28M: la resaca electoral

Sólo valdría el ‘sí’ de Vox para que el PP presida la Junta de Extremadura

Si la ultraderecha se abstiene, la suma de noes de PSOE y Unidas (32) no permitiría ser presidenta a María Guardiola

Guardiola y Bautista en la sede del PP en Mérida, celebran el buen resultado.

Guardiola y Bautista en la sede del PP en Mérida, celebran el buen resultado. / EL PERIÓDICO

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Cálculo y negociación. Es lo que están viviendo los partidos políticos desde la noche del pasado domingo a fin de conformar una mayoría. Las cartas ya están sobre la mesa y la realidad que dibujan es que todas las formaciones carecen de escaños suficientes para formar gobierno. Desde la izquierda, el PSOE (28 diputados) y Unidas por Extremadura (4) no suman una mayoría absoluta, que se alcanza con 33 escaños. Es el PP (28 asientos) quien de momento ha tomado la iniciativa con Vox (5). El problema está en que la candidata popular, María Guardiola, ha expresado por activa y por pasiva que no quiere un gobierno de coalición con Vox y aspira a un gobierno en minoría.

Esta situación, a fecha de hoy, se presenta complicada a tenor de lo señalado la misma noche electoral por el candidato regional de Vox, Ángel Pelayo Gordillo, y lo refrendado ayer por el propio líder nacional de la formación, Santiago Abascal. Ambos exigen sentarse a negociar con el PP para entrar en el futuro gobierno autonómico o, de lo contrario, apostarían por la lista más votada que ha sido la del PSOE, que ha ganado las elecciones por unos 6.200 apoyos de diferencia.

La ley electoral es clara. El candidato propuesto por el presidente o presidenta de la Asamblea de Extremadura, tras la consulta de los grupos parlamentarios, debe salir elegido por mayoría absoluta en primera vuelta o por mayoría simple (más síes que noes) en segunda vuelta, que se celebra a las 48 horas de la primera. A María Guardiola solo le valdría el 'sí' de Vox y éste en principio tiene su precio, de momento no se sabe cuál (en otras comunidades ha sido alguna que otra consejería). El 'no' o la abstención de la ultraderecha no le permitiría salir elegida dado que solo obtendría los 28 síes de su grupo parlamentario, y la suma de noes del PSOE y Unidas por Extremadura alcanzarían 32, una cifra más elevada, por lo que no podría ser presidenta.

Parece lógico que se abra una negociación entre PP y Vox que llegue a buen puerto antes de que se constituya la Cámara Autonómica, que sería en un máximo de 15 días a contar desde la jornada siguiente de las elecciones. Lo cierto es que la propia María Guardiola no perdió el tiempo y ayer mismo ya pidió la abstención del PSOE o de Unidas a su investidura para no tener que depender de Vox, recibiendo la negativa por respuesta. 

Si no se alcanzara un acuerdo, algo que la ley contempla pero no se prevé, se optaría por un candidato diferente de otro grupo parlamentario que tampoco tiene visos de prosperar o, llegado el caso, una nueva convocatoria electoral.

La encrucijada a la que se enfrenta el PP el partido la había previsto, pero nunca de manera tan tajante. Todo indica que, dado que existe la misma situación en distintas comunidades autónomas, la decisión final llevará implícita la negociación a nivel nacional.

Dicho de otro modo. El resultado del 28M en Extremadura es perverso: el PSOE aspiraba a ganar y gobernar con Unidas, ha conseguido lo primero pero no lo segundo; y Guardiola pretendía ser la lista más votada y usar ese argumento como arma para buscar la abstención de los demás. Pero el PP no ha ganado las elecciones, aunque es el único partido con opciones de formar gobierno, pero siempre de la mano de Vox. La decisión se tomará en Madrid.

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