PARTICIPARON EL CANDIDATO SOCIALISTA A PRESIDIR LA JUNTA, GUILLERMO FERNÁNDEZ VARA, EL ASPIRANTE A ALCALDE DE BADAJOZ, RICARDO CABEZAS Y LA NÚMERO 4 DE SU LISTA, CONCHA BAÑOS

Pedro Sánchez, una ‘fiesta’ ante 6.000 personas

El presidente del Gobierno arropa a los socialistas en un acto en la Alcazaba de Badajoz. Habló de feminismo con la ley de paridad y de los mil millones que inyectará en la Atención Primaria

De izquierda a derecha: Vara, Sánchez, Baños y Cabezas, este martes en Badajoz.

De izquierda a derecha: Vara, Sánchez, Baños y Cabezas, este martes en Badajoz. / Santiago García Villegas

Llegó cual artista de cine que recorre la alfombra roja. Y arrasó. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, accedió este martes al recinto de la Alcazaba, lugar elegido para el mitin de campaña en la región, entre la multitud, con camisa verde y pulsera con la bandera de Extremadura colgando de su muñeca. Tardó más de diez minutos en acceder al escenario. No le dejaban. Le seguían al grito de «¡Pedrooo!», cual Penélope Cruz a su Almodóvar. Le arroparon casi 6.000 simpatizantes que abarrotaron el monumento pacense llegados desde todos los puntos de Extremadura, muchos en autobuses. Amenazaba lluvia, pero respetó: «Hemos hecho una alianza con el agua, cuando acabe esto que llueva todo lo que quiera», dijo el candidato socialista a presidir la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

El socialismo se dio un monumental baño de masas en la capital pacense, con una fiesta que comenzó horas antes del inicio del mitin con la actuación de los extremeños Entre Notass. A Pedro Sánchez le acompañaron el candidato del PSOE al Ayuntamiento de Badajoz, Ricardo Cabezas, la número 4 de su lista, Concha Baños, y el líder extremeño de los socialistas, Guillermo Fernández Vara. Muchas banderas rojas, de Extremadura y de España. A eso hizo también referencia Fernández Vara: «Me gusta mucho ver en un acto del PSOE tantas banderas de España, por eso somos el partido que más se parece a este país y a esta región».

Directo a los populares

Para abrir boca y movilizar al público (ya on fire tras el concierto de los teloneros), comenzaron los dardos cargados a la oposición: «Bienvenido Pedro a Badajoz porque alguno se piensa que lo que asoma por aquí detrás es la Torre del Oro y lo de aquí atrás es Triana, no saben ni dónde están», espetó Ricardo Cabezas, haciendo referencia al lapsus que tuvo el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, en su visita a la capital pacense en el cierre de la precampaña, que llamó Andalucía a Extremadura. «Hoy estará en Castilla y León», dijo también Guillermo Fernández Vara, porque este martes estaba en Cáceres.

Al tren se refirió de pasada: «Vamos a hacer realidad esa demanda justa y legítima»

La sanidad, la educación, los salarios, las pensiones y el feminismo fueron los temas clave de este mitin central de campaña y el único en el que ha participado el presidente del Gobierno (ya estuvo en la región en abril para presentar al candidato a la reelección a la alcaldía de Cáceres, Luis Salaya, pero era precampaña). Ha sido, de hecho, la primera vez que en un acto público de los socialistas regionales se ha hablado de feminismo. A pesar, eso sí, de que sobre el escenario solo había una mujer, Concha Baños. «No me puedo bajar hoy de aquí sin hablar de feminismo porque feminismo y socialismo forman una unión natural e indisoluble y siempre va a significar una apuesta por el progreso, por la solidaridad y por la libertad bien entendida», dijo Baños. Fue la primera en dirigirse al público, se atragantó varias veces. Estaba emocionada.

La senda del feminismo la continuó Pedro Sánchez: «Hoy se ha aprobado la ley de paridad. En todos los órganos de administración tiene que haber entre un 60 y un 40% de mujeres», anunció. Y recordó que hace una década «solo había el 10% de mujeres y se ha pasado a más de un 30%». «Pero podemos hacer mucho más. Si la mitad de nuestra población son mujeres, la mitad de nuestro poder político y económico deben ser mujeres. Y eso debe estar regulado», añadió.

Defendió los impuestos, dardo a sus adversarios populares, que quieren bajarlos: «Un cama covid cuesta de media 6.000 euros; de UCI, 19.000 euros. No sé quién se puede pagar eso, probablemente los que dicen que hay que bajar impuestos», criticó. «Si un ser querido sufre estaríamos dispuestos a endeudarnos por salvar su vida, pero no quiero un país donde haya que endeudarse para hacer frente a un tratamiento de cáncer. Recibimos mucho más del estado de bienestar de lo que pagamos en impuestos», puntualizó. «Un derecho –aseguró-- no se puede convertir en una mercancía, ellos (el PP) ven clientes, donde nosotros vemos pacientes. Votar al PSOE es votar una sanidad pública, gratuita, universal y robusta», agregó.

Inversiones en sanidad

E hizo alarde de las inversiones en esta materia: «En estos cinco años se han transferido 180.000 millones de euros más, un 40% más que Rajoy; 44.500 millones para reforzar el Sistema Nacional de Salud (SNS); 1.000 millones para la Atención Primaria; 800 millones para alta tecnología en los hospitales» y «hemos recuperado la universalidad del SNS y quitado el copago farmacéutico».

Cabezas a Feijóo: «Alguno se pensará que está en la Torre del Oro»

Repasó, ante una marea roja que le jaleaba cada dos por tres «presidente» y le aplaudía prácticamente a cada párrafo, todos sus logros de legislatura: una ley educativa, una ley de ciencia, una reforma laboral, la subida de las pensiones, la reconstrucción del Pacto de Toledo, la memoria democrática, la ley de eutanasia, la paridad salarial, los 140.000 millones de euros traídos de Bruselas, la solución Ibérica para que España tenga la energía más barata, la subida del salario mínimo, …. «Esto es lo que hemos conseguido con el viento en contra, imaginaos lo que vamos a hacer cuando el viento sople a favor», espetó.

Al tren se refirió casi de pasada: «Vamos a hacer realidad esa demanda justa y legítima que ha sido postergada por los gobiernos de la derecha». Y ya.

Le precedió en el discurso el líder extremeño de los socialistas. Muy crecido, más que en ningún acto de campaña. Y caló entre los suyos. Le aplaudieron tanto que casi no le dejaban terminar las frases. Habló de consenso, por eso de si los números no le dan para sumar la mayoría. Pero eso sí, sin pronunciar a ningún partido: «Tenemos nuestras ideas, nuestras convicciones pero hay que renunciar a una parte de lo tuyo si se quiere llegar a acuerdos», señaló. Dijo que lleva más de 50.000 kilómetros recorridos por la región desde marzo. «Dicen desde el PP que no salgo de mi despacho». Una pulla directa a la popular María Guardiola, que le ha atacado en varias ocasiones de esta forma.

Para terminar, ante las 6.000 personas que ocupaban el patio de butacas, animó a votar, a votar al PSOE. «Pedimos estabilidad para gobernar. No quiero mayoría para mandar, la quiero para poder ser útil a esta tierra, para seguir siendo vanguardia de la renovación y del cambio», jaleó. Y para cerrar, volvió a citar a Alfredo Pérez Rubalcaba, socialista de raza fallecido hace ahora cuatro años. Lo hace al final de cada uno de sus mítines, por eso de las supersticiones: «Como decía Rubalcaba, los votos construyen escuelas, hospitales, centros para nuestros padres y madres, casas de la cultura y bibliotecas, cambian la vida de la gente, suben el salario y las pensiones, hacen reformas laborales, … La indiferencia nunca construyó nada. Con sus votos cambiarán nuestras vidas. ¡A votar! ¡Y a ganar!».

Hora y media

El acto duró algo menos de hora y media. Y terminó con casi diez minutos de aplausos. Banderas en alto (la socialista, la extremeña y la española), al grito de: «¡Presidente!, ¡presidente!». Entre el público, solo una voz discordante, la de una mujer que llamó «mentiroso» a Cabezas y a Vara. Fue expulsada del recinto por la seguridad. Al margen de ello, lo vivido en la Alcazaba fue una fiesta multitudinaria, que los socialistas esperan sea un espejo de lo que ocurra el 28M. Habrá que esperar al domingo para saber cómo termina el partido. 

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