PUNTO DE NO RETORNO

El 2024, fecha límite para decidir sobre la continuidad de Almaraz

Las centrales necesitan programar con tres años de antelación sus necesidades de combustible y el cierre de su Unidad I está previsto para 2027. Iberdrola incide en que la «iniciativa» de modificar el calendario previsto debe ser del Gobierno, pero que de producirse la «analizaría»

Un trabajador desplaza un elemento combustible nuevo en una de las piscinas de la Central de Almaraz.

Un trabajador desplaza un elemento combustible nuevo en una de las piscinas de la Central de Almaraz. / TONI GUDIEL GIRONDA

La decisión sobre una eventual continuidad de la Unidad I de la Central Nuclear de Almaraz deberá tomarse como muy tarde en el transcurso del año próximo. Más allá de esa fecha, no habrá vuelta atrás y llegado noviembre de 2027 tendrá que desconectarse de la red. «2023 es un año clave. Si en 2024 no se ha tomado una decisión en firme sobre la contribución de la nuclear en el periodo 2030-2050, no habrá vuelta atrás y se confirmará técnicamente el cierre de Almaraz 1», incidió ayer Héctor Dominguis, presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE).

Detrás de este punto de no retorno está el que estas instalaciones necesitan programar a tres años vista sus necesidades de combustible. Fundamentalmente por razones de planificación y logísticas, ya que la fabricación y el suministro de los elementos que contienen las pastillas de uranio enriquecido hay que encargarlos a la empresa pública Enusa. Cada uno de los dos reactores de Almaraz debe parar para la recarga de combustible en intervalos de 18 meses. Estas paradas, que duran alrededor de treinta días y se aprovechan también para realizar diferentes labores de mantenimiento, tienen un coste global de entre 20 y 25 millones de euros.

«Es necesario» que las nucleares tengan «una rentabilidad adecuada» para prolongar su vida, esgrime Iberdrola

Sobre una posible prórroga para la operación de la instalación cacereña, fuentes de Iberdrola, la compañía que con un 52,7% del total concentra una mayor parte de su propiedad, indicaron ayer que a día de hoy su «posición» es «cumplir lo pactado con el Gobierno y Enresa en el acuerdo de 2019 sobre el cierre ordenado del parque nuclear. Se trata de un tema de política energética». No obstante, puntualizaron, si el Ejecutivo «plantease la continuidad de Almaraz más allá de la fecha prevista de cierre en dicho acuerdo» (la de la segunda unidad se produciría en octubre de 2028), «analizaríamos las condiciones de la propuesta».

«2023 es un año clave. Si en 2024 no se ha tomado una decisión en firme sobre la contribución de la nuclear en el periodo 2030-2050, no habrá vuelta atrás y se confirmará técnicamente el cierre de Almaraz 1»

Héctor Dominguis

— Presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE)

Desde esta compañía se aseguró que «las centrales nucleares de Iberdrola se encuentran en perfecto estado de operación, y contribuyen a la seguridad de suministro de electricidad de España», pero también se añadió que «es necesario» que tengan «una rentabilidad adecuada para poder garantizar un alargamiento de su vida».

«La iniciativa de alterar el protocolo [la hoja de ruta para los cierres] debe ser del Gobierno. Las empresas durante este tiempo estamos dando los pasos necesarios para su cumplimiento», insistieron las mencionadas fuentes. 

Dudas con el PNIEC

Hace menos de una semana, José Bogas, consejero delegado de Endesa, que también forma parte de la propiedad de Almaraz con un 36% de la sociedad, se mostró partidario de «prorrogar» la operación de las plantas nucleares en España, ante sus dudas de que se cumplan a tiempo algunos de los objetivos del incluidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), entre los que citó los referentes a la termosolar, el bombeo, el almacenamiento o el hidrogeno verde. 

En esta misma línea se pronunció ayer la SNE, una asociación constituida por profesionales e instituciones del sector nuclear, que solicitó al Gobierno que aproveche la actualización del PNIEC, prevista durante 2023, para modificar el calendario de cierre de las nucleares españolas y alargar su funcionamiento, así como para acometer una «revisión profunda de la estrategia energética» del país. «Lo prudente y razonable es, al menos, retrasar 20 años el cierre de la generación nuclear, conclusión a la que están llegando todos los países de la UE, excepto España», defendió su presidente. «Con todo lo que se está viendo en el mundo, en España nos estamos quedando solos en el contexto europeo», apostilló.

El 2024, fecha límite para decidir sobre la continuidad de Almaraz

El 2024, fecha límite para decidir sobre la continuidad de Almaraz / TONI GUDIEL GIRONDA

Las plantas atómicas están preparadas para alargar su vida útil 20 o 40 años y sin su contribución será «técnicamente imposible» alcanzar los objetivos de descarbonización, dijo Héctor Dominguis durante la presentación de un manifiesto para reclamar el mantenimiento del parque nuclear español, informa Efe. El PNIEC prevé en el horizonte de 2030 «un crecimiento en la potencia instalada renovable y un desarrollo de las tecnologías de almacenamiento que, hoy por hoy, están lejos de cumplirse», se esgrime en este manifiesto. Y esto en un momento en el que «Europa atraviesa una crisis energética sin precedentes», con unos «costes de la energía descontrolados por la crisis del gas natural, el petróleo y las materias primas en general y por la guerra de Ucrania», y «con una gran dependencia geopolítica de terceros».

El calendario para suprimir la generación nuclear en España contempla la reducción de aproximadamente 4 gigavatios de potencia instalada entre 2027 y 2030 (los que suman Almaraz 1 y 2, Ascó 1 y Cofrentes), «lo que supondría perder un 12% de la electricidad generada en nuestro país y una fuente de energía que está conteniendo los precios del mercado mayorista», se aduce. Como ejemplo de la relevancia que tiene esta tecnología en el mix eléctrico se apunta que solo Almaraz aporta más electricidad que la que necesitan las ciudades de Sevilla y Valencia juntas al cabo del año. 

El debate sobre la fecha de clausura de estas plantas gira en torno solo a «criterios políticos y fiscales, no técnicos», se sostiene desde la SNE, una vez que su operación «más allá de los 40 años» no representa «un reto tecnológico ni económico», y países como EEUU, Francia, Japón o Bélgica están ampliando la vida de sus reactores hasta las seis décadas «e incluso 80 años en algunos casos».

 «Si no se revisa la fiscalidad a la generación nuclear y no se informa al público con independencia y veracidad sobre la contribución que realiza la energía nuclear, se estará perdiendo un recurso valioso para alcanzar los objetivos energéticos, medioambientales y de calidad de vida», se recalca desde esta asociación.

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