Oficialmente, las obras del primer tramo de la futura autovía que unirá Cáceres y Badajoz, de la que se viene hablando desde 20 años, han comenzado.
Tras la colocación del cartel que anuncia los trabajos y la firma del acta de replanteo, las primeras máquinas ya han entrado en los terrenos para empezar el desbroce del futuro trazado de este primer tramo que discurre entre la A-66 (en la glorieta de Aldea Moret de Cáceres) y el Río Ayuela. Los trabajos con un bulldozer han comenzado por el final del tramo (sobre el punto kilométrico 13,5), en la zona más próxima al Río Ayuela, aseguran desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
De ahí, «iremos avanzando hacia puntos kilométricos decrecientes y en los próximos días iniciaremos también la campaña geotécnica complementaria que prevé el proyecto», añade el ministerio.
Las obras en marcha discurren en un primer tramo de 13,5 kilómetros de longitud. Salieron a licitación el pasado mes de septiembre por un importe de casi 92 millones de euros y se adjudicaron por 78,6 millones (con impuestos) a la unión de empresas formada por Rover Infraestructuras y Gévora Construcciones.
El contrato se formalizó a finales de marzo y fija un plazo de ejecución de las obras de 40 meses, es decir, tres años y cuatro meses (hasta noviembre de 2026). Desde que se formalizara el contrato, las empresas vienen trabajando en la contratación de personal y acopio del material necesario para llevar a cabo los trabajos que consisten en la «construcción, cimentación, y pavimientación» de la futura autovía. «El último ingeniero para esta obra se incorporó hace tres meses», señala Antonio Rozas, responsable de una de las empresas adjudicatarias, Rover Infraestructuras.
El constructor confirma también el inicio de las obras y destaca que las actuaciones sobre el terreno al principio «siempre son lentas ante una obra de tal envergadura, porque hay un trabajo previo al trabajo de las máquinas muy importante. Se requiere que tengamos todo muy bien atado, ordenado y definido el proceso inicial de arranque para poder coger velocidad de crucero en un tiempo determinado, pero el equipo personal, entre los que se encuentran ingenieros y topógrafos, llevan ya unos meses funcionando», señala.
Rozas explica también que en principio las obras de este primer tramo no afectarán al tráfico de la carretera actual, ya que la nueva autovía discurrirá de forma paralela a la N-523 por el oeste.
En el proyecto se han contemplado 12 estructuras: nueve pasos superiores, dos viaductos, uno sobre la A-66 y otro sobre el río Salor, y un paso inferior, así como la reposición de servicios afectados, obras de drenaje y otras obras complementarias tales como cerramientos, estaciones de aforo o canalizaciones de fibra óptica.
Un segundo tramo en fase de redacción
Y mientras se inician los trabajos en este primer tramo (A-66-Río Ayuela), están en marcha también los trámites administrativos de un segundo tramo, de Bótoa a Badajoz. A principios de junio se formalizó el contrato con la empresa adjudicataria, TRN Taryet-TXT Ingeniería, para la redacción del proyecto de trazado y construcción de este nuevo tramo que discurre próximo a la ciudad de Badajoz. Se adjudicó por 1,7 millones y tiene un plazo de ejecución 24 meses, por lo que la redacción del proyecto de trazado y construcción debe estar lista en verano de 2025, para iniciar posteriormente unas obras que ya tienen un presupuesto estimado de más de 80 millones de euros.
La autovía se denomina A-58 porque enlazará con la de Trujillo a través de las rondas (una de ellas en proyecto) que rodean la ciudad de Cáceres.