El Periódico Extremadura

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PROPUESTA LIDERADA POR UNA ASOCIACIÓN CREADA POR ESTOS PROFESIONALES ANTE LA CRISIS EN LA ATENCIÓN PRIMARIA

Médicos venezolanos se ofrecen a ocupar las consultas rurales vacías

Hay 6.000 facultativos residentes en España, el 75% con títulos homologados. 1.100 esperan la equiparación. «Somos un recurso humano cualificado que puede ayudar a paliar el déficit», dicen. La Junta no se pronuncia

Una imagen de archivo de pacientes esperando a ser atendidos en un centro de salud del territorio nacional. NURIA SOLER

El problema por el déficit de médicos en Atención Primaria es una realidad de la que se ha hablado mucho en Extremadura. Y que empeorará, al menos, hasta 2025. Ya lo dijo en su momento el director gerente del Servicio Extremeño de Salud (SES), Ceciliano Franco: «Vamos a tener tremendos problemas para la cobertura de vacantes puras en Atención Primaria». Y es que, según sus cálculos, en los tres próximos años se jubilarán 268 facultativos (96 en 2023, 82 en 2024 y 90 en 2025), mientras que solo 227 terminarán su formación. A lo que se une que las bolsas de trabajo de esta especialidad están vacías; es decir, no hay médicos de familia con los que cubrir las vacantes. Esto supone un enorme problema, ya que va a dificultar no solo la cobertura de plazas por jubilación, sino también por incapacidades temporales, permisos de maternidad, días de libre disposición o formación e incluso por reducciones de jornada. No hay médicos y esto va a afectar no solo a las consultas de las zonas rurales, donde ya hay muchas vacías, sino también a las ciudades.

Conocedores de esta problemática, la Asociación de Médicos Venezolanos en España se ha ofrecido para intentar atenuar la crisis que vive Atención Primaria y cubrir esas vacantes libres en las consultas de las zonas más despobladas, muchas de ellas situadas en la comunidad extremeña. En realidad el ofrecimiento se hizo en un principio a la Comunidad de Madrid, donde los especialistas de Atención Primaria han anunciado una huelga indefinida a partir del 21 de noviembre debido a la sobrecarga de los centros de salud (el 20% de las consultas están vacías) y a la falta de tiempo para atender a los pacientes. Este paro se une al que han iniciado esta semana pasada los de Urgencias de Atención Primaria, que protestan por el «caos» que está suponiendo la reapertura de estos servicios, cerrados durante la pandemia. Pero lo extienden también a Extremadura y a otras comunidades autónomas con déficit de especialistas en medicina, como Castilla La Mancha y Castilla y León.

«La falta de médicos es un problema en toda España y sobre todo en las zonas despobladas. Estamos dispuestos a ayudar y a poner nuestro granito de arena», indica el presidente del colectivo, Giovanni Provenza. Según señala, en estos momentos en el territorio nacional hay un contingente de 6.000 médicos venezolanos formados, el 75% con la especialidad ya homologada y el resto, en trámites de conseguirla. «Somos un recurso humano cualificado. En Madrid, por ejemplo, tenemos 200 médicos dispuestos a escuchar ofertas», añade Provenza, que actualmente realiza su residencia en Traumatología en el Hospital Infanta Leonor madrileño.

Proceso largo

El principal escollo que se encuentran es que la equiparación de esos títulos se dilata en el tiempo, llegando a tardar más de dos años. Esto lleva a que los extracomunitarios no puedan trabajar en el Sistema Nacional de Salud de su especialidad, por lo que terminan, en el mejor de los casos, con contratos en la sanidad privada en medicina general (en España un médico general es aquel que ha terminado la carrera pero no ha cursado el MIR, la especialidad). O en la sanidad pública, también de esa especialidad, a través de los convenios que se permite realizar a extracomunitarios y que no exigen tener el MIR. Pero esto no soluciona el problema, porque no pueden cubrir las vacantes de las especialidades en las que hay déficit, como es Atención Primaria, por eso piden mayor agilidad en el proceso de homologación. El colectivo cree que ese retraso es intencionado, porque «no les conviene tener más competencia».

Giovanni Provenza. EL PERIÓDICO

«Tenemos médicos dispuestos a cubrir vacantes en los pueblos con un salario digno. Buscan estabilidad»

Giovanni Provenza - PRESIDENTE ASOCIACIÓN DE MÉDICOS VENEZOLANOS EN ESPAÑA

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«Esto no es una lucha»

«Tenemos médicos que están dispuestos a cubrir vacantes en zonas rurales si se les ofrece un sueldo digno, buscan estabilidad para ellos y sus familias», añade el presidente de la asociación. Y aclara que en ningún momento pretenden «suplir a los médicos españoles». «Esto no es una lucha. Todos queremos unos salarios y unas condiciones dignas, por lo que no somos mano de obra barata, sino que lo que queremos es sumar esfuerzos entre todos para conseguir paliar el problema», apostilla Provenza. El colectivo se creó en 2017 para ayudar precisamente a los colegas venezolanos que emigraron por la crisis en el país y que muchos son incapaces de encontrar trabajo.

Actualmente solo el 1% de los médicos que trabajan en el Servicio Extremeño de Salud (SES) procede de países de fuera de la Unión Europea. Este diario preguntó a la Consejería de Sanidad por la posibilidad de plantear contratos extracomunitarios a los facultativos venezolanos, pero no ha recibido respuesta. 

«Cuando llegué trabajé de repartidor, no me contrataban como médico»

Alejandro Pinto, médico venezolano en el centro de salud de Navalmoral de la Mata. EL PERIÓDICO

Estudió Medicina del Trabajo en Venezuela, donde había montado su propia clínica, trabajo que compaginaba con su formación como cirujano en el Hospital Central de Valencia (en Venezuela) pero la abandonó porque decidió marcharse del país. La situación derivada de la crisis política le obligó a emigrar. Así que cogió un autobús dirección Colombia, donde trabajó como médico.

Luego dio el salto a Ecuador y de aquí se vio obligado también a emigrar cuando estalló la tormenta bolivariana. Hasta que terminó en España, país al que un año antes de marcharse de Ecuador había enviado los papeles para pedir la homologación de su título de médico. Lo consiguió pero aún espera, desde el 2016, la de su especialidad.

A España llegó en noviembre de 2019 y se instaló en Madrid, donde estuvo trabajando de repartidor y de ayuda a domicilio. Nadie le contrataba como médico. «Era lo que había, tenía que pagar el alquiler», dice. Hasta que estalló la pandemia. Entonces le dieron una oportunidad como facultativo en el centro de salud de Torrejón de Ardoz por una baja de un compañero. Pidió después incorporarse a la plantilla del hospital improvisado en Ifema, pero nunca le respondieron. Y mientras esperaba recibió una llamada que le cambió la vida: Una oferta en Extremadura. «Le dije ‘¿dónde queda eso?’, yo de España conocía Madrid, Barcelona, Valencia,... pero a Extremadura no sabía situarla en el mapa», reconoce. En un principio era por un mes pero aquel contacto le aseguró que trabajo no le iba a faltar. Y así ha sido, se incorporó en el verano del 2020 y todavía continúa. «Razón tenía, porque trabajo me sobra», afirma. Y es que él también sufre directamente esta crisis que atraviesa la Atención Primaria. Ahora, por ejemplo, está de vacaciones y no le han puesto sustitutos. Sus pacientes los asumen sus compañeros.

Se le hizo un contrato de extracomunitario, que permite trabajar en el Sistema Nacional de Salud sin el MIR. «Ahora lo pienso y digo, todo lo que he avanzado desde aquel repartidor triste en Madrid», asiente Pinto, que quiere dejar claro que ellos no quieren quitar el trabajo a nadie. «Me abruma que lo vean de mala manera, estamos para aportar, para salvar esta salud pública que es una de las mejores de Europa». 

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