N o tiene autoridad para hacerlo pero ayer, por primera vez, Donald Trump sugirió públicamente que se retrasen las elecciones presidenciales que Estados Unidos celebrará el 3 de noviembre. El explosivo tuit fue ampliamente interpretado como una clara maniobra de distracción, especialmente al llegar minutos después de que se hicieran públicos devastadores datos sobre una contracción económica sin precedentes durante el segundo trimestre por la crisis del coronavirus.

En cualquier caso, alimentó los temores de que el mandatario, cada vez más hundido en las encuestas frente a Joe Biden, asalte el proceso electoral directamente o continúe su martilleo para minar la confianza en la votación y en los resultados.

Para lanzar su bomba de humo, seguida no mucho después por un tuit promocionando una pizzería en Nueva York, Trump se escudó en un argumento ya muy manido en su manual político, que ya esgrimió en la campaña del 2016 antes de ganar: azuzar los desacreditados miedos a que se produzca un fraude masivo. Concretamente, señaló al voto por correo, una herramienta a la que ha declarado una guerra pero que es perfectamente legal y cuyo uso, dados los riesgos que podría conllevar el voto en persona en medio de una pandemia, algunos estados están ampliando ya o quieren ampliar.

Según un recuento de The Washington Post, Trump ha hecho unos 70 asaltos al voto por correo desde marzo. Ha puesto al frente del Servicio Postal a un donante, Louis DeJoy, politizando una institución en la que con el argumento de problemas económicos se están planteando el cierre de oficinas y servicios que afectarían al voto. Y en su asedio, Trump cuenta la colaboración de gobiernos estatales controlados por los republicanos, que luchan en los tribunales para intentar frenar la expansión de esta forma de votar.

Para los demócratas, que llevan tiempo denunciando esfuerzos de supresión de voto que afectan especialmente a minorías, el tuit es la última muestra de un presidente «aterrorizado», en palabras de la senadora y potencial vicepresidenta de Biden, Kamala Harris. Y algo similar se escuchó en FoxNews. «Es una flagrante expresión de su debilidad», dijo el editor de Política de la ultraconservadora cadena. «Una persona en una posición de fuerza nunca sugeriría algo así». La desastrosa gestión de la crisis sanitaria y económica del coronavirus y su polémica respuesta al movimiento por la justicia racial han hundido en los sondeos a Trump. H