Los clientes de hipotecas continúan haciendo todo lo posible para intentar sortear los efectos que la escalada de los tipos de interés tiene en sus economías. En julio las cancelaciones registrales de hipotecas sobre vivienda ascendieron en Extremadura a 681, un 41% más que las 483 de igual mes de 2022.Son ya seis los meses consecutivos en los que esta variable supera a la constitución de nuevos préstamos hipotecarios en la región, según los datos que el INE publicó hace unos días. En los siete primeros meses del año se firmaron algo menos de cuatro mil hipotecas, mientras que las cancelaciones superaron las 4.900.
Juan Villén, director general de idealista/hipotecas, apunta los dos motivos fundamentales que están detrás de esta elevada cifra de cancelaciones. Por un lado, «la subida de tipos está llevando a muchas familias con ahorros suficientes a amortizar anticipadamente parte de la hipoteca, para pagar menos intereses y reducir la cuota mensual; y si el saldo pendiente es bajo, a cancelarla directamente». Por otro, agrega, «muchas hipotecas variables se están renegociando y cambiando a fijas; algunos bancos usan la subrogación como herramienta, pero muchos están optando por constituir un nuevo préstamo y cancelar el del otro banco anterior». Esta práctica eleva el volumen de nuevos préstamos pero también contribuye a aumentar el de las escrituras de cancelación registradas.
Dos de cada tres nuevos créditos hipotecarios formalizados en la región en el segundo trimestre de este año fueron a tipo fijo, de acuerdo al último informe estadístico publicado por el Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España.En concreto, supusieron un 65,56% del total, más de cuatro puntos porcentuales por encima del trimestre anterior. Sin embargo, el dato nacional fue de caída. «A lo largo de los próximos trimestres previsiblemente el peso de contratación a tipo de interés fijo seguirá reduciéndose, en la medida que las entidades financieras intentarán cubrir con mayor intensidad su riesgo de tipo de interés», se apunta en el informe.
Ligero repunte
En julio, la cifra de hipotecas constituidas sobre vivienda creció ligeramente en Extremadura respecto al mismo mes del año anterior. Fueron 603 préstamos, un 1,2% de alza con el que acabó una racha de cinco meses de tendencia negativa. Igualmente fue, junto con Aragón, una de las dos únicas regiones en las que creció el capital prestado (un 11,4% anual, hasta los 55,6 millones de euros).
En todo el país las hipotecas constituidas bajaron un 18,8% y el capital prestado un 20,9%. El interés de los nuevos préstamos que se firmaron se situó en el 3,24%, su nivel más elevado desde agosto de 2016.
«La subida de tipos está llevando a muchas familias con ahorros suficientes a amortizar anticipadamente parte de la hipoteca, para pagar menos intereses y reducir la cuota mensual»
«Los datos de Extremadura están condicionados por el volumen de transacciones, que al ser muy bajo presenta oscilaciones que no se pueden considerar tendencia», afirma Juan Villén. «Estamos hablado de 7 hipotecas más», añade, «por lo que el incremento no se debe a ningún factor especial, y habría que tomar más datos mensuales para confirmarlo». En este sentido, aduce, «en los tres meses anteriores a julio, la caída es superior al 20%». En el acumulado de los siete primeros meses del año la bajada en Extremadura está próxima al 14%.
El auge de julio se debió a los datos de la provincia de Cáceres, con 254 hipotecas inscritas frente a las 191 de 2022. Un comportamiento que para Francisco Marroquín, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cáceres (Coapi), es un «espejismo» que no refleja «la tendencia francamente decreciente» que hay en la provincia en «operaciones hipotecarias y de compraventa» de viviendas.
Entre otras cuestiones, recuerda que los datos del INE recogen operaciones que, en ocasiones, han tardado hasta «seis o siete meses en culminarse». En este contexto general de caída del mercado, explica, durante 2023 el comportamiento está siendo «de dientes de sierra» a causa fundamentalmente de la «incertidumbre jurídica, política y económica que vivimos».