Cinco años después del referéndum que sacó al Reino Unido de la Unión Europea, la sociedad británica sigue sumida en una profunda división agudizada por las polémicas que han emergido en los primeros meses fuera de la UE.

Tanto es así que si el plebiscito se repitiese hoy los porcentajes seguirían igualados en 51% contra 49%, aunque ahora esas cifras se invertirían y serían las papeletas favorables a la permanencia las que prevalecerían, según una encuesta publicada este miércoles por 'Savanta ComRes'.

Aunque la divergencia de posiciones permanezca prácticamente intacta, las identidades alrededor del Brexit se han “suavizado” desde 2019, y con el acuerdo comercial cerrado en diciembre de 2020 la batalla contra el coronavirus ocupó el primer puesto en la escala de preocupaciones de los británicos.

El acuerdo comercial, sellado ‘in extremis’ a pocas horas de la Nochebuena de 2020 tras duras negociaciones, dejó atrás el período de transición y distendió el debate público, según señaló este miércoles la directora gerente de la firma demoscópica Ipsos Mori, Kelly Beaver, en una conferencia celebrada con motivo del quinto aniversario del referéndum. Aun así, a día de hoy, la carrera de obstáculos está lejos de terminar y no pasa día sin que no aflore una nueva polémica sobre los efectos del amargo divorcio.

Estos sobresaltos no parecen haber descolocado a los británicos, ya que el 47% de los encuestados, según un estudio presentado por Beaver, afirma que el escenario pos-Brexit está siendo como esperaban y el 44% cree que todavía quedan por delante "muchas más negociaciones en los próximos años" sobre la relación con la UE.

El primer ministro británico, Boris Johnson, consideró este miércoles que el voto a favor del Brexit es una oportunidad para estimular el empleo y ofrecer un futuro mejor a su población. Con motivo de este quinto aniversario, el jefe del Gobierno señaló en un comunicado que su "misión" es aprovechar la libertad que aportó el Brexit para mejorar el futuro del país.

"Este Gobierno materializó el Brexit y ya hemos recuperado nuestro dinero, leyes, fronteras y aguas. Ahora, mientras nos recuperamos de la pandemia, aprovecharemos el verdadero potencial de nuestra recuperada soberanía para unir" al Reino Unido, insistió.

Escasez de trabajadores

Uno de los tragos amargos que ha salido a la luz en la prensa británica estas últimas semanas es el fin de la libre circulación de personas y trabajadores, que ha conllevado escasez de mano de obra, especialmente en sectores de hostelería y construcción. Esta escasez es “un verdadero problema”, según alertó a Efe el presidente de la Cámara de Comercio Española en Reino Unido, Eduardo Barrachina.

Pero el problema afecta a todo el tejido empresarial británico y cada vez son más los encargados del sector de hostelería que se suman al grito de alerta y piden al Gobierno más facilidad en los visados para la entrada de nuevos trabajadores. Así lo ha hecho el chef David Moore, con una estrella Michelin, que esta semana anunció que dejaba de servir comidas al mediodía en su restaurante ‘Pied à Terre’, en Londres, por falta de trabajadores en su plantilla.

También son fechas determinantes para los ciudadanos comunitarios ya instalados en Reino Unido desde antes del Brexit, ya que dentro de una semana, el próximo 30 de junio, se termina el plazo para regularizar su situación y pedir el permiso de residencia en el nuevo escenario fuera de la UE, con la posibilidad de una prórroga de 28 días más en algunos casos. Cerca de 5,6 millones de ciudadanos de la UE que viven en las islas ya han hecho el trámite y aún quedan cerca de 400.000 casos pendientes de resolver, según informaron las autoridades británicas.

En este sentido, el secretario de Estado británico de Interior, Kevin Foster, garantizó que aquellos que tengan la solicitud iniciada el 30 de junio no perderán sus derechos y estarán protegidos aunque todavía falte concluir el procedimiento.

Más tensión en Irlanda del Norte

Otro de los frentes espinosos para Downing Street sigue siendo la situación en Irlanda del Norte, dado que para evitar una frontera física entre la provincia británica y la República de Irlanda, el protocolo se saldó con controles de mercancías entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, separados por el Canal del Norte y el Mar de Irlanda.

En un territorio de mecha corta para los altercados y disturbios en las calles, en abril se avivó una ola de violencia en su capital, Belfast, que despertó el fantasma del conflicto norirlandés con nuevas peticiones de reunificación.

Mientras el Reino Unido y la Unión Europea siguen enzarzados en un largo tira y afloja a fin de no menoscabar el proceso de paz en Irlanda del Norte, el ministro británico para esta provincia, Brandon Lewis, dejó claro este miércoles que a su juicio el protocolo del Brexit “no es sostenible” en su forma actual. Para Londres, ese acuerdo necesita ser “rectificado”, debido a los problemas que está causando a negocios, consumidores y ciudadanos de esta provincia británica.