El Periódico Extremadura

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Nuevos retos en educación para la comunidad gitana

«No se es menos gitano por estudiar»

Seis de cada diez estudiantes gitanos no obtienen el graduado escolar; el 40% deja los estudios al cumplir los 16 años sin la ESO

La tasa de fracaso escolar es muy superior a la de la población general (62,8% frente al 4%)

Alumnos de la FSG en un encuentro de estudiantes celebrado en Cáceres CARLOS GIL

En Extremadura residen unas 15.000 personas gitanas (un 2% de las 75.000 que viven en toda España). Esta comunidad no consigue avances significativos en educación en la última década: seis de cada diez estudiantes gitanos no terminan la ESO y el 40% del alumnado deja sus estudios al cumplir los 16 años. La Fundación Secretariado Gitano (FSG), es la ONG que trabaja desde hace más de 40 años por la igualdad de oportunidades de la población gitana en España con iniciativas como la del programa ‘Promociona’ con el que más de 284 alumnos gitanos extremeños continuaron sus estudios después de la ESO en el curso pasado.

Los niveles educativos de la población gitana siguen estando alejados de la media española. Para la Fundación Secretariado Gitano es imprescindible que los poderes públicos se hagan eco de las cifras de fracaso escolar de la población gitana (62% frente al 4% de la media nacional) para dar soluciones que impulsen un verdadero cambio social.

La situación de desigualdad viene responde a muchas causas, como el contexto social en el que viven los hogares gitanos con unas tasas de pobreza del 87,4%; la alta concentración y segregación de alumnos gitanos en determinados centros educativos y la falta de respuesta del sistema educativo a la hora de ofrecer una enseñanza inclusiva.

A día de hoy, gran parte de la población gitana extremeña sigue dedicándose a la venta ambulante debido al bajo nivel de estudios que posee. La FSG de Extremadura logró a través del programa ‘Acceder’ que 254 gitanos extremeños consiguieran un empleo en 2022, de los cuales el 49% eran menores de 30 años.

Flora Muñoz, coordinadora de FSG en la sede de Don Benito El Periódico

En Don Benito, la coordinadora de FSG es Flora Muñoz Salazar, quien se encarga de impulsar a los alumnos para que continúen sus estudios y les orienta hasta conseguir un empleo. «Nos queda mucho camino por recorrer y necesitamos el apoyo de la sociedad para estar en igualdad de condiciones», señala haciendo balance de los logros de la comunidad gitana en la última década. 

Muñoz considera que «es fundamental tener referentes que les hagan ver que se puede llegar al éxito sin dejar de ser gitano». También es importante contar con un apoyo familiar que se implique en los estudios del menor y tome conciencia de lo importante que es que sus hijos se formen para poder acceder a mejores empleos. «La población gitana tiene muy arraigado el contacto con el núcleo familiar y el apoyo de éste es muy importante a la hora de que el alumno decida continuar estudiando», afirma. «En mi caso, somos tres hermanos y mis padres tuvieron que dedicarse a la venta ambulante para podernos ayudar en nuestro camino educativo y ahora somos referentes para ellos porque los tres hemos estudiado», añade.

Situación de vulnerabilidad

La tasa de pobreza infantil en la etnia gitana es del 86,8%, tres veces superior a la del conjunto de la población española. Los hogares también disponen de menos recursos educativos: uno de cada tres hogares no cuenta con ningún libro, el 20% no tiene conexión a internet y menos de la mitad no dispone de dispositivos electrónicos. «Cuando ven en sus casas que falta el pan es normal que decidan dejar de estudiar para aportar en sus hogares», opina la coordinadora. Además, añade, esto es «fundamental» para el progreso de la comunidad gitana: «para que la educación se convierta en algo indispensable en las familias gitanas, es necesario tener cubiertas las necesidades básicas».

Falta de acceso al empleo

Dentro de la labor humanitaria que organiza la fundación en la sede de Don Benito, lo que más le cuesta a la coordinadora es conseguir que las empresas les concedan entrevistas a los alumnos. «Sigue habiendo muchos prejuicios hacia los gitanos y esto lo vemos cuando las empresas nos rechazan simplemente por decir que venimos de la fundación», lamenta. «Es muy frustrante porque al final ves que tienes a personas muy formadas con muchísimas ganas de trabajar y solo por ser gitanos, los rechazan», añade. Lo más sorprendente es el método que tiene que utilizar Flora Muñoz para que los alumnos consigan una entrevista: «Les pedimos que manden el currículum desde su correo personal en el que no pongan apellidos como Salazar, Saavedra, Jiménez para que no pierdan la oportunidad de que al menos les hagan una entrevista». 

Dos casos de éxito

Juan Jiménez Contreras, también perteneciente a la sede de Don Benito, supo lo que quería estudiar gracias a las ayudas ofrecidas en el refuerzo de la FSG. «A mí me gusta el mundo de la sanidad y mi profesor me ha enseñado todas las opciones que tengo y lo que tenía que hacer para conseguir cursar la rama dentro de la sanidad que más me guste», explica.

Juan Jiménez, estudiante de la FSG en la sede de Don Benito. El Periódico

Al echar la vista atrás, Juan considera que sin la ayuda de la fundación «no hubiera llegado a estar donde está ahora». En la ESO le iba mal y no tenía ganas ni motivación por estudiar, pero cuando entró en la fundación consiguió recuperar todas las asignaturas e incluso empezó a sacar buenas notas. «Es como si me hubieran dado un empujón hacia arriba y gracias a la labor que realizan a día de hoy puedo decir que voy a seguir estudiando», reconoce. 

La persona referente para Juan es su madre, quien no tuvo la oportunidad de sacarse el graduado y le motivó a continuar estudiando. «Mientras ella estudiaba la ESO me decía: mira, estoy estudiando ahora porque en su día no pude. Desde entonces la tengo de referente y me ayuda a seguir hacia adelante para perseguir mis sueños», confiesa con orgullo.

Ahora es Juan el que se ha convertido en referente para los alumnos de la fundación y tiene un mensaje para ellos: «hay gente que se cree que si estudiamos no somos gitanos, eso es mentira, tú naces y mueres siendo gitano, hagas lo que hagas». Es más, reconoce que es importante obtener estudios para poder «ensalzar» su raza y romper con los estereotipos que les marca la sociedad.

Lidia Montaña Mendo pertenece al alumnado de la sede de FSG en Cáceres y cree que si pudiera volver atrás y elegir entre estudiar o trabajar «seguiría decantándose por estudiar». «Tengo dudas de si elegir Magisterio o Económicas, pero lo que sí tengo claro es que quiero empezar la universidad y seguir estudiando, desde bien pequeña sabía que yo quería algo más que un graduado», cuenta. La educación que tiene viene inculcada por sus padres quienes apostaron porque tuviera una formación «como la que no pudieron tener ellos», explica la alumna.

Lidia Montaña, estudiante de FSG en la sede de Cáceres El Periódico

Lidia Montaña Mendo siente orgullo de ser ejemplo para su comunidad. «En mi barrio hay muy pocas mujeres con estudios y me encanta que las madres que me conocen hablen de mí y me pongan de ejemplo a sus hijos como mujer gitana que ha estudiado», reconoce.

El esfuerzo de la Fundación Secretariado Gitano ayuda a que jóvenes como Juan y Lidia consigan dedicarse a lo que les apasiona. Para el próximo curso, con la colaboración de las instituciones, tienen el propósito de descender el 62,8% de la tasa de fracaso escolar del alumnado gitano (jóvenes entre 16 y 24 años que no se han graduado en la ESO).

Mercedes Moreno, directora territorial de la región. El Periódico

Mercedes Moreno Garro (Candeleda, 1977) es directora territorial de la Fundación Secretariado Gitano (FSG) en Extremadura desde el año 2020. El objetivo principal de las seis sedes que hay en la región (Almendralejo, Don Benito, Mérida, Navalmoral de la Mata, Cáceres y Badajoz) es conseguir que el alumnado gitano se gradúe y acceda a puestos de trabajo dignos, creando referentes que motiven al alumnado gitano a progresar. 

Según la directora, los principales motivos por los que el alumnado abandona los estudios son: «la falta de referentes, la segregación escolar, la pobreza infantil y la falta de expectativas del profesorado sobre esos niños». Además, relata lo complicado que es hacerles entender que la educación «es un derecho» que no deben quitarle a sus hijos. En este asunto, la pobreza infantil de los hogares gitanos juega un papel fundamental. «Ser pobre te lleva todo el día, es decir, a lo mejor estás pensando en cómo sacarte algo del mercadillo o de la recogida de chatarra como para estar peleando con el niño porque no quiere ir al cole», explica Moreno.

Uno de los valores fundamentales para la comunidad gitana es el núcleo familiar y por ello, desde la fundación, trabajan creando referentes. «En cuanto un familiar consigue graduarse en la ESOsupone una motivación tremenda para el resto de los niños», asegura la directora. 

En Extremadura existe el programa específico llamado ‘PromocionaT’, financiado por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura para ayudar a 120 alumnos extremeños de cursos entre primero y quinto de Primaria en situación de vulnerabilidad. «Intentamos que estén en la misma posición que el resto de niños cuando empiezan el cole comprándoles estuches, mochilas, libros que no están cubiertos por becas o incluso las gafas de ver, que nos hemos encontrado con que muchos niños no veían adecuadamente», relata la directora. Para mayores de 10 años existe el programa ‘Promociona’ que lleva una década implantado en Extremadura con la idea de promocionar y crear referentes. «Se les ayuda con competencias transversales como crearles una rutina, mejorar el comportamiento y las habilidades sociales, o enfrentarse a la frustración», explica. Para ello, la directora ve fundamental que los centros educativos «colaboren» y que los profesores estén «preparados» para atender las necesidades de los alumnos gitanos. «Hay profesores que dan por hecho que el niño no va a estudiar y desmotiva al alumnado que acaba cumpliendo sus premisas», lamenta. 

Moreno no se olvida del rechazo que se encuentra la población gitana a la hora de acceder a un empleo. «Si hay un problema en un puesto de trabajo con una persona gitana, por mucho que el resto sea diferente, esa empresa no va a volver a contratar a un gitano», asegura. Por ello, la directora siempre le dice a los alumnos que en todos los ámbitos de la vida «llevan una mochila injusta impuesta por la sociedad» y que tienen que ser conscientes de que «sus actos repercuten» en el nombre de la comunidad gitana. La directora se muestra esperanzada y cuenta que este año ha tenido «mucho éxito» la formación para trabajar en plantas solares y «muchos gitanos y gitanas están empleadas en las instalaciones de Talayuela Solar, Torrecilla de la Tiesa, Almaraz y Núñez de Balboa».

Entre los retos de la FSG Extremadura para el curso 2023-2024 se encuentra seguir creando referentes y trabajar más de cerca con los centros y las familias. En cuanto al empleo, ya no solo buscan inserciones en el mundo laboral sino conseguir que accedan a puestos más altos y estables. Para todo ello, piden que «se cree un plan específico a nivel nacional con cobertura estatal», reclama Moreno reconociendo que, «gracias a Dios», las instituciones cada vez se involucran más para frenar las situaciones de desigualdad.

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