Más de 1.500 inmigrantes han sido evacuados la mañana del miércoles de un campamento improvisado situado al borde del canal de Saint-Denis en Aubervilliers, al norte de París. Cerca de 800 tiendas de campaña daban cobijo a malienses, afganos, etíopes y sudaneses, ahora trasladados a 13 gimnasios de la región parisina.

"Estos alojamientos permitirán darles refugio, pero también comprobar las condiciones del derecho de residencia de unos y otros, explicó el prefecto de policía de París, Didier Lallement, presente durante la evacuación del concurrido campamento, donde a las condiciones de insalubridad se sumarían repetidos conflictos y altercados. "Estos campamentos son terribles son lugares de violencia muy perjudiciales para los que se instalan en ellos", subrayó Lallement dirigiéndose a la prensa.

Si bien nadie cuestiona el riesgo sanitario ligado a este tipo de campamentos, evocado por la prefectura para justificar su desmantelamiento, la estrategia de evacuación no estuvo exenta de polémica. "Hablamos del coronavirus, pero miren: las reglas aquí no se respetan!", criticó indignado un testigo del desmantelamiento interrogado por el diario Le Parisien. En este mismo sentido, el colectivo Solidaridad Migrantes Wilson reprochó a las fuerzas del orden el cordón desplegado para desplazar a los inmigrantes, una estrategia que habría provocado empujones, caídas y fuertes tensiones durante la evacuación.

Haciendo oídos sordos a toda crítica, el prefecto de París remarcó que esta intervención responde a la "lógica de todas las operaciones que llevamos a cabo desde hace varios meses", destinadas a impedir a toda costa la creación de nuevos asentamientos tanto en la capital francesa como en los tres departamentos colindantes.