Con aire triunfal, el primer ministro israelí en funciones, Binyamin Netanyahu, celebró ayer en una colonia de Cisjordania la decisión de Estados Unidos de considerar legales los asentamientos judíos construidos en territorio palestino ocupado, aunque la ley internacional diga lo contrario. Netanyahu, que aboga por anexionar Cisjordania a Israel, dijo que la Administración de su amigo y presidente estadounidense, Donald Trump, «ha reparado una injusticia histórica y se ha puesto del lado de la verdad». «Doy las gracias al presidente Trump y al secretario de Estado [Mike] Pompeo. Es un gran día para el Estado de Israel y un logro que durará generaciones», sentenció Netanyahu arropado por líderes colonos en el corazón de Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.

Las colonias judías en territorio palestino son consideradas por la comunidad internacional uno de los mayores obstáculos para la paz. Son incompatibles con la ley internacional y con la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, que prohíbe desplazar a población de una potencia ocupante a territorio ocupado.

Washington ha dejado en papel mojado la opinión legal que emitió en 1978, bajo la presidencia del demócrata Jimmy Carter, que declaraba que los asentamientos civiles israelís en territorios ocupados palestinos eran «incompatibles con la ley internacional» que regía hasta ahora. La situación de los asentamientos en Cisjordania (incluida Jerusalén este), donde habitan más de 600.000 colonos, impiden prácticamente la creación de un Estado palestino contiguo.

Parte de los colonos hacen la vida imposible a los palestinos de poblaciones cercanas a las colonias, a los que acosan, roban o queman sus cosechas, cortan sus árboles frutales y agreden físicamente. Más del 90% de estos ataques, que incluyen asesinatos, quedan impunes, según oenegés israelís como B’Tselem. Después de alabar la decisión estadounidense, Netanyahu no reparó en decir cínicamente que «sigue dispuesto a llevar a cabo negociaciones de paz con los palestinos» para alcanzar «una paz duradera».

EL PRECEDENTE DE LA CAPITAL / Los líderes palestinos denunciaron la postura de Washington, que se suma a su lista de atropellos del derecho internacional. En diciembre del 2017, Trump reconoció Jerusalén como capital de Israel, rompiendo con la postura de su país y del resto del mundo, que no consideraban a la Ciudad Santa como capital israelí al estar ocupada su parte este.

Trump ordenó trasladar la Embajada de EEUU en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, y para hacerlo escogió el 14 de mayo del 2018, el día que se cumplían 70 años de la proclamación del Estado de Israel. Mientras, en Jerusalén, su hija Ivanka celebraba el cambio de legación diplomática, el Ejército israelí mataba en Gaza a más de 60 palestinos que protestaban contra la nueva ubicación de la embajada y hería a más de 2.500.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) rechazó la decisión estadounidense y aseguró que EEUU «ha perdido por completo toda credibilidad y ya no tiene ningún papel en el proceso de paz», según Nabil Abu Rudeinah, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbás. «Con este anuncio, la Administración Trump demuestra hasta qué punto amenaza el sistema internacional con sus intentos de reemplazar el derecho internacional con la ley de la selva», dijo el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat.

EEUU, que este año ha reconocido la soberanía israelí sobre los Altos del Golán sirios, ocupados y anexionados, lleva meses anunciando la presentación de una propuesta de paz para el conflicto palestino-israelí que los líderes palestinos boicotean por las medidas que Trump ha lanzado en su contra. Según Pompeo, la decisión sobre las colonias «aumenta las probabilidades de que pueda funcionar el plan de paz».

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, declaró que «todas las actividades de colonización son ilegales, según el derecho internacional y comprometen la viabilidad de la solución de dos estados y las perspectivas de una paz duradera. La UE pide a Israel que ponga fin a todas las actividades de colonización». Como es habitual, la reacción de la UE se ha limitado a las palabras. Por su parte, la ONU reiteró que los asentamientos israelís son ilegales y que el cambio de opinión de EEUU «no modifica la ley internacional».