Ha sido una sorpresa total. Este martes, un tribunal de Estambul tenía que condenar a un grupo de nueve personas por, según la fiscalía, intentar derrocar al Gobierno turco durante las manifestaciones de Gezi del 2013, que empezaron como una pequeña protesta medioambiental y acabaron por poner en jaque al Ejecutivo del entonces primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan.

Para tres de los acusados, la fiscalía pedía cadena perpetua no revisable; para los otros seis -algunos de los cuales han sido juzgados 'in absentia' porque habían huido del país-, varias decenas de años. Pero todo ha acabado en nada: al final, absolutamente todos los acusados han sido declarados inocentes de todos los cargos.

En la última vista del juicio, celebrada este martes en el juzgado de Silivri, nadie se podía llegar ni a imaginar una decisión así. Durante toda la mañana, la estrategia a la desesperada de la defensa se había centrado en intentar alargar el proceso al máximo: evitar una condena este martes y forzar así a que el Gobierno turco aplicase la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que decretó hace 70 días la libertad de uno de los acusados, Osman Kavala, empresario y filántropo que lleva casi dos años y medio en prisión preventiva. La ley turca dicta que el máximo que puede pasarse una persona en la cárcel sin ser condenada son dos años.

JUICIO BRONCO

Los abogados de la defensa han hecho mil y una peticiones al juez, pero este las ha desestimado todas de golpe, con desdén. Este juicio tenía que acabar rápido.

Luego ha llegado el turno de Kavala, quien, como un boxeador solitario dentro de un ring, ocupaba él solo el espacio central de la sala del tribunal, llena hasta la bandera. A Kavala le rodeaba un cordón de policías, que le cortaban toda comunicación con el mundo exterior. Ha hablado: "La ficción conspiranoica que sugiere que Gezi fue un intento de derrocar al Gobierno no se basa en ningún hecho. No hay en el texto de la acusación ningún documento ni información que pueda convencer a nadie de eso", ha dicho el filántropo, antes de continuar: "Sé que es demasiado tarde, pero invito al tribunal a que trate los eventos que ocurrieron no como se les impone desde el discurso político, sino como lo haría un observador objetivo".

Pero no ha sido demasiado tarde. Después de todos los alegatos, discursos, arengas, alguna pelea y mucha tensión, el juez, cansado ya de todo este paripé, ha anunciado su decisión lo más rápido que ha podido: "Levántense para la sentencia final. Todos los acusados han sido absueltos". La sala ha explotado de alegría.