El funeral de Estado de Isabel II, el de máximo rango en el protocolo británico, será también un gran evento diplomático. Durante unas horas alrededor de 500 mandatarios y dignatarios internacionales coincidirán el lunes en Londres para asistir a la ceremonia fúnebre. Una oportunidad para citas y encuentros al margen del gran evento.

El Foreign Office no había facilitado el viernes la lista oficial de invitados, pero alguna presencia es especialmente molesta como es el caso de China, que estará representada por el vicepresidente, Wang Qishan, en la Abadía de Westminster. El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, ha negado permiso a la delegación china para entrar al edificio del Parlamento y desfilar ante el féretro de la reina. Hoyle responde así a las sanciones impuestas por el gobierno de Pekín contra varios diputados que han criticado el trato que reciben los musulmanes de la minoría uigur.

También disgusta la presencia de Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, y de Jair Bolsonaro, de Brasil, este en plena campaña electoral. A pesar de que Brasil no pertenece a la Commonwealth, Bolsonaro ha decretado tres días de luto oficial. No han sido invitados los dirigentes de Rusia, Bielorrusia, Myanmar y Afganistán.

Las autoridades británicas han pedido a mandatarios y miembros de las casas reales llegados del extranjero que viajen en vuelos comerciales. Se ha hecho una excepción con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien según Downing Street mantendrá un encuentro con la nueva primera ministra, Liz Truss.  El presidente de Francia, Emanuel Macron, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, los jefes de Gobierno de países de la Unión Europea y el presidente de Polonia son otros de los muchos que han confirmado su presencia. La última vez que tuvo lugar un funeral de Estado en Londres fue en 1965, por la muerte de Winston Churchill.

Abucheado en Gales

Este viernes Carlos III viajó a Gales, punto final a la gira por las naciones del Reino Unido que emprendió tras ser proclamado rey. El monarca fue abucheado a las puertas del castillo de Cardiff por un pequeño grupo de manifestantes antimonárquicos portando pancartas en las que se leía "No es nuestro rey. Es sometimiento colonial de los galeses", "Verdadera democracia ahora" y "¿Por qué una monarquía?". Horas antes en la BBC el ministro principal de la Asamblea de Gales, el laborista Mark Drakeford, había defendido "el derecho legítimo de la gente a protestar" y añadía que "la actuación de la policía debe ser proporcionada", tras algunos incidentes en días anteriores, cuando algunos agentes, extralimitándose en sus funciones, habían detenido a quienes criticaban la monarquía.

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A última hora, Carlos III junto a sus hermanos se disponían a hacer una guardia simbólica, velando el féretro de su madre, que permanece en el Westminster Hall, por donde sigue desfilando una multitud incansable, a pesar de las inmensas colas y esperas previstas de 24 horas.

Uno de los que aguardó pacientemente durante 13 horas fue David Beckham, a quien Isabel II había nombrado caballero del imperio británico. El tiempo lo pasó charlando y compartiendo con sus vecinos "patatas fritas, sándwiches, café y donuts", según contó. "El significado de esta experiencia es compartir algo, para celebrar la increíble vida de nuestra reina".