el tramo extremeño de un camino que lleva hasta santiago de compostela

La Vía de la Plata retoma el paso

Tras dos años lastrado por la pandemia, en 2022 el principal recorrido jacobeo que transcurre por la región volvió a moverse en cifras de peregrinos similares a las de antes de la covid. Este mes arranca la ‘temporada alta’ para este itinerario y las perspectivas son buenas

La Vía de la Plata retoma el paso

La Vía de la Plata retoma el paso

Tras los dos años de freno que supuso la pandemia, en 2022 la Vía de la Plata fue recuperando paulatinamente el paso. El principal recorrido jacobeo que transcurre por la región, con unos trescientos kilómetros entre Monesterio y Baños de Montemayor, volvió a moverse en cifras de peregrinos similares a las de antes de la covid. A ello ayudaron dos circunstancias: por una parte, la relajación de las restricciones a las que había obligado la crisis sanitaria; y por otra que, precisamente por esta, de forma excepcional el Año Santo Compostelano se celebró consecutivamente a lo largo de 2021 y 2022. «Fue un año bastante bueno», sintetiza Filiberto Hernández Pablos, presidente de la Asociación Caminos Vía de la Plata, un colectivo que reúne a un centenar de establecimientos de hostelería y restauración de las cuatro comunidades presentes en este recorrido. Él atribuye los positivos datos de afluencia del pasado año sobre todo a las «muchas ganas de salir y de disfrutar del camino y de todo lo que conlleva» que había después de las limitaciones al movimiento que hubo durante la covid.

Peregrinos en la puerta del albergue turístico Las Veletas, en Cáceres, esta semana.

Peregrinos en la puerta del albergue turístico Las Veletas, en Cáceres, esta semana. / Carla Graw

Oficialmente, las estadísticas de la Oficina de Acogida al Peregrino de Santiago de Compostela recogen algo más de 10.600 peregrinos llegados por esta vía a la capital gallega durante 2022, superando ya el tránsito de 2019, pero Hernández Pablos matiza que ese dato «no tiene nada que ver» con la realidad que se vive en la mayoría de los establecimientos que jalonan este itinerario, ya que en muchos de estos casos se trata de personas que únicamente han realizado los últimos cien kilómetros hasta la capital gallega. Estima en alrededor de 4.500 el número de quienes realizaron este recorrido.

¿Y 2023?, «las sensaciones son muy buenas», apunta. La decena de peregrinos que de media diaria han estado llegando desde inicios de este mes a su albergue, situado en la localidad zamorana de El Cubo de Tierra del Vino, es una cifra «inaudita» a estas alturas del año, ya que «lo normal» es que en este establecimiento «el movimiento empiece después de Semana Santa».

Balance «muy positivo»

Tras cinco años gestionando el albergue que había en Fuente de Cantos, a Sandra Bermejo y Juan Manuel Coronado les surgió la oportunidad de ocuparse de otro situado a no muchos kilómetros de allí, en un antiguo convento franciscano de Zafra. Oportunidad que no dejaron pasar porque el edificio, ya rehabilitado, «sabíamos que era una maravilla», cuenta él. Comenzaron en 2019, justo antes de la irrupción del coronavirus, así que el año pasado ha sido el primero que ha discurrido en unas condiciones parecidas a la normalidad. «El balance fue muy positivo. La afluencia ha sido muy buena. No dejaron de pasar peregrinos», cuenta. La temporada fuerte fue de marzo hasta parte de junio, pero el goteo continuó posteriormente, primero con los ‘bicigrinos’ y luego encadenándose «grupos de ocho o diez personas». En total, por este albergue pasaron entre 1.200 y 1.300 peregrinos en 2022. Con 24 plazas, «ha habido muchos días de completo». Nacionales aparte, sobre todo franceses, italianos y alemanes, pero pocos ingleses que, «no sé por qué, pero están prácticamente desaparecidos». 

«La Vía de la Plata necesita que se le acondicionen urgentemente una serie de elementos indispensables»

Filiberto Hernández Pablos

— Presidente de la Asociación Caminos Vía de la Plata

Cerca de dar comienzo ya el periodo de mayor afluencia del año, las expectativas son igualmente «muy buenas» para 2023. Además, precisa, en Zafra se incorpora a la Vía de la Plata el camino que proviene de Huelva, y «cada vez se está animando a salir más gente desde El Rocío», asegura, ya sea a caballo, a pie o en bicicleta.

«Creemos que este va a ser un buen año. Esperamos que haya movimiento. De Sevilla, al menos, están saliendo», coincide también Agustina Lencero, hospitalera del albergue El Carrascalejo, situado en esta población pacense y que ya cuenta con varias reservas para el próximo mes. No obstante, en su caso 2022 fue todavía «algo flojo». 

En Cáceres capital, una de las cuatro ciudades Patrimonio de la Humanidad que atraviesa este itinerario, está el albergue Las Veletas. «Este año nos están llegando muchísimos peregrinos. Han empezado a venir muy pronto», afirma Laura Colina, una de sus gerentes junto a Yaiza Ruiz. Este establecimiento ofrece habitaciones entre dobles y quíntuples. A diferencia de lo que ocurría todavía el año pasado, este ya «se ha perdido el miedo a compartir» estancia que existía por el coronavirus. «Hay muy buenas sensaciones», apostilla.

Una decena de kilómetros más al norte, en Casar de Cáceres, el responsable del albergue rural Vía de la Plata, José Ignacio Galindo, ‘Iñaki’, confirma igualmente que «no dejan de entrar reservas para marzo, abril, mayo y junio. Cuando el tiempo acompaña, el peregrino se adelanta». No obstante, puntualiza, el año pasado las perspectivas eran también muy favorables «pero al final el calor fue horrible. Si normalmente se tienen tres meses muy buenos de peregrinos, solo hubo uno». «Esperemos que no venga otro calor tan extremo», confía. 

Alcántara, cerrado

Más allá de Casar de Cáceres, el siguiente albergue en el camino es el situado junto al embalse de Alcántara, uno de los de propiedad de la Junta de Extremadura pero que actualmente está cerrado. Una situación especialmente negativa dada su ubicación en un «un lugar estratégico», esgrime César González, propietario de La Posada de Grimaldo. En algunos casos, los caminantes directamente «cogen un taxi y se van hasta Cañaveral», donde retoman la ruta; y en otros finalizan en esta población la etapa iniciada desde Cáceres o Casar, que andando es «una paliza» dada la orografía. Y con cualquiera de esas opciones, se reducen las posibilidades de que acaben parando en Grimaldo, que también tiene un albergue municipal, y que está solo unos pocos kilómetros más adelante. 

Varios peregrinos en el albergue Convento de San Francisco, en Zafra.

Varios peregrinos en el albergue Convento de San Francisco, en Zafra.

De los más de ocho años que el Hostel Cañaveral lleva abierto, 2022 ha sido el «que más gente hemos tenido», asevera Martín Miguel, su propietario. «Se ha juntado que la gente venía de estar encerrada por la pandemia y que ha sido Año Jacobeo. Eso ha animado mucho el camino», sostiene. Aunque reconoce que «siempre» que hay un Año Santo el siguiente es «más flojo», añade que el ritmo de reservas para abril y mayo, sin llegar, «al nivel del año anterior», «está siendo bueno».

En Oliva de Plasencia está el albergue San Blas. Es uno de los que funcionan por concesión de la Junta de Extremadura y está «recién restaurado. Más que un albergue parece una casa rural», destaca su responsable, Paloma García-Ochoa. Para llegar hasta él, hay que desviarse unos pocos kilómetros de la vía principal pero, incide García- Ochoa, merece la pena hacerlo, porque da la oportunidad de transitar un «camino a través de una dehesa que es una auténtica preciosidad y que llega hasta justo el arco de Cáparra. Es un espectáculo en cualquier época del año, pero sobre todo ahora». Empezó a gestionar el establecimiento justo el año que estalló la pandemia, así que fue el pasado cuando realmente empezó «a funcionar y la cosa fue bastante bien. Y este dicen que va a ser muy bueno».

«La Plata está abandonada por las Administraciones»

«Este es un camino muy largo y además el peregrino viene acostumbrado al francés o al del norte, en los que a cada cinco kilómetros tienes un pueblo. Aquí nos encontramos con hasta 30 o 40 kilómetros entre uno y otro», resalta César González, propietario de La Posada de Grimaldo y delegado en la provincia de Cáceres de la Asociación Caminos Vía de la Plata. Por eso, entre las demandas que desde este colectivo se plantean para el tramo extremeño están las de que se habiliten más puntos de sombra y descanso y, en la media de lo posible, también mayor número de fuentes. «Hacerte 20 o 25 kilómetros sin sombras ya en mayo aquí es duro», razona, más teniendo en cuenta que uno de los perfiles más habituales de peregrinos es «el gente mayor, que son los que disponen de mes y medio» para completar esta ruta. Igualmente, agrega, «habría que sacar el camino de las carreteras» en los tramos en los que aún son coincidentes, y habilitar pasos en algunos caudales de agua en los que «cuando se producen crecidas» se imposibilita el paso.

En 2022 la situación «empezó» a remontar «pero seguimos siempre igual, a la Plata se la ha dejado abandonada por completo por las Administraciones», critica González. A inicios de este siglo «era el segundo camino más transitado y se llegó ahí sin hacer gran cosa», recuerda. Pero a partir de ese momento se ha caído hasta el «séptimo lugar». «Sería tremendamente fácil triplicar o cuadruplicar la cifra de peregrinos actual y el camino no se masificaría. Nos movemos en cifras irrisorias. En pocos años el portugués, por ejemplo, ha dado un salto brutal y nos ha pasado», sostiene.

Después de que en 2022 tuvieran lugar en Zafra, a inicios de marzo pasado este colectivo celebro sus jornadas anuales en la localidad pontevedresa de Lalín. En ellas se destacó especialmente el patrimonio gastronómico de este itinerario jacobeo. También se continuó reivindicando que se reactive la mesa de las cuatro comunidades autónomas por las que transcurre la Vía de la Plata, «y que se convierta en un órgano fijo e independiente de los vaivenes de quienes gobiernen en su momento», afirma el presidente de esta asociación, Filiberto Hernández Pablos. Este camino necesita «urgentemente que se le acondicione con una serie de elementos indispensables para que el caminante o visitante tenga un mínimo de necesidades cubiertas. Pero esto solo es posible si la mesa de las cuatro comunidades funciona», aduce.

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