Ni coronabonos, ni fondo de rescate, ni un plan Marshall para la reconstrucción económica una vez que la crisis sanitaria, que ha superado las 232.000 muertes en el continente europeo, quede atrás. La epidemia del coronavirus ha situado a la Unión Europea en una encrucijada mayúscula pero sus dirigentes siguen sin ponerse de acuerdo ni sobre la dirección que deben seguir ni sobre las recetas fiscales que necesitan aplicar para mitigar un impacto socioeconómico que se augura brutal y que ha dividido de nuevo, como ya ocurrió con la crisis del euro primero o la de los refugiados después, al club por la mitad.

Tras más de cinco horas de negociaciones los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE han conseguido este jueves pactar una declaración conjunta durante la tercera videoconferencia sobre el coronavirus que celebran en tres semanas. El texto, sin embargo, no resuelve el gran problema de fondo, cómo ayudar a pagar el coste de la epidemia en el club. Ni tampoco aporta soluciones concretas. Es más, a media tarde la cumbre parecía destinada a descarrilar por la negativa de países como Italia a aceptar una declaración que consideraban insuficiente ante la crisis sanitaria que atraviesan dos de los países más afectados en la UE.

“Necesitamos reaccionar con instrumentos financieros innovadores”, reclamó el primer ministro italiano, Giussepe Conte, que también planteó un ultimátum de 10 días para encontrar una solución y la presentación por parte de los cinco presidentes -de la Comisión Europea, del Consejo Europeo, Parlamento Europeo, BCE y Eurogrupo- de un informe que sirva de hoja de ruta. "Si no proponemos ahora una respuesta unificada, potente y eficaz a esta crisis económica, no solo ek impacto será más duro sino que sus efectos durarán más tiempo y estaremos poniendo en peligro todo el proyecto europeo", ha alertado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. "Hemos encontrado un mínimo denominador común pero Europa necesita mucho más, un máximo común, para hacer frente a una crisis de esta dimensión", ha recordado el portugués Antonio Costa.

Propuestas en "dos semanas"

Finalmente la cumbre terminó en acuerdo, pero a todo lo que se comprometen los 27 líderes de la UE es a ganar tiempo y pedir a los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona (Eurogrupo) que presenten en un plazo de “dos semanas” propuestas que tengan en cuenta “la naturaleza sin precedentes del shock del covid19 que afecta a todos nuestros países”. Esta respuesta, dicen, se “intensificará, según sea necesario, con nuevas medidas de forma inclusiva a la luz de los acontecimientos para ofrecer una respuesta integral”, señala el texto que ha eliminado cualquier referencia expresa al uso del Fondo de Rescate Europeo (MEDE), que según Italia podría estigmatizar a quien pidiera ayuda.

Se trata de la medida examinada el pasado martes por el Eurogrupo y que cosechó, según su presidente Mário Centeno, un “amplio apoyo”, aunque persisten las divergencias en torno a la condicionalidad para acceder al dinero del MEDE, si un programa de rescate en toda regla como exige Holanda que ve este instrumento como un "ultimo recurso", o una condicionalidad suave limitada al gasto del covid19 como quieren los países del sur.

En cuanto a un plan de reconstrucción o plan Marshall como ha pedido Pedro Sánchez, el acuerdo encarga a los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo que empiecen a trabajar en un plan de recuperación en consulta con el resto de presidentes porque “se requerirá un estrategia de salida coordinada, un plan de recuperación integral e inversiones sin precedentes”, admiten. “Hemos mantenido un debate muy político. En algunas cuestiones estamos en la misma página y en otras tenemos que continuar para seguir unidos”, ha reconocido el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sobre la cumbre.

Los eurobonos se estrellan

Más allá de esta referencia, el texto no recoge ninguna de las demandas expresas que este miércoles defendieron 9 de los 27 Estados miembros, con España, Francia e Italia a la cabeza, que entienden que la solución a la crisis que afronta Europa pasa por la emisión conjunta de deuda pública. Una posición en la que no están solos. “Necesitamos creatividad, nuevas capacidades, medidas extraordinarias. No basta con retorcer los instrumentos que tenemos. Necesitamos inventar nuestros instrumentos de solidaridad”, sostiene el presidente de la Eurocámara, David Sassoli.

Se trata de una vieja idea con la que no comulgan en absoluto los países del norte de Europa, como Holanda, Alemania o Austria, que como en la crisis financiera del 2008 que a punto estuvo de llevarse al euro por delante, han logrado imponer su posición . “Estamos en contra de una colectivización general de deudas”, ha recordado este jueves el austríaco Sebastian Kurz en clara sintonía con su homólogo holandés, Mark Rutte. “No puedo prever ninguna circunstancia en la que los Países Bajos acepten un instrumento de eurobonos porque va contra el diseño del euro. Muchos países están en contra de los eurobonos”, ha zanjado tras la cumbre.

Acelerar la compra de material médico

Frente a la limitada respuesta económica, la cumbre sí deja el compromiso de los Veintisiete a acelerar las compras conjuntas de material médico a través de los instrumentos de los que dispone la Unión Europea, porque es “la prioridad más grave”, y se comprometen a “cooperar estrechamente” entre ellos y a entregar a la Comisión Europea “datos fiables y a tiempo”. A su vez, y en cooperación con la industria, Bruselas proporcionará un resumen detallado de los stocks, la producción y las importaciones en la UE con el objetivo de mejorar el abastecimiento y la situación. Además, el Ejecutivo comunitario seguirá coordinando las operaciones de compra conjuntas de equipamiento de protección individual, respiradores y test y explorará las posibilidades de acelerar los procedimientos.

En cuanto a la investigación de vacunas y tratamientos, los líderes europeos aseguran que seguirán haciendo todo lo que esté en su mano para aprovechar “sinergias” y “maximizar” el pleno potencial del sector investigador en la UE. “Hay una necesidad urgente de compartir información científica y colaborar tanto dentro de la UE como a nivel mundial sobre el reto de desarrollar una vacuna en el tiempo más breve posible y lograr que esté disponible para aquellos que la necesitan sin ninguna barrera geográfica”, señala el documento de conclusiones que recoge también el compromiso de los Veintisiete de “aumentar y acelerar el apoyo a los equipos de investigación europeos y empresas europeas”.