El Oktoberfest, considerado el mayor festival de cerveza del mundo, ha arrancado este sábado una edición que devuelve a Múnich uno de sus eventos más reconocidos, después de dos años en los que no se ha celebrado por la restricciones asociadas a la pandemia de COVID-19.

Miles de visitantes se agolpaban ya ante el recinto antes de la inauguración oficial, encabezada por el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, que ha golpeado con un martillo el primer barril y ha dado por inaugurada la cita.

El alcalde ha cumplido con la tradición y ha cedido la primera jarra de cerveza al primer ministro de Baviera, Markus Soeder, junto a quien ha brindado por una fiesta tranquila. La meteorología anticipa temperaturas frías durante el festival, que ha arrancado también con lluvia.

El Oktoberfest, que se prolongará hasta el 3 de octubre, no incluye medidas específicas frente a la COVID-19, aunque las autoridades han recomendado a los asistentes que se hagan un test si tienen síntomas compatibles y que no acudan en caso de estar enfermos.