Tras semanas de tensión creciente por el despliegue de agentes federales en Portland ordenado por Donald Trump se abre un hueco la esperanza de desescalada. Es frágil, y así se ha encargado de recordarlo el propio Trump en un mensaje cargado de amenaza. A la vez, representa un inesperado paso atrás del presidente, que en una campaña de reelección que se le complica por el rechazo a su respuesta a la pandemia de coronavirus y a las protestas raciales en todo el país desatadas tras el caso de George Floyd ha tratado de hacer central en el debate nacional un discurso de ley y orden, aunque sea con un alarmante experimento autoritario y de claros componentes electoralistas donde trata de vincular a los demócratas con la "anarquía" y el "caos".

Este miércoles la gobernadora demócrata de Oregón, Kate Brown, ha anunciado que ha alcanzado un acuerdo con la Administración para la retirada de las fuerzas federales de la principal ciudad del estado. Estas llegaron a mediados de mes para proteger un tribunal federal que durante dos meses de protestas continuadas por la justicia racial, en su mayoría pacíficas, se había vuelto epicentro de las tensiones por las noches.

Las agresivas y controvertidas tácticas de los agentes, incluyendo arrestos por agentes no identificados en coches tampoco marcados, han contribuido a intensificar los enfrentamientos en la ciudad. Han propagado también a otras urbes las protestas por la deriva autoritaria de Trump y por un despliegue federal que han rechazado las autoridades demócratas locales, que pedían al presidente que les dejara manejar las manifestaciones.

Discrepancias en el calendario

El acuerdo ha sido negociado por Brown con el vicepresidente Mike Pence y otros miembros de la Administración. Ha sido confirmado también por el secretario en funciones de Seguridad Nacional, Chad Wolf. Y aunque hay discrepancias en cuándo y en qué condiciones se producirá el repliegue, lo seguro es que a partir de este jueves serán fuerzas estatales y locales las que volverán a encargarse principalmente de la seguridad del tribunal federal.

Según Brown, los federales se marcharán de la ciudad poco después. Wolf, en cambio, ha dicho que solo se irán en caso de que las circunstancias sobre el terreno mejoren significativamente.

Trump amenaza con la Guardia Nacional

En un acto en Texas, Trump ha asegurado que las autoridades locales tienen muy poco tiempo para resolver su problema. Y ha amenazado no ya con volver a desplegar a agentes federales si continúan los asaltos a instalaciones federales o estatuas y monumentos, sino con escalar la situación desplegando a militares de la Guardia Nacional. Es algo que ya hizo en Minneápolis y otras ciudades en junio cuando empezaron las protestas por la muerte de Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco.

El retorno del control a las autoridades locales no es garantía de que la situación vaya a calmarse. Esos cuerpos de policía locales también han usado agresivas tácticas contra manifestantes, incluyendo los pacíficos, y no solo en Portland. Este miércoles en Nueva York el alcalde Bill de Blasio criticaba a su policía por un arresto realizado durante una manifestación por agentes de paisano en un coche sin identificar.

Más despliegues contra el crimen

También este miércoles el Departamento de Justicia de Trump ha anunciado que amplía la Operación Leyenda, por la que agentes federales están yendo a ciudades en las que se han disparado los tiroteos y muertos por armas de fuego para colaborar con las autoridades locales. Empezó en Kansas City, se sumaron después Chicago y Albuquerque y este miércoles se ha anunciado que se expandirá a Milwaukee, Cleveland y Detroit.