El Periódico Extremadura

Sequía y calor ponen en alerta al campo

El cereal de secano se da por perdido casi al 90% y en la cabaña ganadera suplementan ya con pienso y paja como en el verano

Las comunidades de regantes tendrán restricciones en el Guadiana y están activando recursos de emergencia  

Rocío Cantero

«Mira, ¿ves el terreno? No tiene ni gota de agua en pleno abril. ¿Cómo va a tener hierba?». Lo dice Crisanto Javier Álvarez, ganadero de vacuno y porcino en una de las parcelas al sur de Extremadura, en Salvaleón, en las que a estas alturas del año deberían estar pastando sus vacas. Las vacas están, pero se alimentan básicamente de la paja y el pienso que él les proporciona. Agita la tierra con el pie y se levanta una polvareda, la misma que le nubla el ánimo con el que arrancó con su proyecto tras terminar la carrera de Económicas, en 2006. Lo hizo porque el campo es lo que más le gusta, «o más bien me gustaba», matiza inmediatamente. En su hartazgo está la burocracia que cada vez les obliga a procesar más trámites, los bajos precios, las subidas de costes y la climatología como la gota que colma el vaso de este ganadero y de muchos de los que viven del campo. 

Crisanto Javier Álvarez, ayer, alimentando a sus vacas en la finca de Salvaleón. / CARLA GRAW

Crisanto Javier Álvarez, ayer, alimentando a sus vacas en la finca de Salvaleón. / CARLA GRAW

Atrás queda una Semana Santa espléndida de sol, de mucho sol y ambiente más veraniego que primaveral. Pero la alegría del sector turístico en esos días es también la angustia del campo. Afrontan una realidad complicada ya en las explotaciones ganaderas, una cosecha desastrosa en los cereales de invierno y una campaña incierta en sectores como el arroz, el tomate o la uva: unos porque necesitan algo de agua en el terreno para poder sembrar; y otros porque, después de la sequía del año pasado, el estrés acumulado en las plantas las tiene ya al límite. «Lo hemos visto en la poda, en la que había muchos sarmientos que estaban secos», dice Alfonso Martínez, viticultor de Almendralejo. Y lo peor es que la Agencia Estatal de Meterología (Aemet) avisa de que lo que queda por delante en abril es más calor y, si acaso, algo de lluvias más bien entrado ya mayo.

«La cabaña ganadera ya tiene problemas de alimentación y pronto los va a empezar a tener en el abastecimiento de agua. Y en los cereales, la situación es crítica. Hay parcelas en las que no se va a cosechar nada», afirma Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja. 

Debacle en el cereal

En la zona de la Campiña Sur la ausencia de precipitaciones se ha llevado por delante la campaña de cereal, y lo peor es que la situación no es extraordinaria, aunque sí extrema en el último año. Los datos de la Aemet corroboran que ya se cerró 2022 con un déficit del 35% en precipitaciones y que en lo que va de 2023 alcanza el 77%. «La zona de Azuaga terminó 2022 clasificada como seca y en lo que va de año sigue acumulando déficit y ya está en valores de extremadamente secos», dice Manuel Lara, portavoz de la Aemet. Lo normal allí es que a 1 de abril hubieran caído 113 litros y se han quedado en 37; o que Llerena registrara 122 y está en 43. 

Lo que más preocupa, en todo caso, es que «no se ve nada de lluvia en los próximos 10 días», apunta Lara. Sí señala algunos indicadores que marcan un posible cambio de tendencia a finales de mes, «aunque eso no quiere decir que llueva en la zona que más falta hace que es el sur de la provincia de Badajoz», matiza también. La previsión de lluvias es algo más halagüeña en mayo e incluso junio; aunque la fiabilidad se reduce también más a largo plazo. Menos cambios se ven en las temperaturas, que se mantendrán en valores por encima de la media en los próximos meses de forma generalizada aunque no necesariamente con los datos de abril, que han llegado a rebasar ya en diez grados los valores medios. 

«La Campiña Sur es la zona más temprana del cereal de secano y allí no van a sacar nada. Y ahí está buena parte del granero de Extremadura», resume Antonio Soto, responsable de cultivos Herbáceos de Cooperativas Agroalimentarias. Una temporada normal cierra en Extremadura con un millón de toneladas en las 200.000 hectáreas de cereal de secano que hay en la región; pero para este año apenas se esperan 100.000 toneladas, un 10%; y en gran medida gracias a que la avena es más resistente que el trigo o la cebada a las malas condiciones de los últimos meses, con escasas lluvias y muchas heladas. 

«Quien ha podido le ha aportado algo de agua de los pozos y con el riego de emergencia de Orellana ahora algunos podrán darle también algo de agua, pero a estas alturas ya no sirve de mucho», dice Soto. Aun así, cree que de la mínima parte que hay con algo de regadío se podrá salvar el 50% de la producción; pero frente a eso habrá terrenos «en los que los que no lleguen ni entrar las máquinas para segar». Una parte podrá destinarse a heno para la ganadería o bien dejarlo para que la parcela se use a diente, metiendo ganado para que se coma el cereal. 

Sin hierba en abril

«Se puede hacer pero es complicado porque tú no puedes mover el ganado a tu antojo», dice Crisanto Javier Álvarez sobre si es la solución. Y no vendría mal, porque los últimos pedidos de heno para sus vacas los ha hecho a Castilla y León: «Aquí ya no queda nada y allí muy poco», dice. El 15 de marzo pidió 10.000 kilos de heno de los que apenas le queda ya una paca en la parcela de las estribaciones de Sierra Morena, cerca de Salvaleón, en la que están parte de sus 60 vacas; y lo mismo en las otras dos parcelas en las que están el resto. Normalmente las tiene juntas y va rotando por los terrenos para dejar que crezca la hierba cuando no están los animales. «Pero este año no merece la pena porque no hay nada de hierba». 

El ganado tiene que ser alimentado con pienso y paja.

El ganado tiene que ser alimentado con pienso y paja.

El alimento les seguirá llegando de un nuevo pedido de paja para los próximos días; ahora de 7.000 kilos. «Y no me quejo, al menos yo tengo agua, de una fuente y de dos pozos de sondeo», dice en el primer haz de optimismo de la conversación. Aunque dura poco: «La fuente debería tener ahora mismo un caudal intenso y apenas se ve un hilo de agua. En 10 o 20 días no tendrá nada y habrá que empezar a tirar de los pozos, cuando eso no debería suceder hasta el verano», cuenta señalando el mínimo chorro que cae al abrevadero junto a la valla de la parcela. Al otro lado se ve el cauce del Arroyo de la Herrería, que bordea su parcela. No tiene ni gota de agua y parece que lleva tiempo sin tenerla. «Debería estar lleno en esta época y lleva seco un mes», dice el ganadero.

-¿Ha calculado cuánto lleva gastado en alimento para las vacas?

-Alrededor de 1,2 euros por animal y día sólo con la paja.

-¿Y cuánto sería desde que empezó a suplementar alimento?

-Sé que me he pasado ya mucho del presupuesto, pero no sé cuánto. Prefiero no saberlo.

Lo dice dando media vuelta y sacudiendo la mano en alto. Y aun así el suplemento de animales es sólo el parche con el que mantener la explotación. «Le he tenido que quitar los terneros antes de tiempo a las madres porque si tuvieran que darles alimento ahora, se morirían», dice señalando a las tres crías que tiene en otro vallado. Y otro ejemplo: «Lo normal es que estos animales estuvieran en unos 600 kilos de peso y no pasan de 400», añade señalando a los ejemplares adultos.

«El problema para la cabaña ganadera lo tenemos encima. El otoño ha tenido las lluvias muy concentradas en un episodio y estamos a estas alturas peor que al final de la primavera, casi como el verano», dice sobre la situación Ángel Pacheco, presidente de Cooperativas Agroalimentaria y responsable del área de ganadería. Y el impacto es relevante porque Extremadura es la primera productora de ovino, la segunda de vacuno y la tercera de caprino a nivel nacional. «El daño va a ser importante», vaticina.

El problema está hasta cierto punto en el agua porque lo cierto es que las lluvias en la mitad norte han permitido llenar las charcas, pero la ganadería en extensivo que impera en la región ya están suplementando alimento de forma generalizada, cuando no deberían empezar hasta el verano. «Y las malas cosechas de cereal van a agravar el problema, que llegará también a la ganadería intensiva porque no van a tener forraje para sus animales, o lo tendrán caro», apunta de la tendencia que ya temen para los próximos meses.

Mesa de la sequía

Con el contexto actual, el Ministerio de Agricultura ha convocado la Mesa de la Sequía para la próxima semana. Ya se hizo también el año pasado y ahora se reunirá el 19 de abril con el fin de analizar con comunidades, cooperativas y organizaciones agrarias el déficit de lluvias y su incidencia en los cultivos y el ganado, así como el estado de las reservas de agua en los embalses y las propuestas de actuación. Por parte de la Junta de Extremadura, el portavoz Juan Antonio González apuntó esta semana a que hay que abordar en ese foro un problema «importante» de sequía ante el que hay que trabajar para campañas presentes y futuras. 

Las organizaciones agrarias piden medidas claras: «La ganadería está en alerta roja, la apicultura está herida porque ha perdido la primavera y en el cereal hay explotaciones que ni se van a segar. No estamos en el momento de marear la perdiz, hay que plantear soluciones desde la administración regional y nacional y también Bruselas; porque en España hay un problema con el agua y es que no tenemos, y temperaturas de 30 o 32 grados», dice José Cruz, secretario de Agricultura de UPA-UCE. Para Metidieri son necesarias «ayudas directas a los cereales de invierno y la dehesa que den liquidez a los productores», después de haber sembrado «con los costes más altos de la historia. Va a ser muy difícil afrontar otra campaña más», subraya. 

Según los últimos datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, la reserva de agua en los pantanos españoles ha descendido en 224 hectómetros cúbicos (hm³) y se ha quedado con 28.665 hm³, lo que representa el 51,2% de la capacidad disponible. La cifra ronda la media de los embalses extremeños (51,9%) aunque hay grandes diferencias entre las dos cuencas que atraviesan la región. Los del Tajo se han recuperado y están al 74% de su capacidad, 20 puntos por encima que en la misma semana de 2022 ya en sequía, pero en valores similares que hace diez años. 

En la cuenca del Guadiana, sin embargo, las precipitaciones han sido mucho más esquivas y los embalses están al 32%, lo que suponen 30 puntos de diferencia respecto a los valores de la última década y son solo tres puntos más que la situación que determinó el año pasado importantes restricciones en cultivos como el del arroz: Extremadura pasó de 21.800 hectáreas a 2.100 en 2022. 

«Esa campaña fue un fracaso total, una campaña nefasta», dice Félix Liviano, de la sectorial del arroz de Cooperativas Agroalimentarias. Por eso se ve con alivio la posibilidad de sembrar ahora la mitad de lo normal, unas 11.000 hectáreas, con la dotación del 60% que se les ha autorizado. Esta vez no se les ha penalizado como el año pasado al entender que era un cultivo con un consumo excesivo de agua. 

«Hace ya años que el 90% de la producción practica la siembra directa», dice Liviano. Eso es que se siembra en seco a finales de abril o principios de mayo, aprovechando la humedad que tiene el terreno, y no se inunda el cultivo hasta finales junio; con eso ahorran un 30% de agua. El problema este año es la falta de humedad que acumula el terreno por la ausencia prolongada de precipitaciones: «El que está sembrando ya lo está haciendo rápido para aprovechar la poca humedad que queda, y en las tierras en las que va a ser más difícil sembrar, tendrán que esperar un poco a ver si llueve o no algo en abril, y si no tendrán que inundar antes y luego ya sembrar, como se hacía antes». «Eso complica mucho la vida porque es mayor consumo de agua», reconoce el portavoz de Cooperativas Agroalimentarias, que defiende también el consumo responsable que practican los agricultores: «El regadío consume agua, pero también produce alimentos y riqueza. No somos derrochadores. 

 A pesar de las dificultades, en el sector arrocero ven con alivio que este año no se les haya penalizado en la dotación de agua. Juan Manuel Cáceres, productor de Hernán Cortés, podrá sembrar este año unas 70 de sus 110 hectáreas tras una campaña a cero. «El horizonte, en principio, es mucho mejor que el año pasado. No hay incertidumbre porque tenemos agua para regar, aunque sí la tenemos por si hay empezar a adelantar riego y utilizar el agua que necesitaríamos más adelante», reconoce. 

De hecho, el canal de Orellana, del que dependen el 90% de los cultivos de arroz, ha activado esta semana un riego de emergencia para suministrar agua a los cultivos permanentes, los hortícolas y el llenado de balsas para la plantación de tomate de industria o para el cereal de invierno, dentro de 60% de la superficie de riego que se ha autorizado este año a cada socio de esta comunidad de regantes. En el caso del tomate, por ejemplo, otros productores están regando con pozos las nuevas plantaciones. 

Colmar el vaso

«La sequía ha venido a colmar el vaso de la situación que estamos viviendo en la agricultura en Tierra de Barros, que no olvidemos que es el motor de la zona, con toda una cadena de empresas de agroindustria, talleres o empresas de fitosanitarios... Y dependemos de las máximas producciones que podamos tener porque el producto no tiene una gran calidad, dependemos de la cantidad», dice Alfonso Martínez Paiva, viticultor de Almendralejo desde hace 20 años. En 2022 su campaña ya cayó de las 11.000 a las 6.000 toneladas y para este año la situación pinta también complicada. «Trabajamos con una planta, con un ser vivo. Ya sufrió mucho el año pasado aun siendo variedades adaptadas a las condiciones hídricas de esta zona y lo vimos cuando al hacer la poda muchos sarmientos estaban secos. Y están sufriendo mucho este año de nuevo», apunta con pesar. 

Dos trabajadores riegan la nueva viña de Alfonso Martínez en Almendralejo con la ayuda de una cisterna, esta semana.

Dos trabajadores riegan la nueva viña de Alfonso Martínez en Almendralejo con la ayuda de una cisterna, esta semana.

Este productor apostó además por reestructurar tres parcelas pequeñas con 7.400 plantas destinadas a viña de secano también el año pasado. Tuvo que regarlas entre julio y septiembre por la sequía y a pesar de eso está replantando ahora 4.000 de esas plantas que no soportaron las condiciones extremas de calor y falta de agua y se acabaron secando. «Las hemos plantado hace tres semanas y, para que no pase lo del año pasado, estoy regándolas ya con cisternas propias; un gasto más para la explotación en medio de una crisis como la que atraviesa el campo desde hace unos años», lamenta. 

Esa crisis que está colmando la climatología está llevando ya a algunos productores a buscar alternativas: «Algunos están arrancando viñas para plantar olivar superintensivo en secano, que tienen menos mano de obra; o alquilando las parcelas para instalaciones fotovoltaicas», señala. «Es una pena. Así se va a romper la cadena de producción que sostiene la economía en la zona», lamenta.


Polémica por los desembalses de Iberdrola 

No es la primera vez, pero de nuevo la polémica rodea a los desembalses de Iberdrola para generar electricidad en las concesiones que mantiene en la cuenca del Tajo a su paso por Extremadura. Ha sido el presidente de la Asociación Amigos de Monfragüe, Francisco Castañares, quien una vez más ha denunciado que «se están malgastando miles de litros de agua que deberían atesorarse en la situación actual de sequía», afirma. Señala la merma en 57 hectómetros de los embalses de Gabriel y Galán, Valdecañas y Alcántara en la última semana y 500 hectómetros en los dos últimos meses. «A este ritmo, en tres meses estaremos como en el verano de 2021. Lo que estamos haciendo es avisar de lo que puede pasar», señala. 

Los embalses que cita están en estos momentos al 77%, 62% y 78% respectivamente, según los últimos datos del Ministerio de Transición Ecológica. «Están por encima de la media de los últimos 10 años, pero por debajo de lo que había en 2021, cuando se produjo la catástrofe de Monfragüe», apunta Castañares. Fue el momento en el que el bajo nivel en la cola del embalse de Alcántara, que entra en el Parque Nacional de Monfragüe, lo cubrió de una capa verde y obligó a analizar el posible impacto en el hábitat, sin que se detectaran daños, según los informes de la Junta.

Desde Iberdrola no se pronuncian sobre la denuncia pública de Amigos de Monfragüe y se limitan a suscribir las palabras del portavoz de la Junta de Extremadura, Juan Antonio González, que esta semana pidió a quien pueda tener sospechas sobre prácticas ilegales en los desembalses, «que denuncie». Extraoficialmente señalan que los embalses están en estos momentos al 70% de media y que «todo lo que se está haciendo está dentro de la normalidad y de la legalidad de lo que marca la concesión en vigor». «Extremadura tiene que cumplir con el convenio de Albufeira (que obliga a permitir que el agua del río Tajo avance hacia Portugal) y cuando hay que pasar agua, se turbina», sostienen. Además recuerdan también que los embalses en los que se trabaja son embalses a disposición del mercado eléctrico y que, por tanto, cuando hay una demanda por parte del mercado se pueden utilizar para satisfacerla.


Los daños afectan ya al 60% del sector en España

«La sequía asfixia ya al 60% del campo español y produce pérdidas irreversibles en más de 3,5 millones de hectáreas de secano en España», según un balance de la organización agraria COAG. Los problemas se centran en estos momentos en las producciones de cereales, especialmente en Andalucía, Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real y Toledo) y en Extremadura, donde ven difícil que caiga el agua suficiente para mejorar las cosechas. Además, si se prolonga el déficit de lluvias, el sector agrario advierte de que también afectará a otros cultivos, como los de maíz de regadío y preocupan las restricciones en la dotación de agua, que harán que muchos agricultores reduzcan la superficie de maíz, arroz y algodón; también la ganadería extensiva, sobre todo de ovino, se está viendo perjudicada por la falta de pastos. Además COAG alerta de los problemas que atraviesan los apicultores por la falta de vegetación. El sector agrario recuerda que el año pasado ya fue malo.


El DOE publica la prórroga del peligro medio de incendios

El Infoex mantendrá activa al menos una semana más la época de peligro medio de incendios en Extremadura, que se extenderá así hasta el 23 de abril. Ayer se publicó en el DOE la resolución de Dirección General de Política Forestal que prorroga la alerta, como avanzó este diario. Se amplía «debido a las condiciones meteorológicas actuales, caracterizadas por la escasez de lluvias temperaturas altas y humedad relativa del aire inferior a lo normal», lo que se considera que «deriva en el mantenimiento de condiciones de sequedad con riesgo para el inicio y la propagación de los incendios forestales», recoge el DOE.

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