Contrario a todas las críticas de la comunidad internacional por los nulos resultados obtenidos, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, negó que la cumbre nuclear de la semana pasada con Corea del Norte fuera un fracaso, a pesar de que el presidente Donald Trump regresó a casa con las manos vacías.

La segunda reunión de alto nivel para lograr un acuerdo de desarme nuclear entre el líder norcoreano, Kim Jong-un y Trump, terminó sin avances y sin siquiera una declaración conjunta. Pero Bolton le dijo al programa de la cadena CBS "Face the Nation", que el fracaso de Trump en obtener compromisos de Pyongyang para destruir su capacidad nuclear debería verse como "un éxito", en la linea de "un presidente que protege y promueve los intereses nacionales de Estados Unidos".

"Así que el presidente se mantuvo firme ante su punto de vista. Profundizó su relación con Kim Jong-un. No lo veo para nada como un fracaso cuando los intereses nacionales estadounidenses están protegidos".

NO FUE UNA REUNIÓN HISTÓRICA

El resultado en Hanói estuvo muy por debajo de las expectativas después de que los críticos aseguraron que sería histórica, pero en realidad solo dio lugar a un vago compromiso de Kim para trabajar "hacia la desnuclearización total de la península coreana", sin que se lograra un firme compromiso y sobre todo, de pactar acuerdos oficiales.

Otros señalaron una falta de preparación, con los dos lados incapaces de superar las brechas que los separan. Según altos funcionarios estadounidenses, en la semana previa a la cumbre en Vietnam, los norcoreanos exigieron el levantamiento de todas las sanciones económicas impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU a Pyongyang desde marzo de 2016.

A cambio, Pyongyang sólo ofrecía cerrar una parte del complejo Yongbyon, un sitio extenso que abarca múltiples instalaciones diferentes y además de esto, desde occidente se cree que el país tiene otras plantas de enriquecimiento de uranio.