Foro Municipalismo
La fuerza de lo local se consolida en Extremadura
Extremadura apuesta por un futuro sostenible y equilibrado, con más inversión, empleo y vivienda para fijar población en los pueblos.

Obras en la carretera de Valuengo. / EL PERIÓDICO
Redacción
Más esfuerzo, más compromiso, más inversión en lo local. Extremadura inicia una nueva etapa en la que el municipalismo, la política más pegada al ciudadano, se pone en el centro. Extremadura tiene 388 municipios, pedanías y entidades locales menores. Los municipios son el nivel de administración más cercano a los ciudadanos y desempeñan un papel vital en la prestación de servicios esenciales y el fomento del desarrollo local.
Extremadura es, ante todo, una tierra de municipios. En una región con una amplia dispersión geográfica y con buena parte de su población residiendo en entornos rurales, el papel de los ayuntamientos es esencial para garantizar la cohesión territorial, la prestación de servicios básicos y la preservación del sentido de comunidad.
El municipalismo en Extremadura ha sido históricamente el motor del desarrollo local. Los alcaldes y concejales, independientemente de su signo político, se enfrentan a diario a los retos más inmediatos: mantener abiertos los consultorios médicos, asegurar el transporte público, conservar las escuelas rurales o sostener actividades culturales que mantengan viva la identidad de los pueblos. «El municipalismo es la política con mayúsculas, la que se ejerce mirando a los ojos del vecino», repiten con frecuencia los regidores extremeños, conscientes de que su gestión no se mide en grandes cifras, sino en soluciones concretas.

Estación de auttobuses de Zafra. / EL PERIÓDICO
Las instituciones desempeñan un papel clave como soporte técnico y económico de los municipios más pequeños, muchos de ellos con escasos recursos.
Sin embargo, el municipalismo también afronta retos profundos. El primero, la despoblación, una amenaza que condiciona el futuro de muchas localidades. Los alcaldes se ven obligados a innovar, a buscar fórmulas que fijen población y generen oportunidades. De ahí la creciente apuesta por el emprendimiento rural, las energías renovables, la valorización del patrimonio histórico y la promoción de un turismo de experiencias que devuelva protagonismo al territorio. En Extremadura, lo local ya no es sinónimo de pequeño, sino de auténtico.
Otro desafío es el relevo generacional en la política local. Muchos municipios pequeños encuentran dificultades para formar candidaturas o renovar equipos de gobierno, un reflejo de la falta de implicación juvenil en la vida pública. Aun así, se observa un cambio de tendencia: jóvenes formados en ámbitos tecnológicos o ambientales regresan a sus pueblos para contribuir desde la gestión local a un desarrollo más sostenible y participativo.
En los últimos años, el municipalismo extremeño ha evolucionado hacia una administración más moderna y transparente. La digitalización de los ayuntamientos, la creación de plataformas de participación ciudadana o la implantación de herramientas de gobierno abierto son pasos que evidencian un nuevo tiempo para la gestión local. Pero más allá de la gestión técnica, el municipalismo en Extremadura mantiene un valor intangible: el de la identidad. En cada fiesta local, en cada mercado de productores, en cada escuela rural o en cada banda de música municipal late una forma de entender la vida en comunidad. Los pueblos extremeños, con su tejido asociativo, sus tradiciones y su capacidad de resistencia, son el corazón de una región que ha hecho de la cercanía su mayor fortaleza.

Obras en viviendas en un municipio extremeño. / EL PERIÓDICO
En un tiempo marcado por la globalización, el municipalismo extremeño se erige como un contrapeso necesario: un recordatorio de que el progreso también se construye desde lo próximo, desde el diálogo y la cooperación entre instituciones y ciudadanos. Extremadura demuestra que los grandes cambios pueden comenzar desde los pequeños municipios, cuando hay compromiso, vocación y visión de futuro.
Un mejor acceso a la vivienda es posible gracias al Plan Habita que arrancó el año pasado. Nació con la vocación de garantizar el derecho a una vivienda digna, accesible y sostenible, el programa combina políticas públicas de construcción, rehabilitación y ayudas directas a la ciudadanía con una visión territorial que busca revitalizar los municipios y fijar población en el medio rural. El plan apuesta por la recuperación del parque de vivienda existente, priorizando la rehabilitación frente a la nueva edificación, e impulsa actuaciones integrales para mejorar la eficiencia energética, la accesibilidad y la calidad de vida en los entornos urbanos y rurales. A través de líneas de ayuda tanto para particulares como para ayuntamientos y promotores sociales. Este plan pretende dar respuesta a las necesidades habitacionales de jóvenes, mayores, familias vulnerables y colectivos con dificultades de acceso al mercado inmobiliario. Además, contempla medidas para fomentar la vivienda pública en alquiler y la colaboración con entidades locales, reforzando así la dimensión municipalista de la política de vivienda. Prevé la construcción al menos de miles de viviendas de protección oficial.
También el mundo rural disfruta de una mejor asesoría en urbanismo gracias a los convenios firmados entre el ejecutivo con las mancomunidades para el funcionamiento de Oficinas Técnicas de Urbanismo y Desarrollo Territorial Sostenible.
En general, la vida en los municipios rurales es más fácil gracias a distintos programas de ayudas y ventajas que buscan atraer nuevos habitantes y consolidar la población existente. Entre ellas destacan las subvenciones para la rehabilitación y compra de vivienda, los incentivos fiscales y las ayudas al emprendimiento en el entorno rural, así como programas de apoyo al empleo y a la digitalización.
Además, se promueven servicios esenciales como la educación, la sanidad y la conectividad para garantizar una calidad de vida equiparable a la de las zonas urbanas. Todo ello forma parte de una estrategia global de la Junta para combatir la despoblación y revitalizar los pueblos extremeños, apostando por un desarrollo sostenible, equilibrado y con oportunidades para todos.
En este sentido la vivienda, uno de los principales problemas de la sociedad, se fomenta con ayudas de hasta 10.800 euros para los jóvenes que compren su vivienda en municipios de menos de 10.000 habitantes.
Estas ayudas consisten en el abono de hasta el 20 por ciento del precio del inmueble con un límite de 10.800 euros por beneficiario para afrontar gastos los gastos de adquisición. Otras medidas, como el Aval Joven son compatibles con estas ayudas. El objetivo es que los pueblos extremeños sean lugares donde las nuevas generaciones puedan quedarse a vivir en ellos.
Adaptación de planes urbanísticos
La modificación de la Ley 11/2018 (también conocida como LOTUS) es otra de las herramientas puesta para dar más flexibilidad a los municipios rurales de Extremadura para que puedan actualizar o modificar sus planes urbanísticos (sus normas sobre cómo se organiza el territorio y dónde se puede construir).
En concreto, lo que busca esta modificación es adaptar los planes urbanísticos antiguos (algunos son anteriores a 2001) a las nuevas necesidades y retos actuales de los pueblos, como el desarrollo rural, la despoblación o la sostenibilidad. También incorporar medidas específicas relacionadas con la prevención y extinción de incendios, algo muy importante en zonas que han sufrido incendios forestales.
La Ley se modifica para que los pueblos puedan actualizar sus normas urbanísticas sin tantas trabas, adaptándolas a las circunstancias actuales (como los incendios o el desarrollo sostenible), aunque sus planes sean muy antiguos.
Gestión de planes generales municipales
De otro lado, los municipios de hasta 20.000 habitantes podrán recibir un máximo de 75.000 euros para la gestión de los planes generales municipales. El objetivo es que «cubran el 50% de la contratación de los servicios técnicos relacionados con la redacción y tramitación de dichos planes», al tiempo que dispondrán de otra ayuda de 6.000 euros para financiar estudios de inundabilidad cuando estos sean requeridos.
La inversión total es de 970.000 euros y la cuantía se abonará en dos pagos, la mitad en 2025 y la otra mitad en 2029. Así, podrán beneficiarse de estas ayudas aquellos ayuntamientos que no dispongan de un plan general municipal vigente adecuado a las disposiciones de la Ley de Ordenación Territorial y Urbanística Sostenible de Extremadura (Lotus).
Con todas estas actuaciones, Extremadura consolida su apuesta decidida por el municipalismo y por el desarrollo equilibrado del territorio, impulsando políticas que refuerzan la cohesión social, la sostenibilidad y las oportunidades en cada rincón de la región. Las inversiones previstas para 2026 no solo se traduce en cifras, sino en proyectos concretos que mejorarán la vida de los extremeños, fomentarán el empleo, fijarán población en el medio rural y harán de Extremadura una tierra más próspera, moderna y habitable.
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