El presidente ruso, Vladímir Putin, ha visto su imagen rehabilitada con su primer viaje fuera de un país exsoviético desde el comienzo de la invasión de Ucrania para reunirse, este martes, con sus homólogos turco e iraní, Recep Tayyip Erdogan y Ebrahim Raisí. Erdogan, de hecho, ha sido el primer líder de la OTAN que se sienta cara a cara con Putin tras el 24 de febrero de 2022, el día que empezó la agresión militar rusa. 

Los tres líderes —que se han encontrado en Teherán pocos días después de la visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a Israel y Arabia Saudí— han tratado asuntos comerciales y económicos. Pero sobre todo lo que ha centrado la reunión trilateral ha sido la guerra de Siria y la amenaza turca de realizar de forma inminente una nueva operación militar contra las milicias kurdosirias de las YPG, vinculadas a la guerrilla kurdoturca del PKK. Esta organización lleva en guerra contra Turquía desde la década de los ochenta. 

“El PKK y las YPG contribuyen a la desestabilización y separación de Siria. Hacen atentados terroristas, y no es posible esperar que Turquía espere sentada delante de este problema. Espero que entendáis nuestras sensibilidades”, les ha dicho Erdogan a unos Raisí y Putin que, hasta la fecha, se han mostrado en contra de la ofensiva turca. 

Pero, precisamente, el viaje de Erdogan a Teherán tenía como objetivo hacerles cambiar de opinión. Sobre todo a la Rusia de Putin, que controla los cielos de Siria. “Desafortunadamente, las palabras no son suficientes para curar este tipo de heridas. Tel Rifat y Manbij son nidos de terroristas. Es hora de eliminar a las YPG de estas regiones”, ha dicho Erdogan. 

Las YPG, las milicias kurdosirias, conquistaron estas zonas —pobladas mayormente por árabes— al Estado Islámico (EI) durante 2015 con la ayuda de la Coalición Internacional liderada por los Estados Unidos. “Hay que erradicar a todos los grupos terroristas de la región, y creemos que nuestras discusiones aquí serán muy beneficiosas. Lo que decidamos aquí será clave no solo para Siria, sino para todo Oriente Próximo”, ha dicho Putin este martes. 

Regateos internacionales

Según los expertos, Rusia podría aceptar una nueva operación militar en el norte de Siria —algo que enfrentaría a Ankara y Washington— a cambio de concesiones turcas en el mismo país árabe o, incluso, en Ucrania. “Erdogan podría ofrecerle a Putin establecer otro ‘corredor de trigo’ en el mar Negro para que Moscú pueda seguir exportando su trigo y el trigo de las ciudades ucranianas ocupadas por Rusia a cambio de luz verde a la operación militar turca en Siria”, escribe el analista turco Soner Cagaptay, que recuerda que los dos líderes están acostumbrados ya a pactos de este tipo tanto en Siria como en Libia, Azerbaiyán y ahora Ucrania. 

En Siria, además, Rusia busca expulsar a los Estados Unidos, que aún mantienen un contingente de soldados y expertos militares en las zonas controladas por las YPG. Una nueva ofensiva turca ayudaría a Rusia a arrinconar las fuerzas de los EEUU en la región aún más.

Pero no todo es tan fácil. Irán se muestra absolutamente en contra de la operación turca, que empujaría a las milicias chiís afines a Teherán lejos del norte sirio. Esta operación, además, llegaría en un momento de tensión entre los gobiernos iraní y turco por las constantes operaciones de los servicios secretos iranís en Estambul, donde los iranís intentan cazar y secuestrar a disidentes persas. Hace unas semanas Turquía desarticuló además una célula de supuestos agentes iranís que querían atacar a turistas israelís en suelo turco

“Un ataque militar en el norte de Siria será dañino para Siria, dañino para Turquía y dañino para la región, y solo beneficiaría a los terroristas. No serviría para lo que Turquía quiere”, le ha dicho a Erdogan el líder supremo de Irán, el ayatolá Jameneí.

“Solo nosotros podemos producir soluciones, y somos la única iniciativa posible que puede producir pasos y acciones concretas sobre el terreno”, ha dicho Erdogan ante Putin y Raisí. El devenir del futuro de los sirios no se juega en Siria sino en los despachos gubernamentales de Moscú, Teherán y Ankara.

Las negociaciones sobre el trigo ucraniano “avanzan pero con asuntos sin resolver”

En su reunión con Erdogan, Putin también ha tratado las exportaciones de trigo desde Ucrania, un tema que Rusia ya abordó hace unos días en Estambul usando la mediación de Naciones Unidas y Turquía. “Quiero agradecerle al presidente Erdogan sus esfuerzos en esta cuestión. Con su mediación hemos logrado avanzar, pero también es verdad que aún hay cuestiones sin resolver”, ha dicho el presidente ruso ante Erdogan.

Estas cuestiones son, sobre todo, tres: Rusia quiere asegurarse de que en los barcos de trigo ucranianos no vuelvan cargados de armamento y municiones desde Occidente. Ucrania, por su parte, busca que Moscú se comprometa por escrito a no utilizar la apertura y desmilitarización de los puertos ucranianos para atacarlos; y que deje de exportar trigo robado de los silos de las ciudades ucranianas ocupadas por Rusia. Varias investigaciones apuntan a que Rusia lleva robando este trigo en grandes cantidades desde el inicio de la guerra.

La semana pasada en Estambul los dos países llegaron a un preacuerdo que, se espera, sea ratificado en los próximos días. Según ese acuerdo, inspectores ucranianos y rusos establecerían en la ciudad turca un centro de control para garantizar el cumplimento del pacto.