El Periódico Extremadura

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EL DESABASTECIMIENTO ES HISTÓRICO

Crisis en las farmacias extremeñas: faltan más de 600 medicamentos

Algunos de ellos son de uso habitual como Gelocatil, Efferalgan, orfidal o amoxicilina. Su bajo coste es una de las causas. Los laboratorios prefieren venderlos a otros países

Una farmacéutica de Cáceres muestra test de antígenos, en una fotografía de archivo. CarlaGraw

El desabastecimiento en las farmacias extremeñas es ya un mal crónico, pero el que se está sufriendo ahora no tiene precedentes. Al menos así lo definen los propios profesionales, porque faltan en las boticas más de 600 medicamentos. En realidad no supone ni el 3% del total de las presentaciones (en el mercado hay unos 25.000 medicamentos), el problema es que una gran mayoría de los que faltan son de uso bastante común como Gelocatil, Efferalgan, Ibuprofeno, amoxicilina orfidal, ácido valproico, azitromicina, deflazacort, levofloxacina,… Y muchas veces no hay ni si quiera sustituciones al tratamiento que prescribe el médico, lo que trae de cabeza a los farmacéuticos, que ya casi dedican más tiempo a intentar encontrar el medicamento por cualquier punto de la geografía española. El fármaco recetado solo se puede sustituir por otro únicamente si se trata del mismo grupo terapéutico y si cuenta con la misma composición cualitativa y cuantitativa. Si no, el usuario se tiene que marchar sin el tratamiento.

«Al afectar a muchos de los medicamentos más usados afecta mucho más a la población. Si encontramos uno equivalente podemos sustituirlo pero, si no hay, tenemos que derivar al paciente de nuevo al médico a que le haga una nueva receta o hacerle que se recorra varias farmacias a ver si lo encuentra. Cuando se trata de gente mayor nos da en el alma», argumenta Juan Casasola, farmacéutico en Cáceres. En su botica le faltan actualmente casi un centenar.

 Precisamente para facilitar la búsqueda de los fármacos desabastecidos el colegio de farmacéuticos de Badajoz puso en marcha la aplicación ‘Farmahelp’, que permite localizarlo esté donde esté, ya sea en un laboratorio o en otra farmacia. Aún así, la tarea no es fácil, ya que la falta de medicamentos la sufren las boticas de todo el país.

Pero, ¿qué lleva a este desabastecimiento tan acusado? Una de las causas es el aumento de determinadas enfermedades. En estos momentos, la alta incidencia de las infecciones respiratorias agudas lleva a que en la mayor parte de las consultas se prescriban los mismos fármacos, lo que provoca que falten de manera puntual. Al principio de la campaña, por ejemplo, no había manera de encontrar en ningún lugar de la región azitromicina, que se usa para tratar las bronquitis o las bronquiolitis en niños. Tampoco la amoxicilina (esta tampoco la hay ahora). Después fue Tobrex, un colirio para curar la conjuntivitis, puesto que a principios de enero hubo un brote de resfriado común en niños que cursaba con esta afección en los ojos.

«Si no hay un fármaco equivalente tenemos que derivar de nuevo al paciente al médico para que le haga otra receta»

Juan Casasola - FARMACÉUTICO EN CÁCERES

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... Y También la guerra de Ucrania

Tarde o temprano estos medicamentos que faltan por épocas vuelven a estar disponibles, aunque la mayoría de las veces a cuentagotas, por lo que es imposible cubrir la demanda. Pero es que hay otros que han desaparecido. Y aquí es donde entra en juego la guerra de Ucrania, que ha encarecido los materiales con los que se elaboran los blíster que recubren las pastillas y los cartones en los que se presentan. Así como el precio de los principios activos que se utilizan para el desarrollo de los fármacos, que proceden principalmente de China e India. Con todo, a las farmacéuticas cada vez les sale menos rentable su elaboración, sobre todo para un país como España, donde el precio del medicamento es el más bajo de Europa.

«El Estado tiene que garantizar el medicamento al menor precio pero a las farmacéuticas no les llega para cubrir costes»

Cecilio Venegas - PRESIDENTE COLEGIO FARMACÉUTICOS BADAJOZ

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«El Estado español es muy garantista y tiene la obligación de darnos prácticamente gratis el medicamento. De hecho es prácticamente lo único que nos da y lo único que baja de precio, porque no garantiza ni la luz ni el agua pero está obligado a tener una provisión de medicamentos al menor precio, esto choca con la industria farmacéutica, que no puede cubrir costes», advierte Cecilio Venegas. Por eso, incide, aunque salen medicamentos nuevos «hay muchos otros, que con un precio tan barato, no les interesa poner en el mercado»,

Y esto afecta precisamente más a los fármacos de mayor uso, porque la mayoría se venden en España por debajo de los 3 euros. Al final los que terminan por distribuirse son los genéricos, pero tampoco cubren la demanda porque los laboratorios no tienen capacidad de desarrollar los suficientes. «Antes de bajar el precio las autoridades deberían ver que el laboratorio que se va a encargar de servir tiene la capacidad de hacerlo y, si no, que se le sancione», advierte Casasola.

La solución a todo esto, puntualiza Cecilio Venegas, pasa por «subir los precios», pero el Estado «se resiste». El problema es que, de seguir así, advierte Casasola «corremos el riesgo de quedarnos sin fármacos». 

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