Elysium City: ser o no ser para Castilblanco
Los promotores gestionan con la Junta la adquisición de 220 hectáreas de terrenos aún en manos de vecinos
El ayuntamiento inicia los trámites para cambiar el plan general que incluirá el suelo del megaproyecto
Sobre la mesa de reuniones del despacho de Alcaldía de Castilblanco reposa un grueso tomo en el que se explica con todo lujo de detalles e imágenes el megaproyecto de ocio que Castilblanco Elysium Corporation pretende levantar a los pies de este pueblo de La Siberia extremeña de 800 habitantes. La alcaldesa, Mari Ángeles Merino, no está y no pasará por allí hasta el final de la mañana (a partir de las 12.30) cuando termine su jornada laboral en el centro médico de la localidad.
A primera hora de una típica mañana de sol invernal, apenas se ven vecinos por las calles del centro de Castilblanco, que va ganando algo de tránsito según avanza la mañana con los quehaceres diarios. La mayoría son personas mayores. «En 2021 murieron unos 40 vecinos y nació un niño, y el año pasado murieron otras 40 personas y no hubo ningún nacimiento», cuenta en una charla Felipe Delgado, el único policía local que queda en el pueblo tras jubilarse su compañero. Habla del ocaso demográfico que desde hace años atraviesa el municipio, que a finales de los años 80 tenía más de 2.000 habitantes y 11 concejales en la corporación municipal. Ahora rondan los 800 vecinos y hay siete ediles. Tienen a Herrera del Duque (a unos 20 kilómetros) como pueblo de cabecera con los servicios básicos, aunque en la misma plaza del ayuntamiento mantienen aún dos recursos esenciales: un cajero automático y la farmacia. Sin embrago cada año que pasa restan población y por eso muchos en el pueblo quieren ver en Elysium City el revulsivo que puede dar la vuelta a la situación, con una inversión prevista de 18.000 millones, 19.000 plazas hoteleras y 56.000 empleos en la fase de ejecución; pero hay también una parte importante que aún desconfía de esta iniciativa.

Mari Ángeles Merino, alcaldesa de Castilblanco.
«No reprocho que haya escepticismo, pero lo que no me gusta es que nos echen por tierra el proyecto sin conocerlo», dice Mari Ángeles Merino. La alcaldesa acaba de llegar al ayuntamiento y aún viste la camisa de su pijama verde de sanitaria. Así empieza a firmar documentos que le esperan y a atender las tareas que le reclaman en su faceta institucional; Elysium City hace ya tiempo que ocupa parte de las gestiones y desvelos. «Hemos tenido que remar contra corriente en muchos momentos, pero ahora vemos un rayo de luz», asegura. Lo ve desde que el pasado mes de enero el DOE publicó el decreto por el que se aprobaba el plan de ordenación (el Poitegio), incluyendo el proyecto de urbanización, por el que se califica como Gran Instalación de Ocio a la iniciativa formulada por Castilblanco Elysium Corporation; y además las resoluciones por las que se formulan las declaraciones ambientales estratégicas positivas para el plan de ordenación y el proyecto de urbanización. Ese documento activa la cuenta atrás de seis meses para que los promotores comiencen a urbanizar. El proyecto parece estar ya en marcha. «Yo sé que la gente necesita ver las máquinas trabajando para creerlo; yo misma lo necesito, pero vamos avanzando, con pasos muy pequeños, pero mejor así», explica. No lo dice en la entrevista, pero el ejemplo y las consecuencias de Marina Isla Valdecañas se cuelan en ese ansia de cautela: «Queremos que haya seguridad jurídica y que no haya pasos atrás», recalca la regidora. Hay una diferencia importante, en todo caso, porque el proyecto de Elysium «no toca ninguna ZEPA» en las casi 1.200 hectáreas que ocupa, indican fuentes municipales; «y va a mejorar el entorno», apostillan.
Un proyecto mastodóntico
En el ayuntamiento de Castilblanco hay tres trabajadores municipales y el ambiente es tranquilo, pero allí asumen que cuando eche a rodar el proyecto del que habla desde hace seis años todo el pueblo será inasumible gestionarlo con los medios actuales. «Tendremos que buscar colaboración con contratos puntuales porque son proyectos mastodónticos que no podemos asumir técnicamente», dice la alcaldesa.
Con los medios actuales sí han puesto ya en marcha la modificación del Plan General Municipal (PGM) de Castilblanco, para incorporar los terrenos de Elysium. Ese suelo es ahora principalmente rústico y para poder llevar adelante el proyecto tiene que estar calificado como urbanizable. «El proyecto de Elysium va a ser más grande que el pueblo en sí», dice Merino sobre las 1.185 hectáreas que ocupará la instalación de ocio al completo.

Terrenos donde se asentará Elysium City.
El pleno municipal aprobó el pasado 2 de febrero iniciar la modificación del expediente del plan general y se está negociando con un equipo de arquitectos para hacerlo. El trámite puede durar más de un año, pero la LEGIO (Ley Extremeña de Grandes Instalaciones de Ocio) que ampara al proyecto de Elysium permite que las obras comiencen antes si se está tramitando ya la modificación, lo que no impediría el inicio de los trabajos en la fecha límite que tiene la empresa: el día 9 de julio.
Aun así los promotores tienen que resolver aún la adquisición de 220 hectáreas de terrenos incluidas en el proyecto y en manos aún privadas. La Junta de Extremadura inició en febrero de 2022 el expediente de expropiación con un centenar de referencias catastrales, y poco después los promotores se vieron con propietarios de esos terrenos para negociar la adquisición, pero no fue posible cerrar un acuerdo. «Son terrenos muy complicados porque proceden de la desamortización. Tiene que poner orden ahí una administración y tendrá que hacerlo la Junta de Extremadura», asumen fuentes municipales que ven en la expropiación la única vía.

Baltasar Gutiérrez señala los terrenos que vendió en 2019 a los promotores de Elysium City.
Baltasar Gutiérrez aún confía en alcanzar un acuerdo sobre las 10 hectáreas que tiene dentro de esas 220 que aún busca la empresa, aunque comparte que las características de esas parcelas y la magnitud del proyecto que se plantea instalar allí lo complican. «Hay gente que está pidiendo más dinero; que sabe que el proyecto tiene muchos millones detrás y no se conforma con que les vayan a dar 700 euros por media hectárea, y es comprensible», cuenta este vecino de Castilblanco. Él ya negoció con los promotores de Elysium City en el año 2019 la venta de otras 30 hectáreas, cuando estos trataban de acumular los dos tercios de los terrenos que les exigía la LEGIO para tramitar el proyecto de ocio. Gutiérrez no le daba ningún uso a esa finca de tierras adehesadas que había heredado hacía 40 años en la zona situada entre el río Guadiana y el arroyo Caganchín, justo en la zona en la que se proyectan los puertos náuticos del complejo. No quiere dar la cifra redonda, pero entonces alcanzó un acuerdo por el que cobró entre 5.000 y 6.000 euros por hectárea, el doble de lo que valían entones esas tierras (entre 2.500 y 3.500 euros). «La empresa pagó bien, aunque sabiendo para lo que era, nos hubiera gustado que fuera más dinero», reconoce este promotor, que gestiona también un almacén de materiales de construcción.
Los terrenos que vendió se encuentran junto a la zona que se urbanizó y quedó abandonada en otro proyecto de ocio previo a la llegada de Elysium. Era un complejo de campo de golf y alojamientos que promovía la empresa Gea 21 y la promotora Vera; pero quebraron en la crisis de 2008 y los propietarios de Castilblanco Elysium Corporation se hicieron después con esas parcelas.
Nuevas expropiaciones
«Sigue habiendo mucho escepticismo sobre el proyecto; pero es curioso que sucede más entre la gente del pueblo que de fuera», reconoce el empresario castilblanqueño. Está buscando el máximo consenso entre los propietarios de derechos de las 220 hectáreas por expropiar, aunque reconoce que no va a ser fácil. «La empresa nos convocó hace siete meses y nos ofreció el valor catastral de los terrenos (entre 2.500 y 3.500 euros por hectárea en función del tipo de terreno) más otro 20%», cuenta. No es una compra al uso por la complicada situación jurídica de esas parcelas.

Maqueta del macroparque de ocio de Elysium City.
La cuestión clave es que son terrenos de la desamortización y eso supone que sobre ellos hay unos propietarios y además personas que tienen derechos de laboreo y pastos. «Es muy complicado desde el punto de vista jurídico porque los derechos suponen distintas figuras para un mismo terreno», asumen fuentes de Elysium. Por eso lo normal es que sea la propia Junta de Extremadura la que acabe unificando la situación a través de la expropiación.
«Yo tengo 10 hectáreas ahí y me gustaría buscar un acuerdo y vender antes de llegar a la expropiación. He hablado con otros propietarios de derechos para que vayamos juntos en busca de un gran acuerdo», insiste Gutiérrez. Pero duda de otros titulares que acumularon parcelas en la zona tras conocer el interés de Elysium y ahora persiguen un beneficio mayor. De lo que no duda es de la capacidad del proyecto como revulsivo: «Hay gente comprando terrenos en el pueblo para hacer negocio, como viviendas, a la espera de que se instale el Elysium», asevera. Él mismo está actuando como intermediario.
Mientras la tramitación del futuro complejo de ocio sigue dando pasos, en las calles del pueblo se cruzan el escepticismo y la ilusión. «Ojalá se hiciera, porque daría vida no solo a este pueblo, sino a toda la zona. Pero la verdad es que creo que no se va a hacer», dice apresurada Celina, una vecina que vive a caballo entre Castilblanco y Badajoz. Lo ve con más optimismo Juan José Yuste, otro vecino que retornó tras jubilarse, tras pasar más de media vida en Cataluña. «No nos creemos lo que tenemos en Extremadura y este proyecto genera en el pueblo debate e incluso discusiones; pero yo confío en que se haga y no tengo dudas de que va a ser bueno para el pueblo y las futuras generaciones de Extremadura», asegura. «Esto nos traerá infraestructuras, estoy seguro», dice interrumpiendo su paseo.
«¿Y por qué no en Castilblanco?», pregunta la alcaldesa sobre las dudas. «Dicen que estamos lejos de todo, pero en realidad, si coges un compás, estamos también cerca de todo. A 200 kilómetros de Madrid, del aeropuerto de Ciudad Real...» «¿Por qué no va a haber un Elysium City en Castilblanco?», insiste.
Los promotores pedirán en marzo la licencia de obras
Los promotores de Elysium City trabajan ya en los nuevos pasos que debe dar Castilblanco Elysium Corporation para iniciar el proyecto en los seis meses que tiene de plazo desde la publicación del decreto que aprobara su plan de ordenación. Esa cuenta atrás termina 9 julio y supone que en esa fecha deben estar ya en marcha las obras de urbanización, que es lo que ha recibido el visto bueno. La previsión es solicitar la licencia para esos trabajos «el próximo mes marzo», indican fuentes de la empresa. Las mismas confirman que están pendientes de que se pueda completar la expropiación de los terrenos que aún faltan por adquirir y confían en que el trámite culmine «lo antes posible».
Desde Castilblanco Elysium Corporation restan importancia a la situación de las infraestructuras de comunicación aún en la zona: «No nos preocupan y nunca nos han preocupado. Tenemos garantizado el desarrollo de infraestructuras para llegar a Elysium», indican. Insisten además en la ubicación «idónea» del proyecto en La Siberia, «a dos horas del aeropuerto de Barajas y a poco más de una hora del de Ciudad Real, con aterrizajes internacionales».
Elysium City levantará en torno al embalse de García Sola nueve distritos con 13 hoteles, apartahoteles, dos áreas residenciales, parques temáticos, zona de gaming, áreas de compras y negocios, y una zona portuaria con 17 kilómetros de costa interior navegable. «Es un enclave único», insisten los promotores.