"Son carnavales atípicos", dijo el gobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles. La crisis económica -explicó- limita penosamente las posibilidades del jolgorio de los venezolanos. El presidente Nicolás Maduro puso entre paréntesis su agobiada agenda y, subido a una Toyota 4Runner, que condujo con desparpajo, compartió unas módicas fiestas con los habitantes Ciudad Tiuna, una "urbanización socialista" de Caracas.

Las luces del carnaval apenas titilaron allí como un presagio. La crisis energética ha dejado sus marcas no solo en los escenarios de los bailes y desfiles. Las restricciones imprimen un manto de oscuridad sobre las urbes. La sequía ha obligado al racionamiento eléctrico. A partir del miércoles, cuando se acabe la jarana, los centros comercialesdeberán reducir sus horarios. Abrirán sus puertas entre las 15.00 y 19.00 horas, de lunes a viernes, para después someterse a los rigores inapelables de la escasez.

Ernesto Paiva, el ministro de Ecosocialismo y Aguas del país atribuyó los apagones a los efectos de "El Niño". Como consecuencia de ese fenómeno climático, los 18 mayores embalses se encuentran en "niveles críticos".

La Cámara Venezolana de Centros Comerciales (Cavececo)todavía no puede digerir la medida y le pidió al Gobierno chavista abrir las puertas al menos tres horas antes para preservar los puestos de trabajo de centenares de personas. El ministro de Energía Eléctrica, Luís Motta Domínguez, le recordó a la entidad que desde hace cinco años los centros comerciales deberían tener capacidad de autogeneración. Cavececo dijo que esa meta no se pudo cumplir por las dificultades para importar los insumos necesarios para esa provisión.

"ABSURDA MEDIDA"

Luis Vicente León, el presidente de la influyente consultora Datanálisis, calificó de absurda e inaplicable la medida. Según León, los restaurantes y cines de los centros comerciales perderán sus horarios naturales de atención. Las neveras quedarán apagadas y se pudrirán los alimentos. También serán afectados los servicios de salud que funcionan en los predios. Los bancos tendrán bloqueadas sus bóvedas entre las 13 y 15 horas. Los estacionamientos conectados a la energía central se bloquearán. El encendido y apagado del aire acondicionado puede afectar el funcionamiento de los equipos en un país sin repuestos.

La presidenta del Comité de Afectados por Apagones, Aixa López, predijo un agravamiento de la crisis con la paralización de la actividad comercial. Las restricciones tienen lugar en el peor de los escenarios, con el precio del barril de petróleo por el piso y un Gobierno sin capacidad de maniobra para generar condiciones de reactivación del aparato productivo. Maduro declaró el estado de emergencia económica pero la Asamblea Nacional (AN) rechazó el decreto.

La escasez de medicamentos y de equipos médicos y el creciente brote del virus Zika le agregaron otra dosis sombría al carnaval. De hecho, el Parlamento venezolano de mayoría opositora declaró la semana pasada una crisis humana de salud en el país ocasionada por la escasez de medicinas.

Después de menearse al compás de un calipso, una soca o una orquesta de salsa, tras cuatro días de carnavales, para los venezolanos terminan las horas de despreocupación. Y no se ve la luz al final del túnel.