Los partidarios de una Europa fortaleza vuelven a resurgir con fuerza. "Las barreras físicas parecen ser una medida efectiva de protección fronteriza que sirve al interés del conjunto de la UE y no solo a los Estados miembros en primera línea. Esta medida legítima debería ser financiada adicional y adecuadamente con el presupuesto de la UE como cuestión prioritaria". La petición, suscrita por 12 de los 27 ministros de Interior de la Unión Europea, figura en una carta enviada a la Comisión Europea, que este viernes ha rechazado la idea.

"Estoy plenamente de acuerdo en que tenemos que hacer más para reforzar la protección de nuestras fronteras externas. No tengo nada en contra de que los Estados miembros construyan vallas pero en cuanto a si es buena idea utilizar financiación europea para ello debo decir que no lo creo", ha zanjado la comisaria de Interior, Ylva Johansson, en relación a la misiva firmada por Austria, Bulgaria, Chipre, República Checa, Dinamarca, Estonia, Grecia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia y Eslovaquia.

Johansson ha admitido que los Estados miembros tienen "el derecho y la responsabilidad" de proteger sus fronteras y que aquellos que deseen apostar por poner vallas pueden hacerlo pero que otra cosa es hacerlo con el "limitado" presupuesto europeo. "Diría que hay muchas cosas sobre la mesa para probar y para poner en aplicación para proteger nuestra frontera exterior, antes de presentar nada nuevo", ha afirmado.

Pese a la negativa de Bruselas, la idea sí suscita simpatías entre otros socios europeos. "No hemos firmado la carta pero la apoyamos. Tras el desastre en 2015, Eslovenia como Estado miembro, que no tiene frontera exterior, decidió poner vallas y financiarlas con nuestro presupuesto. Hemos cerrado partes con la frontera con Croacia y seguiremos haciéndolo en el futuro. Está claro que si detenemos anualmente hasta 14.000 inmigrantes ilegales en la frontera interna europea, unas 50 personas al día, la protección de la frontera exterior no es eficiente y es nuestra obligación protegerla", ha advertido el ministro de Interior esloveno, Ales Hojs. "Si tengo que decidir entre devoluciones en caliente y poner vallas, no hay discusión: pongo vallas", ha dicho.

Instrumentalización migratoria

Aunque no menciona ni a Bielorrusia ni a Turquía, los 12 países también denuncian los intentos de instrumentalización de la inmigración ilegal con motivos políticos, el objetivo de desestabilizar Europa y la necesidad de adoptar medidas para afrontarla. "Ningún tercer país debería poder utilizar nuestros sistemas de asilo para ejercer presión política para chantajear a la UE y a sus Estados miembros o explotar la situación presente en Afganistán", advierten en clara alusión a Bielorrusia pero sin mencionar al régimen de Aleksándr Lukashenko.

En los últimos meses miles de inmigrantes y refugiados procedentes de Afganistán han intentado entrar desde Bielorrusia en Lituania, Letonia y Polonia, espoleados por el régimen de Lukashenko, lo que ha llevado a estos tres países a declarar el estado de emergencia en la frontera, reforzar la vigilancia y el despliegue policial restringiendo el acceso a los medios de comunicación.

"Dado que esta amenaza se dirige a la UE en su conjunto necesitamos soluciones a nivel europeo. Medidas de salvaguarda con urgencia en la legislación de la UE que permitan a los Estados miembros actuar con rapidez y proporcionalmente a la amenaza, en defensa de su seguridad nacional", reclaman admitiendo que la reintroducción de controles en las fronteras internas no es la panacea y que los controles en las fronteras exteriores no son suficientes para combatir la inmigración ilegal. La carta coincide con la publicación de informaciones que apuntan a expulsiones en caliente y maltrato en algunos puntos fronterizos de Grecia y Croacia. Según ha explicado Hojs, ambos países han anunciado que investigarán las alegaciones.

Código de fronteras Schengen

En la misiva a la Comisión los 12 países también apuntan a la necesidad de reformar el código de fronteras de Schengen porque no responde de forma adecuada ni tiene "reglas claras" para cuando los Estados miembros se enfrentan a los llamados ataques híbridos caracterizados por flujos migratorios a gran escala promovidos por terceros países. "La vigilancia fronteriza no ayuda a evitar que las personas intenten entrar de forma ilegal y debería complementarse con otras medidas preventivas". Es en este punto en el que reclaman estándares comunes en la vigilancia de las fronteras exteriores e incluso barreras y vallas como medida de protección. Es más, algunos países como Polonia ya se han puesto manos a la obra para levantar una valla en su frontera con Bielorrusia y lo mismo planea Lituania para cerrar parte de los 678 kilómetros de frontera que comparte con el país.

"Este verano ha sido muy difícil y desafiante porque lo que pasa no es solo inmigración ilegal. Es un ataque híbrido contra Lituania, contra toda Europa. Y en esta situación entendemos que hay que cambiar especialmente en el marco legal europeo y en la política migratoria porque deberíamos tener la posibilidad de responder de forma contundente contra este tipo de ataque híbrido", ha reclamado la ministra de Interior, Agné Bilotaité, a su llegada al Consejo. "No hay ninguna regla que evite a un país que construya las vallas que quiera. Si quieren hacerlo pueden hacerlo. Creo que corresponde a los Estados miembros proteger sus fronteras y organizar la inmigración", ha respondido el sueco Morgan Johannson.