Romper el silencio. Fue uno de los lemas que más se escuchó este viernes en los diversos actos y manifestaciones que se repartieron por Extremadura para clamar, de nuevo, contra la violencia machista, con motivo del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La última víctima en la región fue asesinada a puñaladas por su pareja el pasado 1 de noviembre en Valencia de Alcántara. Se llamaba Imane, tenía 30 años. Desde que hay registro, que empezó en 2003, van 1.171, 13 en la región.

En Cáceres, la protesta partió del Paseo de Cánovas y llegó hasta la plaza Mayor, donde 13 sillas vacías recordaron a las 13 mujeres asesinadas en Extremadura; además, varias jóvenes colocaron velas frente al ayuntamiento.

En Badajoz, unas 300 personas se sumaron a la manifestación del 25-N convocada por la Asociación de Mujeres Progresistas, que un año más partió desde los juzgados de la avenida de Colón y terminó en la plaza de San Atón. Allí, en un escenario que se perdía entre las atracciones infantiles y la decoración navideña, la periodista y escritora Nieves Concostrina fue la encargada de leer el manifiesto, después de que se fueran nombrando una a una a las 39 mujeres que han sido asesinadas este año por sus parejas o exparejas y los de dos menores muertos a manos de sus progenitores.

Concostrina, visiblemente emocionada, hizo un llamamiento a «romper el silencio» para que los asesinatos machistas no sean «una noticia más, porque eso es lo que quieren los malos», porque es un «fracaso colectivo» que se sigan muriendo mujeres por el hecho de serlo y porque las que ya no están y las supervivientes lo merecen. La periodista tuvo un recuerdo especial para Ana Orantes, «que al romper su silencio hace 25 años hizo que pusiéramos nombre a todas las demás», informa Belén Castaño.

Por la mañana, también en Badajoz, se leyeron textos de Federico García Lorca dramatizados por usuarias de los Servicios Sociales vestidas de luto, dirigidas por María Jesús Delgado, y hubo una performance de mujeres de negro en la plaza Alta junto a 38 sillas vacías con los nombres de cada una de las mujeres asesinadas este año por sus parejas en todo el país, con su edad, el lugar donde vivían y la fecha en que las mataron. Estos actos centraron las actividades del Ayuntamiento de Badajoz con motivo del 25N, primero en las Casas Consistoriales y después en la calle, en la misma plaza. En su intervención, el alcalde, Ignacio Gragera, se encaró con aquellos que niegan la violencia machista. «A quienes niegan esa realidad les diría que miren una sola vez a los ojos de una víctima», como hizo él por su profesión de abogado. Por su parte, el concejal de Servicios Sociales, Antonio Cavacasillas, describió que cada vez que en el ayuntamiento se convoca un minuto de silencio, le supone «un mazazo» y lamentó que esta lacra no desaparezca a pesar de los esfuerzos por erradicarla. «Ni un minuto de silencio más», fue su deseo, informa A. M. Romasanta.

En Plasencia, la manifestación por el 25N convocada por la Plataforma Feminista fue un grito para romper «con el silencio, con el miedo» y también una denuncia en voz alta por «la imparable ola de feminicidios, el negacionismo de la violencia machista, el incremento de la violencia sexual y la hipersexualización de los menores».

Unos 200 participantes salieron pasadas las ocho de la tarde del parque de La Coronación para recorrer con pancartas y mensajes la avenida Juan Carlos I y la calle del Rey hasta llegar a la plaza Mayor. Allí tuvo lugar una ‘performance’ y se leyó un manifiesto que recordó a las víctimas; los tipos de violencia, entre ellas la «política» y se recordó: «Necesitamos leyes que nos protejan porque son más que necesarias», informa Raquel Rodríguez.

En Mérida, los lemas que resonaron fueron: «Nos queremos vivas, nos queremos libres. Viva la lucha de las mujeres». La marcha silenciosa convocada por la asociación de mujeres Malvaluna con motivo del 25-N culminó en el Templo de Diana. Fue un acto de «denuncia, reivindicación y memoria», de condena por los 1.171 asesinatos machistas que se han producido en España desde 2003 y de solidaridad con las mujeres de Ucrania, Irán, Qatar, Afganistán «y cualquier ciudad» obligadas a cumplir normas culturales y religiosas en contra de los derechos humanos.

La protesta partió a las 19.30 de la plaza de España y tras recorrer en silencio parte de la calle Santa Eulalia, acabó en el Templo de Diana con la lectura de un manifiesto en el que se denunciaron todos los tipos de violencia contra la mujer: los feminicidios; las agresiones físicas, psíquicas y sexuales; la violencia económica, la lesbofobia, el borrado de las mujeres, los vientres de alquiler, la trata y la prostitución. «Exigimos leyes que no beneficien a violadores y que garanticen espacios seguros para las mujeres», clamaron las manifestantes, que quisieron recordar que las mujeres asesinadas no son cifras: detrás de cada una de ellas existe una historia de vida que quisieron representar simulando la muerte de las 38 víctimas que acumula este año 2022, informa Rocío Entonado

Por su parte, en el acto institucional en la Asamblea de Extremadura con motivo del 25 de noviembre, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, puso el foco en la violencia que supone «ponerle precio al cuerpo de las mujeres».

De este modo recordó que, según los datos que maneja la asociación APRAMP, unas mil mujeres se encuentran atrapadas en la trata o en la explotación sexual en Extremadura.