En la actualidad, en Extremadura se habla el castellano, que convive con otras modalidades lingüísticas en estado de diglosia como el portugués rayano, la fala del Valle de Jálama y el extremeño. Los hablantes puros son escasos y suelen ser personas mayores. Sin embargo, sí que existen muchas personas que se comunican en extremeño inconscientemente para determinados contextos o situaciones convirtiéndose en neohablantes.
En virtud del artículo 3.3 de la Constitución Española y del propio Estatuto de Autonomía de Extremadura en su artículo 9.1.47, la Junta de Extremadura debe proteger las modalidades lingüísticas propias de Extremadura. Para ello, debe desarrollar un marco legal que reconozca y recoja el plurilingüismo en extremeño, portugués rayano, fala y castellano en la Comunidad Autónoma de Extremadura.
El Órgano de Seguimiento y Coordinación del Extremeño y su Cultura (Oscec) trabaja para salvaguardar el rico patrimonio oral de la región. Daniel Gordo, presidente de Oscec, tiene como objetivo «dar a conocer» el por qué de esta lengua para saber diferenciar entre el extremeño y el castellano. Por otro lado, pretende que la Asamblea de Extremadura apueste por «la recuperación de la lengua cumpliendo con la ley establecida» tal y como expresa la normativa. Para que esto se de, el presidente cree que es primordial «que sea la gente la que lo pida», por ello «se hace un trabajo de difusión y divulgación desde Oscec».
El extremeño en la Unión Europea
La lengua del pueblo extremeño ha llegado hasta al Consejo de Europa. «Nos reunimos y le explicamos que nuestra lengua estaba en peligro de extinción y entendieron la importancia de revitalizarla y darla a conocer a los propios extremeños», explica Daniel Gordo. A través de este consejo, Oscec consigue el contacto de otras asociaciones de lenguas minoritarias como la extremeña que le ayudan a pasar de ser una lengua documentada, a ser una lengua «para recuperarla».
Para la UE, el extremeño «es un patrimonio a revitalizar», y apoya la planificación de iniciativas por toda Europa para que los jóvenes recuperen la lengua de sus antepasados. «Ahora mismo hasta los influencers divulgan las palabras extremeñas dándolas a conocer al resto del mundo», destaca Gordo, y esto, «ayuda a crear patrimonio de nuestra comunidad», añade.
Por otro lado, la Unesco considera a las tres variantes del castellano que se hablan en Extremadura como lenguas «en peligro de extinción» porque su transmisión solo se produce de manera «oral». El presidente de Oscec en sus charlas pone como ejemplo lo siguiente: «cuando alguien se hace una herida en la cabeza, en Extremadura oralmente se dice «pitera» pero al escribirlo, solemos utilizar «brecha» inconscientemente».
Número de hablantes
El problema que surge al contabilizar los hablantes del extremeño es que, en su mayoría, estos no son conscientes de estar hablando otra lengua. Oscec estima en 10.000 el número de personas que reconocen estar hablando algo que no es castellano y lo denominan de forma peyorativa como castellano «mal hablado, chapurreado o portuñol», relata Gordo.
La diglosia tiene como consecuencia el avergüenzo del hablante. «Tenemos constancia de que hasta hace poco se castigaba sin recreo al que utilizara el extremeño o el portugués para comunicarse», asegura. Además, está convencido de que poco a poco, «los prejuicios se van rompiendo, algo fundamental para hacer entender a la población que tienen un motivo para hablar así».
En sus charlas, otro de los ejemplos que utiliza Daniel Gordo es el del Teatro Romano de Mérida. Antes de su excavación en 1910, asomaban piedras con forma de siete sillas, pero cuando se pusieron a quitar escombros, descubrieron lo que había debajo. «Esto pasa con el extremeño, detrás de la vergüenza y de décadas basadas en la corrección, se esconde una lengua la cual estamos perdiendo», lamenta.
Una nueva era
«Me sigue sorprendiendo el interés de la gente por su propia lengua, cuando termino las charlas no dejan que me vaya», dice el presidente. «Cuando le explico a la gente que no es que hablen mal castellano, sino que están hablando en extremeño, salen más reconfortados porque siempre les han corregido por expresiones que en su lengua estaban bien dichas», añade.
«Mi trabajo es muy gratificante. Desde Oscec sentimos la necesidad de poner en valor todo el patrimonio de las lenguas de Extremadura, porque por norma general, a los extremeños nos han enseñado a pensar que lo nuestro no vale», reconoce. Con motivo del Día Europeo de las lenguas, que se celebró el pasado martes 26 de septiembre, organizan una serie de actividades en los pueblos donde se conserva el extremeño de manera más arraigada, como San Martín de Trevejo, Serradilla, La Codosera, etc. Este año celebran la sexta edición del Día Mundial de las Lenguas Extremeñas y han querido dar un salto a Cáceres para darse a conocer. Además, el 28 de octubre darán una charla en Badajoz en la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País (RSEEAP).
«Los extremeños están más interesados por aprender e incluso hablar la lengua extremeña que antes», afirma el presidente. Esto demuestra la labor de este órgano para proteger y poner el valor las lenguas de Extremadura.