El Periódico Extremadura

Un mercado de bebés al otro lado de La Raya

Portugal aprobó en 2021 una ley para regular la «gestación subrogada altruista». Hasta hoy, oficialmente, solo se ha dado un caso, pero este periódico ha podido comprobar cómo una de las principales empresas de este negocio en Europa ofrece paquetes en el país luso con madres ucranianas

Marian Rosado

‘Paquete de garantía balance’, ‘Garantía VIP’ o ‘Paquete garantía deluxe’. Todos se dividen en ‘paso analítico’, ‘selección de un embrión sano más transferencia de embriones’, ‘seguimiento o monitoreo médico del embarazo más parto en Portugal’ y ‘registro de documentos’. El país vecino aprobó en 2021 una ley para la gestación subrogada altruista y, desde entonces, oficialmente y hasta marzo de este año, solo se ha registrado un caso. Oficialmente y registrado de acuerdo a la citada ley altruista. Pero, ¿y si hubiera más casos que no se registran en esta ley? Precisamente porque no tuvieran nada en absoluto de altruistas. Y ahí es donde entran en juego los ‘paquetes’ con los que arranca este texto. El primero tiene un coste total de 60.000 euros, el segundo 70.000 y el último 90.000, según los «servicios prestados» en cada uno. Esta periodista contactó con una de las mayores empresas de subrogación en Europa, Feskov Human Reproduction Group, haciéndose pasar por una mujer infértil que deseaba tener un hijo junto a su marido a través de un vientre de alquiler. Esta pareja hipotética vive en la frontera con Portugal, por lo que se ha fijado en el país luso como una buena opción para tener «su» bebé, pero está preocupada porque la ley no permite que medie recompensa económica. Entonces, ¿es posible pagar para que una mujer geste y tenga un hijo al otro lado de La Raya para ti? Lo que vende esta empresa, que respondió rápidamente a todas las dudas planteadas y con la que ya sólo quedó el último paso de hablar con un médico y comenzar el proceso -previo pago-de gestación, es que sí.

Radicada en Ucrania, una agente internacional de la compañía se pone en contacto con nosotros para responder al primer mensaje. «Ofrecemos programas de garantía que funcionan perfectamente para la gente de todo el mundo, con la cobertura de riesgos hasta el nacimiento. Nuestra misión es hacer realidad el sueño de los futuros padres sobre el bebé sano y para ello empleamos todos los conocimientos e innovaciones científicas disponibles al momento en la creación de embriones, diagnósticos genéticos, medicina reproductiva y apoyo jurídico. Ayudamos a que niños genéticamente sanos nazcan en familias donde estarán rodeados de verdadero amor paternal», es su carta de presentación.

Contacto

Tras la primera toma de contacto entre esta periodista (la inventada esposa en representación de la hipotética pareja), la agencia pasa a realizar cinco preguntas básicas para avanzar en el proceso. He aquí el diálogo:

 ¿Cuál es su ciudadanía? 

 Los dos somos españoles.

¿Están oficialmente casados?

Sí, llevamos cinco años casados.

¿Cuántos años tiene usted y su esposo?

Yo tengo 35 años y mi esposo 40.

¿Ha tenido intentos de FIV (Fecundación In Vitro) o embarazos antes? ¿O cuál es la razón de no poder llevar su embarazo?

Yo sufro una enfermedad congénita que me imposibilita tener niños. Mi marido en cambio no tiene problemas.

Para crear el embrión, ¿les gustaría utilizar su propio material biológico (ovocitos y espermatozoides)?

Podríamos usar los espermatozoides de mi esposo, si fuera posible.

Esta periodista elige imaginar una pareja heterosexual y casada porque estos dos supuestos suelen facilitar el proceso, especialmente en Ucrania, donde está localizada la clínica y país que veta el acceso a parejas homosexuales. En menos de una semana, la agente responde con los «detalles» de sus «programas» y «el proceso legal». A continuación, pasa a detallar los servicios ofrecidos en cada uno de los paquetes mencionados al principio de este texto y expone: «El parto puede ser en Ucrania (en la ciudad de Chernivtsi), en Portugal o en Grecia».

Es decir, una empresa que se lucra de la gestación subrogada tiene al país vecino como lugar en el que realizar los partos procedentes de los vientres de alquiler, a pesar de que la ley lusa está específicamente aprobada únicamente para la «gestación altruista».

Por ello, el supuesto matrimonio insiste a la agencia en que Portugal es su opción favorita, pero temen que, por la norma del país, no sea posible hacerlo allí.

Como se comprueba en la respuesta, la compañía lo tiene todo cubierto. Así, según explican, el proceder es el siguiente: el inicio del «programa» es en Ucrania y, en las semanas 25 a 32 del embarazo, la madre subrogada viaja a Portugal. Una vez en el país, esta mujer tiene un equipo que va a seguir dirigiendo su embarazo: «Todo para la madre subrogada lo organizamos nosotros (alojamiento, traducciones, soporte médico, preparación para el parto, parto y el período después del parto), vosotros no tenéis que preocuparos por nada. Claro que vais a verla al llegar al hospital de maternidad para recoger al bebé y cuando tu esposo firma los papeles para recibir el certificado de nacimiento», explica la agente. La misma, subraya que «el parto siempre pasa en el hospital privado. La madre subrogada vive en un apartamento alquilado para ella en Portugal antes del parto, tiene traductor y coordinador personal que le ayuda con todo».

Previo a todo esto, la pareja inventada expresa a la agencia el deseo de que el marido pueda donar su semen, ya que el problema para concebir sería el «mío», pero quiere saber dónde tendría lugar, por la guerra en Ucrania: «La situación -dice refiriéndose a aquel país- cambia constantemente, pero también tenemos un laboratorio con el cual cooperamos en Ginebra, Suiza. Tu esposo puede viajar allí para congelar el semen y lo transportaremos a nuestra clínica. En este caso, no hay necesidad de venir a Ucrania personalmente», explican. 

Ucrania-Suiza-Portugal. El acceso al cuerpo de una mujer y su capacidad de gestar una criatura que entregará una vez la haya parido no tiene aparentemente fronteras, siempre que el comprador tenga la capacidad de abonar el precio fijado.

Autoridades

A pesar de que todo parecen ser facilidades, la pareja insiste a la agente en sus dudas sobre el proceso al otro lado de La Raya. ¿Qué pasará con la criatura una vez haya nacido? «En Portugal la mujer que da a luz se considera la madre (no importa si tiene o no tiene conexión genética con el bebé). Por eso, en el certificado de nacimiento aparece su nombre y el de tu esposo. Después, ella firma los papeles donde confirma que no quiere participar en la vida del bebé y no tiene derechos sobre él. Así, sólo tu esposo va a tener todos los derechos parentales», responde. De vuelta a España, él será el padre del bebé en sus primeros años de vida, pero «yo» (la esposa), puedo iniciar el trámite de adopción de la criatura una vez transcurrido ese tiempo: «Si vuestro bebé nace en Portugal, recibís el certificado de nacimiento, donde tu esposo está indicado como padre y la madre subrogada como madre del bebé. Luego podéis ir a casa en coche sólo con este documento y ya registrar el bebé, recibir el pasaporte y hacer el proceso legal de adopción simplificada (es necesario para inscribirte en los documentos como madre del bebé en vez de la madre subrogada). Por ahora, la maternidad subrogada en España es un tema muy sensible, por lo que recomendamos empezar el proceso de adopción simplificada dos o tres años después del nacimiento del bebé para evitar problemas», nos advierten.

Es decir, aparte del dinero, solo necesitamos un poco de paciencia para que el niño pase a ser nuestro a todos los efectos legales. 

La comunicación con la agente de la empresa de maternidad subrogada acabó ahí, ya que el siguiente paso era realizar una videollamada con un doctor para resolver todas nuestras dudas tanto sobre el proceso como sobre los programas y sus condiciones. Cabe destacar que todos ellos, que se diferencian en detalles como por ejemplo la existencia o no de una lista de espera para conseguir una madre subrogada, garantizan «al 100% el cumplimiento del contrato», o sea, la llegada del bebé a nuestras manos.

Una vez recopilados estos datos, este periódico se puso en contacto con el Conselho Nacional de Procriação Medicamente Assistida (en español, Consejo Nacional de Reproducción Médicamente Asistida), que es el órgano competente en Portugal para pronunciarse sobre «las cuestiones éticas, sociales y legales» de estas prácticas. Desde el organismo aseguraron «no tener conocimiento oficial» sobre estos hechos. «En este contexto, aclaramos que siempre que nos llegan situaciones concretas de violación de la ley, denunciamos los hechos ante la entidad competente, es decir, ante el Ministerio Público (…) Hace aproximadamente cuatro años presentamos ante este dos denuncias relacionadas con la gestación subrogada, pero no relacionadas con el posible caso que usted nos plantea», subrayaron fuentes del gabinete de esta entidad. Según las mismas y a preguntas de este periódico sobre el posible control o seguimiento de partos de mujeres extranjeras en el país, el Conselho «no tiene intervención directa en el área de acceso a la atención de la salud en situaciones de parto» y se remite a un «manual de Acogida sobre Acceso al Sistema de Salud para Ciudadanos Extranjeros». 

Ante esta respuesta, este periódico ha dirigido las mismas preguntas a diferentes órganos del Ministerio Público portugués, cuya única contestación recibida ha sido por parte del Departamento Central de Investigación y Acción Penal para decir que el mismo «no investiga ese delito».

Voces críticas

Desde el feminismo se lleva denunciando desde hace años la práctica de los vientres de alquiler por ser una forma de «explotación reproductiva de la mujer» y de «trata de seres humanos». Tampoco se acepta la llamada «gestación altruista» ya que, insisten, «siempre hay un negocio detrás». Así lo expone Flor Fondón, presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura (Adhex): «En Portugal, con la supuesta ley altruista, las únicas que no cobrarían serían las mujeres, porque negocio hay, de clínicas y de mediadores. Es un negocio que conlleva gasto farmacéutico, de controles médicos y seguimiento, más el parto y el postparto, además de todas las gestiones legales, eso es un pasta», expone. 

Y apunta: «Cuando hablamos de gestación altruista significa que no hay contraprestación económica, pero eso no significa que no pueda haber otras, quién dice que no haya otros motivos». 

Concuerda con ella Ana Trejo, fundadora de STOP Vientres de Alquiler: «Gestación altruista significa que todos cobran menos la madre, porque están los médicos, los abogados, las agencias de viaje, y en todos hay pagos. El altruismo no existe», dice tajante. «Lo que hace este tipo de legislación es, primero, crear un clima social favorable para que esta práctica sea aceptada, de manera que posteriormente se presiona para que la legislación cambie a una abiertamente comercial. Esto ya está pasando en el Reino Unido o Canadá. Segundo, el modelo altruista no tiene nada de gratuito, simplemente trata de maquillar un negocio que se nutre de explotar a mujeres y vender seres humanos. Siempre hay pagos, en forma de compensación por las molestias, o encubiertos, regalos o contraprestaciones. Y es más barato porque la materia prima, que es la mujer, es a la única a la que se le pide altruismo, es decir, que modere su tarifa. Y es un modelo que incentiva la actuación de las mafias como ocurre en Grecia, que trafican con mujeres de toda Europa del Este como ganado de cría, porque en su modelo llamado altruista no encuentran griegas dispuestas a parir para extranjeros», argumenta.  

Fondón cree que Portugal podría ser una opción para españoles por los menores costes de viaje y afirma que «en este negocio, también, hay para todos los bolsillos». La presidenta de Adhex subraya la pérdida de derechos de las mujeres que se someten a este proceso: «Las cláusulas de estos contratos ponen los pelos de punta. La mujer pierde todo control sobre su cuerpo y lo que para nosotras pueden ser recomendaciones durante el embarazo, para ellas son obligaciones contractuales». Se muestra sorprendida además ante la oferta de este tipo de prácticas al otro lado de La Raya: «Me parece harto complicado, pero estas empresas siempre van por delante, es posible que hayan encontrado alguna argucia», dice. También admite que el proceso de adopción que se daría tras la gestación en Portugal sería «relativamente sencillo».

«Mujer extranjera y ucraniana: blanco y en botella», enuncia por su parte Trejo, quien deduce que esos partos no figuran como maternidad subrogada sino como alumbramientos de mujeres extranjeras. Ella ya encontró un posible caso de una supuesta pareja de Barcelona que había recurrido al proceso en Portugal en un foro de internet: «No sé hasta qué punto esto es real o son las propias agencias incentivando la práctica allí. Esta es una industria mentirosa y tramposa y lo que quieren es generar y abrir más mercado. Desde luego da miedo y aunque se haga en clínicas privadas estas no pueden estar al margen de la ley. Otra cosa es que se practique en sitios sin licencia y que el contrato sea ucraniano y se traigan a la futura madre a Portugal para terminar el embarazo y parir. Ella renunciará a sus derechos para con el bebé bajo la ley ucraniana. Ese debe ser el ‘modus operandi’, las trasladan de un sitio a otro. Están traficando con mujeres y al final el altruismo es la puerta de entrada a las mafias. Sería como lo que ocurre en Grecia, que se traen a mujeres rusas, rumanas, búlgaras, a las más pobres de Europa para parir allí. Estamos ante la compra-venta de seres humanos, de mujeres, para la cría de bebés de diseño», denuncia. 

Esta almendralejense remarca que hay «toda una estructura global» bajo la que operan compañías como Feskov: «O tienen un grupo médico más potente detrás o acuerdos con otros negocios sanitarios, porque están en Ucrania, pero puedes entregar el semen en Suiza y el hijo se supone que te lo dan en Portugal. Se mueven por todo el mundo», señala.

Tanto ella como Fondón insisten en que el altruismo no existe y en que esta práctica debe ser en cualquier caso perseguida: «Tener un bebé no es un derecho ni un servicio. En España está taxativamente prohibido y lo que pedimos es que se anule esa instrucción de 2010 que la blanquea y que permite que entren bebés desde fuera», exige Fondón. Reconoce sin embargo que los niños que ya están aquí a través de esa práctica no pueden quedar en el limbo: «No habría carácter retroactivo porque ya prima el interés superior del menor, pero esto tiene que acabar porque la gente conoce esta laguna y es lo que se está usando», lamenta.

Trejo añade que sería necesario incluir una moratoria: «Se debe eliminar esta instrucción e introducir una moratoria que diga que a partir de tal fecha todo bebé que entre debe ser tutelado por el Estado y a los compradores multarles o imponerles las penas que ya están, de hecho, contempladas en el Código Penal». 

Además, pide que España se alíe con otros países en los que la práctica está prohibida: «Con Francia, Alemania, Suecia o Italia. Que promuevan un instrumento jurídico superior que proteja a las mujeres del mundo de la voracidad del mercado», reclama. 

La aprobación de la ley portuguesa

La ley portuguesa ha pasado por diferentes trámites y ha necesitado cinco años para ser aprobada definitivamente, no exenta de polémica. En 2016 se publicó la Ley 25/2016, en la que se establecían las condiciones para aplicar la gestación subrogada al otro lado de La Raya, no permitida hasta entonces, que debía entrar en vigor en agosto de 2017. Sin embargo, fue derogada por el Tribunal Constitucional, al considerar que violaba principios y derechos, entre los que destacaba el posible arrepentimiento de la mujer gestante. En julio de 2019 se volvió a aprobar un proyecto de ley de gestación subrogada, pero no hubo consenso entre los diputados para incluir el plazo de arrepentimiento, por lo que el Constitucional la vetó de nuevo. Finalmente, la ley vio la luz el 26 de noviembre de 2021 y se promulgó por el presidente del país el 30 de noviembre. Ahora sí se permitía a la gestante arrepentirse y no entregar a su bebé en un plazo de hasta 20 días después del parto. Desde entonces, oficialmente, solo ha trascendido un caso. 


La situación en el resto del mundo

Entre los países europeos que prohíben expresamente los vientres de alquiler se encuentran, además de España, Francia, Italia, Alemania, Suiza y Suecia; en todo el mundo son 68 los Estados. En la otra parte, una docena de países permiten los vientres de alquiler con fines comerciales. Estos son: Albania, Armenia, Benín, Bielorrusia, Estados Unidos (salvo en tres estados), Georgia, Irán, Israel, Kazajistán, México (sólo en Tabasco y Sinaloa), Rusia y Ucrania. 19 naciones tienen una legislación ‘altruista’: Australia, Brasil, Canadá, Dinamarca, Grecia, Hong Kong, India, Laos, Macedonia, Nepal, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Sudáfrica, Tailandia, Uruguay, Vietnam y Cuba. (Fuente: STOP Vientres de alquiler).

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