Crece la preocupación en Alemania por el estado de salud de su cancillera, Angela Merkel. Ayer, la líder democristiana volvió a sufrir un visible temblor en sus manos y piernas durante un acto público en Berlín tan solo una semana después de tambalearse por primera vez.

Merkel visitaba el palacio de Bellevue, residencia del presidente del Estado, Frank-Walter Steinmeier, para asistir al acto del nombramiento de la nueva ministra de Justicia, Christine Lambrecht. En las imágenes difundidas por los medios alemanes se aprecia a una cancillera temblorosa que trata de contenerse agarrándose los brazos en forma de cruz. Ante esas señales de debilidad física, un asistente le acercó un vaso de agua que ella rechazó.

Esos temblores volvieron a dar rienda suelta a las especulaciones sobre su salud. Hace tan solo ocho días, Merkel sufrió unos visibles espasmos corporales durante la recepción del nuevo presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski. Entonces la cancillera trató de restar importancia a sus temblores asegurando que se trataba de un caso de deshidratación en un día caluroso. «Estoy bien, me he bebido al menos tres vasos de agua que parece que me faltaban», remarcó en la rueda de prensa posterior.

El hecho de que ayer rechazara ese vaso de agua que le ofrecieron y que se repitieran los temblores abre la puerta a la preocupación por la salud de la cancillera. Como estaba previsto, Merkel viajó por la tarde a la cumbre del G-20 que se celebra en la ciudad de Osaka (Japón).