Naciones Unidas y Amnistía Internacional denunciaron ayer la muerte de decenas de personas durante las protestas de los últimos días en Irán contra el alza de los impuestos a los carburantes. El Gobierno de Teherán, en cambio, admitió únicamente dos fallecidos, de quienes dijo que no eran manifestantes sino saboteadores y acusó de estar detrás de ellos a extranjeros pagados por los enemigos de Irán. Básicamente, se refieren a un enemigo: los EEUU de Donald Trump.

«Decenas de personas han muerto y muchas más han sido heridas durante las protestas en al menos ocho provincias. 1.000 personas han sido detenidas. Estamos muy preocupados por las violaciones de las normas y estándares de uso de fuerza policial, incluido el uso de munición real contra los protestantes», dijo Ruper Colville, portavoz de la ONU. Colville también reclamó a las autoridades evitar la represión para dispersar manifestaciones pacíficas y controlar el uso de la fuerza en las violentas.

La ola de protestas, que empezó el viernes pasado, se ha extendido por todo el país: ese día el Gobierno aprobó la subida de impuestos a la gasolina de entre el 50% y el 300%, dependiendo de la cantidad que se adquiera. Muchos iranís viven en una situación económica pésima: la inflación está cerca del 40% y la economía del país, según las perspectivas del FMI, decrecerá un 9,5% este año.

Desde el viernes, en cinco días de protesta, se han quemado 100 sucursales bancarias, 57 tiendas, algún edificio gubernamental y varios coches de policía, según medios locales. Pero se desconoce el número de manifestantes y la amplitud de estas protestas porque desde el fin de semana internet está completamente bloqueado. «Estamos alarmados de que las autoridades iranís hayan cerrado internet para crear un apagón informativo a su represión brutal a las manifestaciones. Basándonos en informes oficiales, hemos observado que las fuerzas de seguridad de Irán han matado a decenas de personas y detenido a varios miles». dijo ayer Amnistía Internacional en un comunicado.