Nueva etapa: proyectos y asuntos pendientes

Año 2023: Extremadura, cuatro retos por delante

Las iniciativas anunciadas y presentadas como la ‘revolución verde’ solo darán los primeros pasos. El único avance que se verá será la electrificación del tren entre Badajoz y la estación de Monfragüe

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

El gran proyecto que verá la luz este 2023 en Extremadura -siempre y cuando se cumplan los plazos- será la electrificación del tren entre Badajoz y Monfragüe (no llegará hasta la estación de Plasencia). Es la única obra que estará lista a lo largo de este año que se acaba de estrenar. Se espera que las catenarias funcionen antes del verano y que el servicio ferroviario dé otro salto de calidad. Pero el resto de iniciativas anunciadas y presentadas como la revolución industrial verde de Extremadura únicamente darán algunos pasos; aún queda tiempo por delante para que se vean sus frutos.

Se ha hablado de miles de puestos de trabajos y de inversiones millonarias con apuestas como la gigafactoría de Navalmoral de la Mata, la azucarera de Mérida, el macroparque de ocio de Castilblanco, la fábrica de diamantes de Trujillo o la mina de litio de Cañaveral. Solo en los dos últimos casos las obras arrancarán en el primer semestre de este 2023 (al menos esos son los planes). El resto de proyectos se encuentra todavía en una tímida primera fase.

En paralelo, Extremadura tendrá que afrontar el rechazo a algunas de estas infraestructuras, sobre todo las relacionadas con la extracción de litio (como es el caso de la planteada mina en Cáceres). También se pone en duda el complejo hotelero y de ocio de La Siberia, por ser contrario al desarrollo agrícola en la zona.

Por otro lado, la nube negra de Isla Valdecañas sigue ahí. Hay una orden de derribo por parte de la justicia que se intenta esquivar de todas las maneras posibles, pero el tema no desaparecerá de la agenda pública este año.

Tampoco decaerán los intentos de que la central nuclear de Almaraz siga funcionando más tiempo y se cambien los planes para el cierre de la instalación (el primer reactor se apagaría en 2027).

Ni será 2023 cuando se inaugure alguna de las autovías pendientes de Extremadura.

Además de los problemas que la región arrastra tiempo atrás, como la despoblación o la falta de personal en la sanidad pública, sobre todo en la Atención Primaria, a continuación, los cuatro retos que tiene por delante la comunidad autónoma para los próximos 12 meses. El objetivo es colocar los cimientos de todos esos proyectos anunciados y que, se augura, vean la luz en un futuro próximo. 

1. La industrialización: el litio, la apuesta de presente y futuro

El proyecto se vive como la gran oportunidad de Extremadura, más aún cuando estuvo a punto de escaparse. A la primera no salió; aunque había pocas papeletas, la Junta de Extremadura confío en que la gigafactoría que proyectaba Volkswagen se quedase en la región, pero se la llevaron a Sagunto (Valencia). Entonces llegó la opción de la multinacional china Envision y Acciona: el lugar escogido, Navalmoral de la Mata.

Recreación infográfica de la gigafactoría de baterías para coche eléctrico que grupo Envision proyecta en Navalmoral de la Mata.

Recreación infográfica de la gigafactoría de baterías para coche eléctrico que grupo Envision proyecta en Navalmoral de la Mata. / el periódico

Sobre el papel hay pintado un megaproyecto con una inversión de 1.000 millones y una previsión de 1.000 empleos directos y otros 12.000 indirectos a partir de 2025. La gigafactoría, que se asentará en Expacio Navalmoral, se considera una iniciativa estratégica clave en el desarrollo de la cadena de valor del litio que hay en Extremadura, y también se ve como un proyecto tractor capaz de impulsar una industria en torno al vehículo eléctrico desde la comunidad.

¿Pero en qué punto está? De momento, a la espera de financiación pública. Se quedó fuera de las ayudas del PERTE, esto es, del dinero que viene del Gobierno para este tipo de iniciativas. Y ahora busca otras vías, como es el caso de los Incentivos Regionales. Lo que tiene claro Envision es que quiere algún tipo de subvención.  

Por ahora, a finales de octubre registró su proyecto en la Junta y el Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicó a principios de noviembre el anuncio por el que somete a información pública «la solicitud de autorización ambiental integrada y el estudio de impacto ambiental».

Envision mantiene su calendario: iniciar la producción de baterías en Navalmoral a finales de 2025 o principios de 2026.

Trabajos de investigación para abrir la mina de litio en Cañaveral.

Trabajos de investigación para abrir la mina de litio en Cañaveral. / TONI GUDIEL

Directamente relacionada con la gigafactoría está la mina de litio de Cañaveral, llamada Las Navas. La última novedad es la publicación del proyecto en el DOE a finales de diciembre. La previsión es que las obras sobre el terreno arranquen en el primer semestre de este 2023 (si no se retrasan los plazos, puesto que aún esperan el permiso de explotación), aunque las primeras extracciones no llegarán hasta 2025. 

El yacimiento se extenderá, además de a Cañaveral, a los términos municipales de Holguera, Pedroso de Acím y Casas de Millán. La inversión supera los 340 millones de euros. El proyecto contempla una explotación a 30 años, los seis primeros a cielo abierto. El resto será subterránea. 

Solo con el trabajo en el yacimiento se prevé crear 430 empleos directos y 1.200 indirectos.

Además, la promotora, Lithium Iberia, contempla una fábrica de cátodos también en Cañaveral y otra de supercondensadores en Badajoz.

En torno a la polémica que genera el litio como apuesta de presente y futuro, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, lanzó la idea de crear una ley propia para que todo el proceso se quedara en Extremadura. La traducción es que el mineral extraído no sea tratado en otras comunidades con desarrollo industrial. El Gobierno central ya ha puesto en duda esa ‘ley del litio’. 

2. El choque con la justicia y la ciudadanía: Valdecañas, la mina de Cáceres y el macrovertedero

145 millones de euros. Es lo que costaría a la Junta (esto es, a todos los extremeños) derribar el complejo turístico Isla de Valdecañas. Es la consecuencia de levantar hoteles en una zona que estaba catalogada como protegida, aunque ahora el empeño es demostrar que realmente nunca se hizo oficial que ese área fuera declarada ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).

La justicia ya se ha pronunciado en varias ocasiones. La conclusión final es que se debe tirar Valdecañas. No obstante, se ha abierto, de nuevo, una puerta: el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite un nuevo recurso -de la Junta, los propietarios de las viviendas, la promotora del resort y los ayuntamientos de El Gordo y Berrocalejo- de manera que se abre a estudiar otra vez si el complejo debe tirarse al completo o solo la parte que está a medio construir. Esas son las dos opciones.

Vista del único hotel que se llegó a construir en el complejo Marina Isla de Valdecañas.

Vista del único hotel que se llegó a construir en el complejo Marina Isla de Valdecañas. / Francis Villegas

No obstante, mientras se sigue alargando el proceso judicial, el resort al completo se mantiene en pie.

En este sentido habría que recordar que en ese recurso admitido por el Constitucional no hubo unanimidad: seis magistrados votaron a favor y otros cinco en contra porque no encontraban motivos para volver a estudiar el asunto.

Aprovechando este respiro judicial, el PSOE presentó en la Asamblea justo antes de acabar 2022 una propuesta de ley para modificar el mapa de la Red Natura 2000 y declarar como ZEPA hasta 55 territorios extremeños que ya se creían catalogados pero que no cuentan con una declaración oficial. Y, de paso, legalizar las construcciones que se hayan llevado a cabo en estas zonas y que no hayan dañado el terreno. En ese apartado quieren que entre Valdecañas.

Manifestación de la Plataforma Salvemos la Montaña, en Cánovas, el pasado otoño.

Manifestación de la Plataforma Salvemos la Montaña, en Cánovas, el pasado otoño. / CARLAGRAW

No es esta la única batalla abierta. Hay otras en las que parte de la ciudadanía se ha echado a la calle para mostrar su oposición. La más sonada, el rechazo a la mina de Cáceres.

Extremadura New Energies (ENE), filial española de Infinity Lithium con sede fiscal en Cáceres, es la encarga del yacimiento que se quiere ubicar a escasos kilómetros de la parte antigua de la ciudad, protegida por la Unesco.

Al principio plantearon una explotación a cielo abierto que levantó un gran rechazo, ahora proponen hacerlo subterránea.

Desde ENE han ido poco a poco metiéndose en diversos sectores de la sociedad para ganarse el apoyo al proyecto (el círculo empresarial, el patrocinio del Cáceres de baloncesto...). La oposición ahora es menor. La plataforma ‘Salvemos la Montaña’ se erige como la portavoz en contra de la mina. Un detalle significativo es su distanciamiento con el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, quien, en principio, tampoco acepta el yacimiento.

¿En qué punto se encuentra? Acaba de tropezar también con los tribunales en cuanto al permiso de investigación y el plan de urbanismo.

Manifestación  en Salvatierra de los Barros, en contra de la instalación del vertedero.

Manifestación en Salvatierra de los Barros, en contra de la instalación del vertedero. / R. CANTERO

Y otra polémica que dará que hablar este 2023 es el macrovertedero que plantea la empresa 3RS Gestión MA Extremadura en Salvatierra de los Barros. El proyecto está parado pero no descartado.

En esta ocasión la movilización ciudadana fue rápida y fuerte. No solo en el municipio, también en las localidades vecinas. 

La noticia tuvo tal revuelo que generó una crisis institucional y la dimisión del alcalde, al que sus propios compañeros de partido (del PSOE) acusaron de esconder información sobre este vertedero. Ahora gobierna un alcalde del PP con el apoyo de los concejales socialistas.

3. Las comunicaciones: la electrificación del tren y las no autovías

2023 será el año en el que, por fin, haya vía electrificada de tren en Extremadura. Al menos esos son los planes del Ministerio de Transporte. Si en 2022 llegó el esperado tren rápido (cuyo estreno no fue el mejor posible, puesto que acumuló retrasos de horas); ahora la puesta en marcha de la catenarias que irán desde Badajoz hasta el apeadero de Monfragüe (a 11 kilómetros de Plasencia) permitirán un mejor servicio ferroviario. Los tiempos de viaje dentro de la región se volverán a reducir, así como la conexión con Madrid. No obstante, para que el cambio sea factible, será necesario que a la comunidad lleguen trenes híbridos, esto es, que funcionen tanto con diésel como con electricidad. ¿Por qué? Porque las catenarias solo llegarán hasta Monfragüe, a partir de ahí desaparecerán las líneas aéreas que permiten una velocidad más rápida.

Pasajeros estrenan el tren rápido, en la estación de Cáceres.

Pasajeros estrenan el tren rápido, en la estación de Cáceres. / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Esa será la mejora del ferrocarril a la espera de que, paralelamente, siga avanzando el resto de la llamada Línea de Alta Velocidad (LAV) Madrid-Extremadura.

La segunda fase, desde Plasencia-Monfragüe hasta Talayuela, en el límite con la provincia de Toledo, sigue con varios tramos en obras; la tercera, que completa el recorrido hasta Atocha, continua a la espera de que exista un proyecto claro.

Socavón en la carretera que une Badajoz y Cáceres.

Socavón en la carretera que une Badajoz y Cáceres. / EL PERIÓDICO

Pero más allá del tren, hay otras infraestructuras pendientes en cuanto a comunicaciones. La que está ahora mismo en el foco, la futura autovía de Cáceres a Badajoz. El proyecto contempla transformar la carretera N-523, ahora de titularidad nacional.

De momento solo está adjudicada la obra del primer tramo, unos 13 kilómetros a la salida de Cáceres. Hasta 2026 no estará abierto al tráfico.

La necesidad de esta vía que una las dos capitales de provincia se ha hecho aún más urgente tras los daños causados por el temporal de lluvia del pasado mes de diciembre: la borrasca Efraín provocó el derrumbe de la N-523 entre Puebla de Obando y La Roca de la Sierra, creando un enorme socavón cuya obra de reparación ya está aprobada.

Pero la de Cáceres-Badajoz no es la única. Ahí siguen a la espera la A-43, que pretendía unir Mérida con Ciudad Real; y la A-83, la conexión Zafra-Huelva.

4. Nuevas apuestas de desarrollo: Elysium City, la promesa de los miles de empleos

El trámite se aprobó justo antes de que finalizara 2022. El último Consejo de Gobierno de la Junta del año dio luz verde al plan de ordenación territorial de Elysium City, el macroparque de ocio que se proyecta en el entorno del municipio pacense de Castilblanco, en la comarca de La Siberia. 

Recreación de una calle de Elysium City.

Recreación de una calle de Elysium City. / EL PERIÓDICO

Con ese paso ya solo está pendiente la licencia municipal para iniciar las obras. Ahora el ayuntamiento tiene este año 2023 por delante para procesar los permisos.

Ese plan de ordenación, que ha logrado la aprobación definitiva tras contar con todos los informes favorables (de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, las diputaciones provinciales, las organizaciones ecologistas, el ayuntamiento de Castilblanco y los limítrofes) ya se publicó el Diario Oficial de Extremadura (DOE) a principios de febrero del pasado año. 

Pero los trámites se han resuelto finalmente un año después de lo previsto, ya que la intención de los promotores era iniciar las obras a inicios de 2022 para que la primera fase estuviera operativa en 2023.

¿En qué consiste Elysium City? Este parque de ocio ocupará una superficie de 1.200 hectáreas en la Siberia extremeña. La inversión prevista es de 3.100 millones de euros en su primera fase y unos 4,5 millones de visitas en su primer año de funcionamiento. 

La empresa prevé la creación de entre 2.500 y 3.000 empleos solo durante la construcción.

Tras la culminación de la primera fase del parque, la zona contará con un campo de golf de 18 hoyos, un casino, un estadio de fútbol con capacidad para 40.000 espectadores, un hotel de cinco estrellas y otro de tres, un parque acuático de aventuras y otro temático, una pequeña zona marina, tiendas, un residencial de 2.000 viviendas y una estación de tren, entre otros espacios. 

Todo ello se desarrollará en el entorno del embalse de García de Sola. 

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