La vida infinita de tu colchón: cómo reciclarlo

Día Mundial del Medio Ambiente

La vida infinita de tu colchón: cómo reciclarlo

Los colchones se producen con diferentes materiales que pueden reciclarse por separado y recuperarse para fabricar nuevos productos.

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Desde la Revolución Industrial, ha reinado un modelo de producción y consumo lineal. Una economía que fabrica productos para que sean usados y desechados. La economía circular da un giro a este sistema, con una nueva propuesta de consumo más responsable y que aprovecha los residuos, transformándolos en materias primas con las que elaborar nuevos productos.

En esta transición hacia un modelo respetuoso con el entorno, instituciones, compañías y ciudadanos comienzan a ser conscientes de las consecuencias medioambientales de ciertas prácticas, y es que hay mucho que aprender en cuanto al reciclaje y al valor de los materiales.

Para incentivar el desarrollo de tecnologías que faciliten que los recursos se puedan mantener durante el mayor tiempo posible en los ciclos productivos, el Consejo de Ministros aprobó el pasado 8 de marzo el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de Economía Circular (PERTE). Este plan busca acelerar la evolución hacia un sistema más eficiente y sostenible en el uso de materias primas, un objetivo difícil de alcanzar si previamente no se realiza una gestión adecuada de los residuos.

Como usuarios, tenemos claro dónde depositar envases, botellas de vidrio o cartón para su reciclaje. Pero aún nos surgen dudas de cómo deshacernos de otros elementos que todos tenemos en nuestros hogares. ¿Qué pasa cuando nos tenemos que desprender de objetos voluminosos o electrodomésticos en mal estado?

Reciclado de colchones.

Los colchones son el ejemplo perfecto. Siempre se ha dicho que lo más recomendable es cambiar de colchón cada 10 años. Con el paso del tiempo, el peso del colchón aumenta por la acumulación de polvo y células muertas y llega el momento de comprar uno nuevo, pero pocas veces nos paramos a pensar qué sucede con los colchones que ya no podemos utilizar.

Una vez que terminan su ciclo de vida útil, es habitual que los colchones vayan a parar a un vertedero, generando un problema medioambiental. Se trata de un residuo de gran tamaño compuesto por varios materiales distintos como goma, espuma, acero y tela, que, si se extraen y reciclan por separado pueden formar parte de nuevos colchones u otros productos. Para su aprovechamiento, los colchones pasan por un proceso específico de reciclaje que arranca en el momento en el que salen de nuestra casa.

El reciclado químico de espuma de poliuretano permite fabricar nuevos polioles que se apliacrán la industria del confort

Actualmente, en España lo habitual es que el colchón se traslade a un punto limpio y los servicios municipales se encarguen de su gestión. Otra posibilidad es que el colchón lo retire la empresa que suministra el nuevo y lo entregue a un gestor de residuos. Pero, hoy en día, las cifras de recuperación y posterior reciclado son aún muy bajas, debido a lo complejo de recuperar algunos de sus componentes.

La espuma de poliuretano es uno de ellos. Este material celular de baja densidad, parecido a la esponja, abunda en los colchones y otras piezas de mobiliario. No se puede fundir y volver a procesar. Tampoco es biodegradable. Hasta ahora, lo habitual era desmenuzarlo mecánicamente para darle una aplicación secundaria como relleno o aislante, si bien ya se está trabajando en otra alternativa más novedosa para darle una segunda vida: el reciclado químico. "Se trata de un proceso en el que, mediante una reacción química, se consigue transformar el poliuretano de nuevo en una materia prima que puede volver a utilizarse en el proceso de producción de espuma", explica Raquel Sánchez Magdaleno, gerente sénior de productos intermedios en el Technology Lab, el centro de innovación de Repsol.

Como resultado, se obtiene un poliol circular que puede ser incorporado en los procesos habituales de producción de nueva espuma, que se aplicaría mayoritariamente en la industria del confort. Un proceso que reporta muchos beneficios medioambientales ya que gracias a él se evita el envío de residuos voluminosos a los vertederos, cerrando el ciclo de la economía circular y ayudando a la reducción de la huella de carbono.

Raquel Sánchez explica que, dentro de su estrategia de economía circular, Repsol está construyendo el Complejo Industrial de Puertollano la primera planta de reciclado químico de espuma de poliuretano en España. “En ella se espera producir 5.000 toneladas de polioles circulares al año, a partir de unos 200.000 colchones usados”, señala. El proyecto es un ejemplo de cómo la innovación y la tecnología permiten nuevas posibilidades para que los principios de la economía circular se abran paso también en los procesos de transformación industrial.

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