Millones de británicos están citados este jueves a las urnas en unas elecciones municipales y autonómicas que son el primer test electoral para Boris Johnson después del escándalo de las fiestas de Downing Street durante la pandemia. La agenda de los comicios locales ha estado dominada en esta ocasión por asuntos nacionales como el vertiginoso aumento del coste de la vida y los bochornos acontecimientos ocurridos en Westminster.

Los votantes descontentos acusan al Gobierno de no estar haciendo lo suficiente para paliar el impacto de la crisis económica en los hogares y un 58% desaprueba su gestión. Al mismo tiempo, la constatación de que el primer ministro y otros miembros de su Gabinete, como el titular de Finanzas, Rishi Sunak, se saltaron la ley, mientras los ciudadanos debían permanecer aislados, ha erosionado la credibilidad del Ejecutivo.

La elección busca la renovación de 146 ayuntamientos en Inglaterra, (la mitad de los existentes) los 22 consejos locales de Escocia y los 22 de Gales. En Londres están en juego los cargos en los 32 distritos de la capital. Eso no incluye la elección de alcalde. El laborista Sadiq Kahn ya renovó su mandato por segunda vez el pasado año. El Partido Laborista domina casi por completo la capital. Los conservadores intentarán retener distritos londinenses como Barnet y Wandsworth y no creen peligrar en el de Westminster. La pérdida de alguno de ellos sería significativa.

Otro foco está puesto el llamado “muro rojo”. Después de dos años como líder laboristaKeir Starmer espera consolidar su posición, demostrar que puede convencer a los electores fugados y tener la capacidad de recuperar algunos de estos antiguos feudos perdidos en la elección general del 2019 o al menos impedir que los conservadores sigan avanzando.

El momento del Sinn Féin

En Irlanda del Norte se eligen los 90 escaños de la Asamblea de Stormont y los nacionalistas del Sinn Féin podrían lograr la victoria por primera vez en un siglo. Los unionistas del DUP, la fuerza más votada hasta ahora, han advertido de que no están dispuestos a formar un nuevo Gobierno autónomo si ese resultado se confirma y continúan exigiendo la derogación del acuerdo comercial con la Unión Europea implantado tras el Brexit.

Los sondeos dan por hecho que los conservadores sufrirán perdidas en estas municipales, pero al mismo tiempo las ganancias de los laboristas serán moderadas. La mayoría de los ayuntamientos y consejos en juego son urbanos y están ya en manos del laborismo, lo que, de entrada, como han venido subrayando los analistas, no da margen para una barrida masiva. Otros partidos, como los Liberales Demócratas y los Verdes, esperan ganar terreno a costa de las dos principales formaciones.

Numerosos candidatos tory han tratado de distanciarse de Johnson durante la campaña, presentándose en la papeleta de voto como "Conservador Local", un título autorizado en el 2019, cuando Theresa May era muy impopular. Otros han pedido al público que "no castiguen a los conservadores locales por los errores cometidos en Westminster". El 70% de los ciudadanos no cree que Johnson este diciendo la verdad sobre el Partygate. El asunto no se ha olvidado, ni está cerrado. Puede haber más multas, queda pendiente la publicación del informe de la funcionaria Sue Gray y el Comité de Privilegios va a investigar si el primer ministro ha mentido al Parlamento. Los diputados conservadores están nerviosos. Si los resultados en las urnas dan a entender que su líder ya no tiene la llave mágica para ganar las próximas elecciones generales volverían las conspiraciones para tratar de impulsar una moción de censura y deshacerse de él.