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Del agujero económico a la esperanza

El crack de Alburquerque, el pueblo pacense endeudado hasta 2062, logra remontar con préstamos y apoyo privado

Estuvo al borde de la quiebra absoluta, con cortes de suministro, impagos a los trabajadores durante más de un año y sin Policía Local. Ahora vuelve al foco tras darse a conocer que el único concejal del PP va a dimitir

La compra del Castillo de Azagala para hacer de él un hotel europeo de renombre favorecerá que la localidad se convierta en un escaparate para los visitantes

Vídeo | El alcalde de Alburquerque, Manuel Gutiérrez, habla de la situación económica de la localidad pacense

Jorge Valiente

Rocío Muñoz

Rocío Muñoz

Alburquerque

Estuvo al borde de la quiebra absoluta, con cortes de suministro, impagos a los trabajadores durante más de un año y sin servicios tan básicos como la Policía Local. Alburquerque, el municipio pacense enclavado en las estribaciones de la sierra de San Pedro, conocido por sus fortalezas medievales y un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural, se ha convertido en uno de los territorios con mayor deuda pública de España. La cifra llegó a alcanzar los 12 millones de euros, un caso que ha sido recogido reiteradamente por los medios nacionales en los últimos años.

Precisamente ayer volvió al foco tras darse a conocer que el presidente del PP y único concejal del grupo en el ayuntamiento, Luis Paniagua, presentará su renuncia tanto al cargo como al partido en próximo pleno extraordinario.

En el pueblo, de unos 5.000 habitantes, la situación fue tan extrema que se destituyó a varios ediles y y en apenas ocho meses llegaron a pasar tres alcaldes distintos. "Nadie quería tomar el relevo", recuerda Manuel Gutiérrez, actual regidor. En mayo de 2023 ganó las elecciones municipales por mayoría absoluta y, desde entonces, el déficit se ha reducido en torno a un millón de euros. Asegura que la situación sigue siendo muy complicada, pero ya se han abonado las deudas pendientes con empleados, proveedores, suministradores y la Seguridad Social.

La deuda duplica su presupuesto anual

Sin embargo, el agujero económico duplica el presupuesto municipal anual, fijado en 5 millones. En ese escenario límite, el Ayuntamiento llegó a solicitar la condonación de la deuda o un rescate financiero. Ninguna de esas soluciones prosperó y, hasta ahora, no han conseguido ver la luz al final del túnel: "Se ha transformado en un gran préstamo con los bancos, gestionado a través del Ministerio de Hacienda, y actualmente ronda los 11 millones, porque ya se ha pagado una parte".

Un señor que carga con un carro de la compra pasea por Alburquerque.

Un señor que carga con un carro de la compra pasea por Alburquerque. / Jorge Valiente

Alburquerque figura entre los 82 municipios españoles en peor situación económica y se le ha incluido en un plan estratégico de ajuste de ingresos y gastos. Por ello, esperan llegar a un acuerdo con el Ministerio que se concretaría en enero para ampliar los plazos de pago y reducir las cuotas. "Nos van a añadir 20 anualidades, así podremos hacerles frente, porque no íbamos a ser capaces. Llevamos dos años pagando y en 2026, estas 'hipotecas' se triplicaban... Pero ha parecido una mano milagrosa y creo que vamos a lograrlo. Cuando se resuelva eso empezaremos a caminar con bastante tranquilidad", sañala Gutiérrez.

Entre los factores: plantillas sobredimensionadas

Desde su llegada al poder, el alcalde ha pactado con Hacienda para que los préstamos traigan consigo distintas acciones de estabilización. Por eso, las primeras decisiones pasaron por la supresión de algunos servicios y costes extra, junto con una subida de impuestos para los residentes. Aunque confía en que la situación se estabilice en 2026, el nuevo calendario de pagos implica seguir atado a un crédito bancario que se prolongará hasta 2062.

La historia de la quiebra económica venía de mucho tiempo atrás, pero explotó en 2021 cuando el Ayuntamiento dejó de recibir prestaciones públicas, lo que provocó el impago a la plantilla, ya que el pueblo llegó a tener más de 300 trabajadores en el consistorio y a mantener cuatro residencias de ancianos.

"Dejaron de pagar, estaba todo retenido"

Según Gutiérrez, se llegó al punto de no abonar ni siquiera la Seguridad Social, lo que bloqueó los ingresos estatales. Explica que se habían embarcado en numerosos proyectos y contrataciones, "sencillamente estaban comprando a la gente para que los votara. Empezaron a dejar de pagarlo todo, excepto las nóminas, hasta que ya no se pudo, porque estaba todo retenido".

En aquel momento, todos los servicios públicos estaban en riesgo. En el recinto de la piscina municipal había otra climatizada que quedó inservible tras volarse su tejado, el Castillo de Luna estuvo más de dos décadas sin mantenimiento y los trabajadores de la Policía Local se marcharon ante la falta de sueldo.

Tras la etapa de Ángel Vadillo —inhabilitado tras ser acusado de un delito de obstrucción a la justicia y amenazas— asumió la alcaldía Marisa Murillo, que agravó la situación de impagos hasta ser expulsada del PSOE en 2021. Fue entonces cuando Gutiérrez, al frente de Independientes por Alburquerque (IPAL), accedió al cargo.

Residencias sin subvenciones

Comenzaron los planes de ajuste con el despido de algunos empleados y, sobre todo, con una reducción progresiva del 20% de la plantilla municipal mediante jubilaciones no repuestas y sin renovación de contratos. Se cerró la cuarta residencia de ancianos porque "era privada pero la gestionaba el Ayuntamiento, y no tenía convenios con el SEPAD ni subvenciones" y cedieron la gestión de un centro de discapacitados a una asociación.

Ahora cuentan con un agente de Policía Local y prevén convocar tres nuevas plazas. En cuanto al resto de servicios, el objetivo es recuperar los más deteriorados a través de ayudas y destinar más fondos de los presupuestos a inversión.

Uno de los factores clave en la recuperación ha sido la empresa privada, que aporta empleo no solo a los vecinos de Alburquerque, sino también a los de localidades cercanas. "La fábrica de sillones tiene más de 100 trabajadores y más del 50% son de San Vicente de Alcántara; la pizarrera emplea a gente de Villar del Rey; hay mucha gente de San Vicente en el sector servicios; en La Codosera hay muchos trabajadores que están en la embotelladora del agua, en la construcción o en empresas de aquí. Así que, por lo menos, están salvando al pueblo, han dado el callo", subraya el alcalde.

La mejora se refleja en el empleo. El índice de paro en Alburquerque es actualmente el más bajo de los últimos 25 años: "Estamos en torno al 15% y hemos llegado a tener hasta el 35%, eso demuestra que algo va bien", concluye.

Alburquerque mira al futuro

Hasta ahora, la promoción turística de Alburquerque era prácticamente inexistente, limitada al ‘boca a boca’ y al turismo ornitológico procedente de Centroeuropa y Reino Unido. Sin embargo, el municipio comienza a posicionarse a nivel nacional e internacional gracias a la inversión privada. Se trata de la compra del Castillo de Azagala que el médico y empresario asturiano, Víctor Madera —fundador del grupo sanitario Quirón Salud—, realizó en 2020. "Ha apostado por Alburquerque para acoger un turismo de alta gama y que pretende convertirse en el mejor hotel de Europa", explica Eduardo Maya, técnico de turismo.

Vista panorámica de Alburquerque.

Vista panorámica de Alburquerque. / Jorge Valiente

Maya destaca que permitirá convertir a la localidad en un verdadero escaparate para los visitantes. "La promoción de la región la gestiona la Junta, que se centra en cinco destinos principales, muchos de ellos ya con problemas de masificación: Cáceres, Trujillo, Mérida, Guadalupe y Plasencia. A partir de ahí, uno tiene que buscar la forma de entrar en esos canales de flujo", señala.

La riqueza del municipio, sin embargo, va mucho más allá de sus murallas, calles empedradas y su castillo medieval. No se trata únicamente de un pueblo con encanto patrimonial, sino de un enclave reconocido como conjunto histórico-artístico, una distinción que comparte con otros once municipios de la provincia de Badajoz y dieciocho de Cáceres. Además, se encuentra en plena dehesa extremeña, hábitat de especies en peligro de extinción como el buitre negro o el águila imperial ibérica.

10 restaurantes y apartamentos turísticos

Pese a estos recursos, Alburquerque ha sufrido los vaivenes de la época y, a pesar de las mejoras, el número de visitantes no ha crecido en los últimos años. La situación llevó, por ejemplo, a que el Festival Contempopránea, que atraía a público de toda España, se trasladara a otras localidades por falta de pago al promotor. Algo similar ocurrió con el Castillo de Luna, que solía acoger actos oficiales y disponía de alojamiento para unas 80 personas.

Visita al Castillo de Luna, con vistas al pueblo y la dehesa.

Visita al Castillo de Luna, con vistas al pueblo y la dehesa. / Jorge Valiente

"Un político de turno decidió convertirlo en una hospedería que no se terminó. Con lo cual, el castillo —que tenía cocineros, pinche, camareros, limpiadores, mantenimiento y vigilancia— se quedó sin personal y cerró", relata Maya. Más tarde se abriría de nuevo, aunque sin recursos propios. Ahora el Ayuntamiento ha creado un grupo de trabajo para intentar reactivar la actividad en el recinto.

Recuerda además que esta nueva apuesta turística abre la posibilidad de ampliar otros sectores, como el del ibérico y el vino. Hoy, el municipio cuenta con diez restaurantes y se está creando un pequeño tejido de apartamentos turísticos, un modelo cada vez más demandado en poblaciones rurales, puesto que evitan el aglomeramiento en las ciudades y favorecen la vida en el munipio.

Alburquerque mira al futuro con optimismo, porque después de años de dificultades, encara una nueva etapa y, aunque lentamente, "las cosas están cambiando a mejor y vamos a tener un pueblo como se merece", coinciden el alcalde y el técnico.

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