Mientras el Gobierno italiano intenta resolver lo más rápido posible la crisis del barco Open Arms con sus 107 inmigrantes a bordo, este martes empieza en el Senado de Roma, con la comparecencia del primer ministro, Giuseppe Conte, otra crisis, la del primer Gobierno populista de la cuarta potencia económica de la UE, una aventura política que empezó en junio del pasado año.

Conte comparece ante el Senado porque, paradójicamente, fue el mismo Matteo Salvini el que ha forzado su comparecencia tras presentar sin éxito el pasado 8 de agosto una moción de censura contra el jefe de su Ejecutivo. Salvini es viceprimer ministro, ministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga, partido que comparte el Gobierno con el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S).

Poco se sabe de cómo de desarrollará la sesión, aunque se especula con que Conte se mostrará especialmente duro con Salvini. Lo que suceda después puede constituir una de las originales piruetas de la política italiana, que en los decenios pasados inventó aquello de las convergencias paralelas (gobierno demócrata cristiano con los comunistas, lo que costó la vida a Aldo Moro) y también aquello de los equilibrios más avanzados (ir más allá de los gobiernos demócratacristianos, que tuvo el aval explícito del presidente estadounidense John F. Kennedy).

Para Conte puede ser su último discurso como primer ministro ya que es posible que dimita, en cuyo caso, quedaría en funciones a la espera de las decisiones del presidente de la República, Sergio Mattarela. La Liga puede retirar la moción de censura para impedir que su socio o exsocio del M5S se alíe con los progresistas del Partido Demócrata (PD) y le echen del Gobierno. Se trata de una posibilidad que en los últimos días se ha visto como bastante factible. También puede suceder que, una vez finalice el periodo de primer ministro, el jefe del Estado emplace Conte a un voto de confianza y que logre superarla con otra mayoría, con el apoyo del M5S y el PD del exprimer ministro Matteo Renzi.

DEBACLE ELECTORAL

Otra posibilidad es que la dimisión de Conte, de producirse, sea irrevocable, y se convoquen entonces elecciones anticipadas para este otoño, aunque tanto el M5S como el PD se oponen, por no sufrir una deblacle electoral y propiciar una victória sin par a Salvini, quien los últimos sondeos le otorgan el 39% de la intención de voto. Además, el cese del Gobierno y la toma de posesión del nuevo concidiría con la elaboración y aprobación de los presupuestos, que según todos los economistas deberán contenplar recorte e impuestos por un valor de 50.000 millones de euros.

Los dirigentes del M5S se han reunido en el casa del cómico y fundador del movimiento, Beppe Grillo. La conclusión de la cita ha sido que no se puede confiar en Salvini, lo que en apariencia significa que la pareja política ha roto sus relaciones. Pero en el país de Pirandello todo es aún posible. Mi teléfono está siempre abierto, ha dicho y repetido Salvini a los antisistema.