"La esperanza venció al miedo", dijo Gabriel Boric ante una multitud que desbordó el centro de Santiago y lo escuchó por primera vez como el nuevo presidente de Chile. El joven diputado de izquierdas asumirá la presidencia el 11 de marzo venidero, a los 36 años. Nunca antes los chilenos fueron gobernados por una autoridad ejecutiva de esa edad. Su victoria fue aplastante y a contramano de los augurios de algunas encuestadoras. El candidato de Apruebo Dignidad, la coalición de la que forman parte agrupaciones izquierdistas surgidas durante la última década y el Partido Comunista, le sacó 11 puntos de ventaja a José Antonio Kast. El 55,86% de los votos convocó a la fiesta. Como si se revivieran los días más apasionados del estallido social de noviembre de 2019, miles y miles de personas corearon el nombre del vencedor. Boric prometió "avanzar con responsabilidad en los cambios estructurales" y ampliar los derechos "sociales con responsabilidad social". El Chile que vislumbra, repitió, es verde, defensor del medio ambiente y la diversidad, cultural, étnica, sexual y religiosa. "Seré un presidente que escuchará más de lo que hablará. Gobernaré con los pies en la calle, las decisiones se tomarán en conjunto con la gente".

La razón del contundente triunfo es doble: de un lado, casi el 55% de los chilenos en condiciones de sufragar acudieron a las urnas. El fantasma de la ultraderecha sacó de sus casas a un ocho por ciento más del padrón electoral, en relación con el primer turno. Pero el otro hecho que parece explicar la paliza que sufrió Kast está relacionado con el giro moderado de Boric en la segunda vuelta. Su mensaje logró convencer a miles de ciudadanos, especialmente después del último debate televisivo con su conteniente. La amplia diferencia a su favor le dará al vencedor del ballotage suficiente aire para encarar una presidencia no exenta de complejidades. Otro factor ha sido determinante. Los votos de Franco Parisi, quien había quedado en tercer lugar en los comicios de noviembre, no fueron a parar a Kast, a pesar de sus afinidades programáticas.

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Boric gana las elecciones presidenciales de Chile con más del 55% de los votos EFE / Reuters

Pero Boric sabe que también debe honrar su propio programa de Gobierno, y eso es lo que le pidieron durante el acto de celebración en la noche del domingo. Por eso recordó que "los motivos del estallido social siguen vigente", lo mismo que las demandas de justicia y dignidad y de un sistema de pensiones manejado por el Estado. "El respeto a los derechos humanos es siempre y en cualquier lugar un compromiso en el que no se puede claudicar. Nunca más un presidente que le declare la guerra a su pueblo", dijo en alusión a Sebastián Piñera, quien cuando comenzaron las protestas, dos años atrás, optó primero por la solución represiva. "Justicia, verdad, no a la impunidad", cantó con los presentes.

Pocas horas después de la muerte de Lucía Hiriart, viuda del extinto Augusto Pinochet, a los 99 años, naufragó en las urnas la posibilidad de que renazca de sus cenizas el ideario del dictador. Kast había asegurado durante la campaña que, de vivir, Pinochet votaría por él. Después tuvo que atenuar sus bravatas. No le alcanzó. "Se murió la vieja y ganó el amarillo (por Boric). Feliz año nuevo", escribieron en una pared de la capital cuando se conocieron los resultados.

Horas antes de los festejos, Piñera había felicitado al héroe de la jornada electoral. El magnate le pidió "moderación" y le recordó que "gobernar no es fácil". El propio Piñera lo sabe después de su segundo y accidentado mandato: tuvo que atravesar un estallido social y administrar un país en medio de la pandemia. "Cuidamos aquello que juntos, tanto esfuerzo nos ha costado". El jefe de Estado se puso al servicio de su sucesor y lo invitó a una reunión de trabajo mañana en el palacio de La Moneda. Hasta Kast prefirió mostrarse en la noche de Santiago como un contendiente de mano tendida a un rival que injurió sostenidamente durante la campaña electoral. El abogado se presentó en el mismo comando de campaña de Boric para saludarlo personalmente.

El papel de la ex Concertación

"Felicitaciones a Gabriel Boric por su triunfo extraordinario e inobjetable", dijo por su parte el ex presidente Ricardo Lagos, quien se volcó en favor del joven legislador sin condicionamientos políticos. Lo mismo hizo la ex presidenta Michelle Bachelet, así como otros dirigentes socialdemócratas y de la democracia cristiana. El temor al "Kast(tigo), en alusión al candidato Republicano, permitió que las fuerzas que fueron gravitantes en Chile entre 1990, cuando comenzó la transición, y 2010, salieran a respaldar a Boric para que Chile no repitiera la experiencia brasileña con Jair Bolsonaro.

Boric aseguró que el próximo Gobierno será de “todos” los chilenos. Los desafíos son enormes. El PIB crecerá casi un 12% en 2021. Según Piñera, el empleo está cerca de recuperar los niveles previos a la pandemia. Para 2022 se espera una mejora económica no mayor a los dos puntos. Boric hereda, como otros países de la región, un rebrote inflacionario. El año concluye con un aumento del costo de la vida de 6,5%. La mayor complejidad que enfrentará el vencedor de las elecciones está relacionada con la paridad de fuerzas en el Congreso. Boric consideró que ese equilibrio debería ser visto como una "invitación a dialogar" y una "oportunidad para volver a encontrarnos".

El desafío de la Asamblea Constituyente

A la par de la segunda vuelta presidencial, y como si fuera parte de una realidad paralela y, por momentos, extraña, Chile es escenario de una Asamblea Nacional Constituyente. El reclamo de una nueva Carta Magna fue arrancado en las calles al Gobierno y los partidos de derecha, que no tienen derecho a veto en la Convención porque tuvieron un pésimo resultado en la elección de delegados. La Asamblea, presidida por una dirigente de origen mapuche, Elisa Loncón, se apresta a redactar un texto de marcado corte progresista que se propone enterrar el heredado de la última dictadura, vigente desde 1980, a pesar de haber tenido varias enmiendas. Cuando se supo de la victoria de Gabriel Boric, la Asamblea saludó de inmediato al próximo presidente. "Contamos con su respaldo para llevar este proceso a buen término. Como convención reafirmamos nuestro compromiso de respeto por la institucionalidad e independencia de los poderes del Estado, para así cumplir nuestra misión: redactar la Constitución que una a Chile”.