Se va extendiendo por Rusia un estado de ánimo contrario al presidente Vladímir Putin y a las reformas constitucionales que le posibilitan mantenerse en el poder otros 16 años. Al menos 130 manifestantes han sido detenidos este miércoles por la noche en el centro de Moscú durante una recogida de firmas en contra de las enmiendas a la Carta Magna, recientemente aprobadas en una controvertida votación. En el extremo contrario del país, concretamente en la localidad de Jabárovsk, junto a la frontera con China, continuaban las manifestaciones contrarias a la detención del popular gobernador local, Serguéi Furgal, ajeno al partido oficialista Rusia Unida.

La acción en la capital había sido convocada por la organización 'Nyet', (no), que había hecho campaña en contra de las enmiendas constitucionales, pese a que las autoridades municipales moscovitas habían rehusado conceder la autorización previa. Yulia Galiamina, diputada opositora en la asamblea municipal moscovita ha explicado a Meduza que recabar rúbricas "es una forma de movilizar a la gente". "No estamos de acuerdo con los resultados y pensamos que han sido ampliamente falsificados.... si Vladímir Vladímirovich (Putin) se piensa que de esta forma se ha legitimiado, no, todo lo contrario, perdió su legitimidad debido a semejante votación alsificada", ha continuado.

Además de los habituales eslóganes como "uno, dos, tres, Putin marchate", "Rusia será libre" o "la mejor enmienda, la dimisión de Putin", los congregados portaban pancartas en las que se leía: "nosotros somos la Constitución de Rusia", o"no a las enmiendas" y "no a Putin".

TENSIÓN EN EL LEJANO ORIENTE

En Javárovsk, mientras tanto, han continuado las protestas en contra de la detención de Furgal, acusado de encargar homicidios. El sábado salieron a la calle decenas de miles de personas, aunque las acciones han ido perdiendo fuelle con el paso de los días. Los maniestantes consideran que el caso ha sido fabricado con el objetivo de apartar del cargo a un político que no pertenecía a la formación gobernante rusa. Ante el cariz que han tomado los acontecimientos y con el objetivo de calmar los encrespados ánimos, el Kremlin ha despachado a la ciudad a Yuri Trutnev, viceministro y enviado especial para el Lejano Oriente.

A su llegada a la localidad, a 8.000 kilometros al este de Moscú, Trutnev ha reconocido el "derecho de la gente a protestar", aunque ha indicado que la detención no se hubiera producido "si las fuerzas de seguridad no hubieran tenido un motivo sólido para ello".