La caza en el Parque Nacional de Monfragüe para el control poblacional de las especies se realizará en fincas propiedad de la Junta de Extremadura, por las sociedades locales de cazadores de los municipios pertenecientes a este espacio protegido, y no será comercial, pues las piezas abatidas serán donadas a ONGs.
Se hará "con todas las cautelas", cumpliendo la ley nacional de parques nacionales, y con batidas sin perro, pese a que la norma permite el uso de canes, según ha afirmado la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible, Mercedes Morán, antes de comparecer en comisión parlamentaria para explicara las líneas generales de actuación de su departamento.
En declaraciones a los medios, ha señalado que esta actividad cinegética, de carácter "piloto", se limitará "exclusivamente" a las sociedad locales de los municipios ubicados en el parque porque son "los que están afectados por las limitaciones" de este espacio protegido.
Ha explicado que la Dirección General de Sostenibilidad ha estado trabajando con unas medidas "muy exhaustivas" para proteger al parque y que el Ejecuytivo entendía que los métodos de control de la población mediante jaulas y de cercones "era un método que no respetaba los animales".
"Nunca hemos estado de acuerdo con la masacre que suponen... la práctica tradicional es menos lesiva con la especie", ha defendido Morán, quien ha precisado que en el Parque Nacional de Cabañeros, en Castilla-La Mancha, ya se emplea la caza con este mismo fin.
Según ha precisado, para poner en marcha esta medida se debe modificar el Plan Rector de Monfragüe, aunque ha apuntado que se tiene "todo listo" para que, en cuanto se adopte esta modificación, ponerla en práctica.
Por su parte, el diputado socialista Eduardo Béjar, ha pedido a la Consejería que dé a conocer los informes que avalan esta decisión en lugar de realizar solo un anuncio.
Ha indicado que los socialistas han defendido la caza en este espacio "siempre y cuando lo permita la ley" y ha defendido la labor realizado por el Ejecutivo anterior, facilitando la actividad de las sociedades de cazadores locales, "que han pedido cazar", y un control biológico de todos los ungulados.
Según ha indicado, la prevalencia de la tuberculosis aumentó de 2011 a 2015 hasta casi el 13 % y ahora está en un 4 %, una situación que no quieren que vuelva a repetirse en la región.