El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha firmado el decreto que obligará a partir de este viernes a los países "hostiles" a pagar en rublos el suministro de gas, una medida con la que responde a las sanciones adoptadas a raíz de la invasión sobre Ucrania.

Con estos cambios, los países compradores deberán disponer de cuentas en rublos en bancos rusos, ya que no se considerarán válidos los pagos en dólares o en euros. Putin amenaza con suspender los contratos si no se acatan estas nuevas normas, según las agencias oficiales rusas.

Sin embargo, tanto el presidente como su principal portavoz, Dimitri Peskov, han insistido en que Moscú sigue dispuesto a cumplir su parte en materia de suministro y precios. "No habrá cambios para los receptores del gas ruso que paguen", ha dicho Peskov.

El propio Putin ha tratado esta reforma en conversaciones con líderes europeos como el alemán Olaf Scholz, después de que su Gobierno declarase el nivel de "alerta temprana" de su plan de emergencia energética ante el riesgo de un eventual corte del suministro de gas por el rechazo al pago en rublos.

Rusia ingresó en enero casi 10.000 millones de dólares gracias a las exportaciones de gas y, según la agencia de noticias Interfax, casi 6.000 de estos millones correspondieron a una veintena de países catalogados como "hostiles". Esta muestra incluye a Alemania, Francia, Austria, Bulgaria, República Checa, Suiza, Italia, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Croacia, Hungría, Lituania, Letonia, Países Bajos, Macedonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.

Crisis alimentaria y una nueva ola migratoria hacia Europa

Además, el presidente ruso pronostica una crisis alimentaria mundial y, como consecuencia, una nueva ola migratoria hacia los países europeos. "Tras la crisis alimentaria seguirá una nueva e inevitable ola migratoria, principalmente hacia los países europeos", dijo Putin antes de una reunión por videoconferencia sobre el estado de la industria de la aviación en medio de las sanciones occidentales.

Putin acusó a Occidente de "tomar decisiones una tras otra que empujan a la economía mundial a una crisis y conducen a la destrucción de las redes logísticas y de producción".

"También conllevará un aumento de la inflación global y un agravamiento de la desigualdad con una reducción del bienestar de millones de personas y en los países pobres (...) hacia la tragedia de una hambruna masiva", subrayó.

Asimismo criticó a los países europeos por "ignorar los intereses de sus ciudadanos sólo para satisfacer a sus amos del otro lado del océano" y apostar por un populismo falso en el que llaman a "comer menos, abrigarse mejor, ahorrar en calefacción y renunciar a viajar".

Pronosticó que la renuncia al gas ruso significaría para Europa "una desindustrialización masiva y la destrucción de puestos de trabajo" en el marco del "incremento del coste de la generación de combustible y electricidad, los gastos comunales y la caída drástica del nivel de vida de los ciudadanos".

"Justo ese es el precio que los dirigentes occidentales proponen pagar a la gente por sus ambiciones y cortedad de miras tanto en política como en economía", señaló.

Putin acusó a EEUU de intentar sacar rentabilidad de la actual inestabilidad mundial, como ya hicieron "durante la Primera y Segunda Guerra Mundial y sus agresiones contra Yugoslavia, Irak, Siria y demás". "Los mercados internacionales caen y el coste de las acciones de las compañías de la industria militar estadounidense no dejan de crecer", señaló.