El Periódico Extremadura

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CRECE EL INTERÉS POR VIVIR EN ESTE TIPO DE ALOJAMIENTOS DEDICADOS A LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DURANTE EL CURSO ESCOLAR

Más de 1.500 alumnos se quedan sin plaza en las residencias universitarias de Extremadura

Los centros de la región no pueden atender la creciente demanda:«nunca habíamos tenido tantas solicitudes»

El sector inmobiliario confirma que el alza del precio del alquiler y la escasez de oferta arrincona los pisos

Dos alumnos entran en la residencia universitaria Hernán Cortes de Badajoz, la única de España totalmente gratuita para los estudiantes, el pasado jueves. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

no hay plazas disponibles para atender la creciente demanda de estudiantes que quieren vivir en una residencia universitaria este curso académico, tanto en las públicas como en las privadas. Y son más de 1.500 alumnos de la Universidad de Extremadura los que han solicitado plaza en los distintos centros de la región y se han quedado en listas de espera, aunque apenas suelen moverse una vez iniciado el curso.  

Los cálculos, realizados por este diario tras consultar varias residencias extremeñas, evidencian también que la demanda está creciendo en los últimos años. «Hubo una época en la que se pusieron de moda los pisos de alquiler, pero ahora lo que están de moda son las residencias. Nunca habíamos tenido tantas solicitudes como ahora», cuenta Fernando Alcázar, director técnico del Colegio Mayor Universitario San José de Cáceres, el único colegio mayor que hay en Extremadura. 

Varios alumnos acceden al Colegio Mayor Universitario San José de Cáceres, el único colegio mayor de la región. Carla Graw

El sector inmobiliario confirma también esta tendencia, que la achaca a tres causas claras. La primera de ellas es el aumento del precio del alquiler, «que es absolutamente inasumible; tenemos contrastado que actualmente el precio de una habitación equivale a lo que anteriormente era un piso para tres o cuatro personas al completo», explica Francisco Marroquín, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (Coapi) de Cáceres. A esta suma la escasez de oferta y una tercera razón consecuencia de las dos anteriores: «dispuestos a gastarnos ese dineral, la gente quiere que por lo menos le den otros servicios como limpieza, cocina, wifi... El diagnóstico está clarísimo y además es de muy difícil solución en la coyuntura actual», concluye Marroquín. 

Decenas de solicitudes

Solo las cuatro residencias universitarias dependientes de la Junta de Extremadura han recibido casi 1.600 solicitudes para 303 plazas disponibles. Son, en concreto, la Juan XXIII de Badajoz que ha tenido 428 solicitudes para sus 80 plazas; la residencia Diego Muñoz Torrero de Cáceres con 548 inscritos para 95 plazas; la Mario Roso de Luna, también en Cáceres, ha registrado 459 solicitudes para sus 84 plazas; y la residencia del Complejo Educativo de Plasencia, que ha recibido 150 solicitudes y cuenta con 44 plazas, según los datos facilitados por la Consejería de Educación a principios de curso. 

A estos se suman otros centros también públicos, como es la residencia Hernán Cortes de Badajoz, la única del país totalmente gratuita desde 2018 para el alumnado admitido (se tienen en cuenta la renta familiar y el expediente académico principalmente) y que es gestionada y financiada íntegramente por la Diputación de Badajoz. «Este año hemos tenido un 47% más de solicitudes respecto al año pasado y yo creo que es por varios factores», señala Joaquín Pineda, su director. Aparte de la gratuidad, considera que las mejoras realizadas en el centro coincidiendo con su 30 aniversario (tienen una biblioteca feminista, gimnasio, pistas de pádel, dos salas de audio para los alumnos de los conservatorios...) y la buena valoración de los estudiantes están detrás del incremento de la demanda. La residencia cuenta con un total de 148 plazas (80 para chicas y 68 para chicos) y tienen actualmente una lista de espera que supera las 150 personas. «A principio de curso puede haber algún movimiento y quedarse alguna plaza libre, pero luego ya es más complicado». De hecho, Pineda asegura que la mayoría de los estudiantes se mantienen en la residencia de un año a otro, por lo que las plazas ofertadas realmente a los novatos son limitadas. 

Universitarios estudian en una de las salas de la residencia universitaria Hernán Cortés de Badajoz. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Algo parecido ocurre en el colegio mayor de Cáceres, donde pese a ser un centro privado vienen notando que en los últimos dos o tres años la demanda también se ha multiplicado: «este año solo teníamos 30 plazas libres porque la mayoría renueva de un curso a otro y hemos tenido 189 preinscripciones», señala Alcázar, director del colegio desde hace más de una década, quien insiste en que la demanda es «impresionante».  

La «moda» de los pisos

Él lo achaca a que ya ha pasado «la moda» de vivir en un piso de estudiantes que se popularizó durante varios años. «Los padres y los propios estudiantes se dan cuenta de que es mejor para llevar al día su formación tener un equilibrio en las comidas diarias, saber que están atendidos y que hay quien les acompaña, porque ese es uno de los objetivos del colegio, acompañar al alumno para obtener el éxito. Al final un piso puede resultar más barato pero si luego el alumno tiene que renovar cuatro matrículas porque no tiene un ambiente de estudio adecuado, pues no compensa». De hecho, cuenta Alcázar que tienen casos de alumnos que se han ido un año a un piso y han vuelto al año siguiente al colegio, que este curso cumple su 50 aniversario, ya que se creó al unísono con la Universidad de Extremadura. 

La misma tendencia confirman en la Residencia Universitaria de Fundación Caja Badajoz (Rucab), que tiene cubiertas las 205 plazas que oferta junto al campus pacense prácticamente desde primeros de junio. «Hemos tenido mucha demanda desde que abrimos la inscripción en febrero», explica Carmen Rodríguez, la coordinadora del centro. Ya lo preveían este año porque vienen notando ese incremento de la demanda especialmente desde 2020. «Pensábamos que el covid podría influir, pero no hemos tenido problemas y al menos la mitad de los estudiantes se suelen mantener de un año a otro».

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