“Quien quiera estar completamente vacunado en otoño, debe comenzar ahora”. Esta es la advertencia que incluye el documento aprobado este martes por el Gobierno federal y los ejecutivos de los 16 estados federados de Alemania. Es la manera de invitar a la ciudadanía a que ejerza la opción de vacunarse contra el coronavirus en un momento en el que las cifras de nuevas infecciones vuelven a subir a pesar de que las buenas temperaturas permiten pasar buena parte del día al aire libre.

En Alemania, la introducción de una vacunación obligatoria es rechazada por buena parte de los representantes políticos. En su lugar, sin embargo, las autoridades apuestan ahora por introducir medidas que dificulten el día a día a aquellas personas que siguen resistiéndose a inmunizarse por miedo a posibles efectos secundarios o por las más diversas teorías de la conspiración.

La primera de esas medidas es poner fin a partir del próximo 11 de octubre a los test de antígenos o “Bürgertest” (“test ciudadano”) gratuitos, cuyo coste es asumido desde hace meses por el Estado alemán y que son accesibles en miles de puntos del país. Las personas que no puedan vacunarse por cuestiones de salud y los menores de 18 años seguirán, sin embargo, pudiendo a acceder a esos tests financiados por el Estado.

La argumentación del Gobierno federal es que ese gasto de dinero público en el testeo no tiene sentido cuando todos los ciudadanos ya han recibido ya una opción de vacunarse. Actualmente, la cuota de población completamente inmunizada en Alemania es de algo más del 55 %, lejos del objetivo del 70% que se había autoimpuesto el Gobierno federal para finales de verano.

Vida pública restringida

La segunda medida para forzar la vacunación es la ampliación de la obligatoriedad de presenta un test de antígenos o un PCR negativo para participar en determinados espacios de la vida pública a partir del próximo 23 de agosto y cuando la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en plazo de una semana supere las 35 nuevas infecciones en un distrito del país –esa incidencia acumulada supera ya los 23 casos a nivel federal–. Los ciudadanos completamente inmunizados o que puedan demostrar una recuperación de la enfermedad estarán exentos de esa obligación.

Esos tests obligatorios incluirán: la entrada de visitantes a hospitales y residencias de tercera edad; los espacios cerrados de restaurantes y bares; la participación en festivales de música, fiestas o eventos deportivos en lugares cerrados; cualquier cita en peluquerías u otros centros de belleza; el acceso a gimnasios, piscinas u otras actividades deportivas en interior; el hospedaje en hoteles u hostales – un test para poder acceder al establecimiento y dos más por cada una de las semanas de estancia –.

Ambas medidas persiguen claramente dificultar la participación en la vida pública a los no vacunados sin llegar hasta el extremo de la inmunización obligatoria, una medida cuya constitucionalidad genera, por otra parte, dudas en Alemania.