de otras víctimas de la Guerra Civil. Con ellos visita el cementerio local, donde la quinta campaña de campo para localizar restos apenas acaba de finalizar. En ella han trabajado un equipo de ocho arqueólogos dirigidos por Daniel Quiroga, co-director de la exhumación: «Es un trabajo difícil porque nos encontramos con fosas parciales y restos mal conservados. Además de las cinco campañas de campo  hemos hecho una de ADN», explica. Se trata de 12 restos óseos que se están cotejando en la Universidad de Granada con miembros de una veintena de familias para comprobar si coinciden, y así asignar estos restos a la lista de 94 nombres y apellidos de vecinos de la localidad que fueron asesinados en la guerra. El equipo está en contacto permanente y hace charlas con las familias para explicarles cómo trabajan y en qué estadio está el proceso. «Nos mostraron los restos que habían localizado y yo uno de ellos tuve la corazonada de que ese era mi abuelo, pero tenemos que esperar», asegura Rey. Acompañada por su hermana, Loli, muestra la única fotografía física que tienen de él, a la vez que enseña orgullosa en su móvil otra de su padre y de su hijo, para evidenciar el parecido físico. A Vicente Rey lo fusilaron el 23 de septiembre de 1936, a los 55 años. «Trabajaba en una fábrica de guardia jurado y lo acusaron de un robo, lo cual era falso porque después se demostró que el que lo había señalado fue quien verdaderamente lo hizo. Pero a nuestro abuelo lo mataron. No fue por política, si no por las rencillas de unos y otros», narra Loli Rey. «Nosotros no queremos revancha, ni venganza, solo poder enterrarlo, lo que quede de él, aunque sea un cachito de hueso, con mi abuela», tercia Inma.

Excavaciones en Fuentes de León.

Excavaciones en Fuentes de León. / EL PERIÓDICO

En ese momento de la conversación interviene Carmela Méndez: «A ellos los tiraron a una fosa como quien tira cualquier cosa. Los que dicen que hay que dejar a los muertos en paz no tienen a ningún a familiar ahí». A sus 86 años, a Méndez se le saltan las lágrimas cuando cuenta cómo su padre fue «al primero que se cargaron». Fue el 14 de septiembre de 1936, José Méndez tenía 36 años y dejaba una viuda de 28 a cargo de tres hijos, Carmela, de dos, y sus hermanos, de seis y de nueve.  

Recuerdos

«Mi padre no estaba metido en política. Tenía un bar, ‘La Golondrina’, llegó esa gente y, por envidia, uno del pueblo lo señaló y les dijo ‘ese es un rojo de los malos’. A mi padre lo mató el capitán Navarrete, de Fuente de Cantos. Lo digo abiertamente porque fue en la plaza y es algo que sabe todo el mundo aquí. Mi padre llevaba una estampita de una virgen, porque era muy devoto, y al caerse muerto se le escurrió del chaleco. El capitán entonces se preguntó ‘¿cómo es posible que un rojo lleve una virgen en el bolsillo?’», narra Méndez emocionada. Por esa razón afirma que su madre luchó para que en los certificados no apareciera como ‘muerto’, sino como ‘asesinado’: «Mi madre tuvo que sacarnos adelante sin ninguna ayuda, no le dieron una paga hasta que llegó Felipe González. Ella sola sacó el bar y a su familia adelante», relata orgullosa. «Fíjate que mi recuerdo de más pequeña es sentada en el mostrador del bar, y mi padre diciéndome ‘mi niña guapa’. Él era un hombre bueno», añade mientras se seca las lágrimas.

Entretanto, de un sobre saca Inma Rey fotocopias de varios expendientes de las víctimas, entre ellas, el padre de Carmela: «En el suyo y en todos lo que pone es ‘choque con la fuerza pública’, no que los fusilaron, que es lo que pasó», describe Rey.

Carmela Méndez muestra el listado con los 94 nombres

Carmela Méndez muestra el listado con los 94 nombres. / LORENZO CORDERO

Tabú

El propio enterrador local desconocía la propia historia de sus abuelos: «En mi casa no se mentaba el tema, mis padres nunca me hablaron de eso. Era algo que estaba tapado. No ha sido hasta estos últimos años que yo he conocido lo que había», reconoce Felipe Macías. Sus dos abuelos, Felipe y Damián, murieron en la Guerra Civil. El primero de ellos era guardia municipal con la República y fue fusilado en septiembre del 36. Damián se fue al frente y su familia nunca más supo de él. «Yo me fui a trabajar de joven a Madrid y nunca supe, hasta volver aquí. Al parecer lo cogieron por la puerta falsa y se lo llevaron y lo mataron. A mi otro abuelo, Damián, se le perdió la pista en las Cumbres», relata.

Excavaciones en Fuentes de León.

Excavaciones en Fuentes de León. / EL PERIÓDICO

Cumbres Mayores es un pueblo, ya en el lado onubense, a 12 kilómetros de Fuentes de León. En esa localidad es donde creía la madre de Juan Rodríguez que se habían llevado a su padre, Juan Flores: «Mi madre tenía 13 años cuando se lo llevaron y lo que le contaron es que lo cogieron y lo tiraron de un camión esposado, en las Cumbres. Mi madre se pasó toda su vida con el pesar de no saber dónde estaba su padre. Ahora que ha salido en los documentos de aquí, tenemos la esperanza de que aparezca», relata. «Mi abuelo se dedicaba al campo. Era republicano y de izquierdas y lo pusieron de municipal durante la contienda», añade. Él ha prestado su ADN pero no para su abuelo, sino para su tío, Tiburcio, al que también mataron al inicio de la guerra. «Lo que queremos es tener un sitio donde poder visitarlos», insiste junto con el resto de familiares, que asienten.

Felipe Macías mira el expediente de su abuelo

Felipe Macías mira el expediente de su abuelo. / LORENZO CORDERO

Rodríguez, Méndez y las hermanas Rey portan cuatro rosas para dejarlas en una de las fosas en las que se han hallado restos de cuatro cadáveres.

«Yo vi una de las fotos que nos enseñaron, de una calavera con el agujero en la frente y me dije: ‘ese es mi padre’», señala Méndez. «Tenemos que ver qué sale en el ADN. Si por desgracia no hay suerte, al menos tendremos un lugar para rememorarlos a todos», apunta Rey. Se refiere al memorial que se proyecta en el cementerio local que servirá como recuerdo de todas las víctimas.

Este monumento, junto con el testimonio de las familias y los documentos que quedan será un modo de arrojar luz y tributo a las 94 ánimas que buscan sus restos para descanso propio y, sobre todo, de sus familias. Y el misterioso peligro de por qué no se podía pisar cierta parte del cementerio ha desaparecido. Los represaliados de Fuentes de León no permanecerán más en el olvido.

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