Durante la última década el número de cargadores de teléfonos móviles disponibles ha pasado de 30 a 3. Aún así, la situación sigue siendo enormemente insatisfactoria a juicio de la Comisión Europea. Los consumidores disponen de media de tres cargadores pero habitualmente sólo utilizan dos y cada año 11.000 millones de toneladas de desechos procedentes de cargadores no utilizados terminan en la basura. Ante esta realidad y la falta de avances, la Comisión Europea ha decidido actuar y proponer un cargador universal que sea válido para todos los teléfonos móviles y aparatos electrónicos independientemente de la marca. 

“Le hemos dado a la industria mucho tiempo para proponer sus propias soluciones. Ahora ha llegado el momento de una medida legislativa para un cargador común. Esta es una victoria importante para nuestros consumidores y el medio ambiente y está en consonancia con nuestras ambiciones ecológicas y digitales”, ha resumido la vicepresidenta Margrethe Vestager. “Los cargadores alimentan todos nuestros dispositivos electrónicos más esenciales. Cada vez hay más dispositivos que se venden con cargadores que no son intercambiables o no son necesarios. Estamos poniendo fin a eso. Con nuestra propuesta, los consumidores europeos podrán utilizar un solo cargador para todos sus dispositivos electrónicos portátiles”, ha explicado el comisario de industria, Thierry Breton.

El Ejecutivo comunitario lleva instando a la industria a mover ficha desde el año 2009. Ese año firmaron un memorándum de entendimiento con los fabricantes que si bien ha permitido reducir significativamente el número de cargadores en el mercado no ha logrado cumplir el objetivo de imponer un cargador universal. Pese a los intentos por llegar a un compromiso a través de un enfoque voluntario, el memorándum renovado en 2018 tampoco lo logró. Así que doce años después, y ante la falta de avances, Bruselas ha decidido presentar una propuesta legislativa para modificar la directiva sobre equipos radioeléctricos con la incorporación de nuevos requisitos de interoperabilidad para los cargadores. 

Puerto USB-C

Concretamente, propone armonizar el puerto de entrada, de forma que el USB-C, que es utilizado en todos los teléfonos que utilizan el sistema Android, se convierta en la entrada estándar para todos los aparatos. “No se trata de algo contra Apple”, aseguran fuentes del Ejecutivo comunitario que recuerdan que el gigante de la manzana ya está ofreciendo cargadores que incluyen los requisitos exigidos por la Comisión y que en todo caso pueden seguir manteniendo su conector Lightning para la transferencia de datos siempre y cuando ofrezcan también una entrada USB-C.

La propuesta también incluye la armonización de la tecnología de carga rápida, la posibilidad a los consumidores a comprar un nuevo aparato con o sin cargador, así como el compromiso de más información sobre las características de estos artefactos de carga. Los nuevos requisitos se aplicarán tanto a teléfonos móviles, tabletas, cámaras digitales, cascos, consolas de videojuegos, mandos o altavoces móviles aunque el ámbito puede ampliarse. La decisión final la tendrán ahora gobiernos y Parlamento Europeo en codecisión. La propuesta incluye un período transitorio de adaptación de 24 meses desde la fecha de adopción para que la industria se prepare. El objetivo, no obstante, es que los nuevos cargadores universales se utilicen a partir de 2024.

Doble beneficio

Dos son los grandes beneficios que aportará la nueva iniciativa comunitaria, según sus promotores. En primer lugar, dará más opciones a los consumidores de forma que puedan utilizar el mismo cargador para diferentes aparatos, aunque sean de marcas distintas. Esta interoperabilidad permitirá que la velocidad de la carga sea la misma y contribuirá a la reutilización y al ahorro de 250 millones anuales en compras innecesarias de cargadores, algo en lo que los consumidores gastan unos 2.400 millones cada año. 

Además, dará la posibilidad a los consumidores de comprar un aparato nuevo sin cargador lo que permitirá, según las estimaciones de Bruselas, reducir los desechos electrónicos en casi un millar de toneladas por año y en unos 180ktCO2 las emisiones de gases con efecto invernadero. Los fabricantes, no obstante, podrán seguir dando la opción de comprar el cargador o incluir un cable en la caja. De hecho, según el estudio de impacto que acompaña a la propuesta los consumidores consideran que es de utilidad incluir el cable porque es uno de los elementos que se rompen con más facilidad. En 2020, según los números que maneja, se vendieron en la UE 420 millones de teléfono y otros aparatos electrónicos móviles.