La Junta de Extremadura ha citado este jueves a los responsables de los catering para evitar el cierre de los comedores escolares. Las empresas solicitan que se modifique el contrato vigente (expira el próximo año) y se actualicen los precios a la situación de inflación actual, porque están ahogados. Los menús cuestan 4,20 euros y están perdiendo casi un euro por cada uno. No pueden seguir trabajando a pérdidas, denuncian.
Ya en julio mantuvieron un encuentro con el Ejecutivo autonómico para trasladarle el problema y reclamar una solución antes de que comenzara el curso, pero ya van tres meses desde que se iniciaran las clases y no tienen noticias. La semana pasada dieron un ultimátum a la Consejería de Educación: O atendía a sus reclamaciones o amenazaban con parar el servicio, lo que supondría dejar sin comedor escolar a los 13.800 niños de los 385 colegios de Infantil y Primaria que los ofrecen este año.
Ayer el Gobierno regional les emplazó a una reunión este jueves, aunque ya les ha avanzado que encontrar un encaje legal a esa modificación del contrato es complicado. Y así lo ha reconocido esta misma semana la propia Consejería de Educación a este diario: «Se está estudiando el asunto en profundidad, pero hay que tener en cuenta que es un asunto complicado, de muy difícil encaje jurídico por los requerimientos de la Ley de Contratos del sector público», aseguró.
En realidad lo que ellos piden es que se les conceda el mismo trato que a otros sectores, como el de la construcción. En este caso Educación ha revisado ya 35 contratos y ha modificado los precios para evitar la paralización de las obras en los colegios. Analiza otros 30 más. El problema es el mismo: la subida de los materiales hace imposible ejecutar ahora las obras con los precios fijados en las licitaciones. Por eso no entienden que en este caso sí se haya conseguido encontrar ese encaje legal y en el suyo no.
De no solucionarse, muchos catering no podrán continuar con el servicio porque no pueden mantenerse así hasta final de curso. Y se niegan a bajar la calidad y a disminuir la variedad de los menús para contrarrestar esas pérdidas.