Rusia ha señalado este lunes que está dispuesta, pese a haber dicho que no en las semanas anteriores, a permitir la renovación del acuerdo de cereal ucraniano, al que se llegó en julio del año pasado en Estambul con la mediación entre Kiev y Moscú de Turquía y Naciones Unidas.

Sin embargo, las condiciones rusas son varias. Hasta la fecha, el acuerdo era renovado automáticamente cada 120 días si todos los miembros firmantes estaban de acuerdo —Rusia ya amagó en noviembre con romper el pacto, aunque después fue convencida por Turquía de no hacerlo—. 

Este lunes, tras una jornada de negociaciones en Ginebra entre funcionarios de la ONU y del Gobierno ruso, Moscú ha puesto otra condición: que el acuerdo sólo se renueve para los próximos 60 días. Si no hubiese prórroga y acuerdo, dicho pacto caducará este sábado, 18 de marzo. 

"Desde el lado ruso no ponemos ninguna objeción a otra extensión del acuerdo, pero solo para 60 días", ha dicho el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Vershinin, desde Suiza. Además, Moscú busca que se levanten las limitaciones europeas al comercio de productos agrícolas y fertilizantes rusos, que pese a no estar bajo sanciones occidentales no llegan a los mercados internacionales por miedo de muchas empresas y aseguradoras transnacionales de trabajar y comerciar con empresas rusas que sí podrían estar sancionadas fuera de su país. Cualquiera que comercie con una empresa sancionada es susceptible de recibir sanciones secundarias y perder el acceso a los mercados europeo y estadounidense.

Así, desde hace meses, Rusia busca presionar a Occidente —y a la ONU y Turquía, los otros firmantes del acuerdo— para que se realice otro pacto paralelo al del trigo ucraniano para poder exportar sus propios productos con un mecanismo similar. 

"Nuestra posición a partir de ahora estará determinada por el progreso tangible en la normalización de las exportaciones de nuestros productos agrícolas. No en palabras sino en hechos", ha dicho Vershinin.

Inspecciones y procedimientos

Según el acuerdo de cereal ucraniano, todo carguero con este producto que sale de puerto hacia el mar Negro debe parar primero en Estambul, donde el contenido es inspeccionado por funcionarios turcos, de Naciones Unidas, ucranianos y rusos, que certifican que no hay armamento ni municiones entrando y saliendo de Ucrania

Por lo general, según explican personas cercanas al Centro de Coordinación Conjunta en Estambul, el acuerdo ha funcionado hasta la fecha, aunque la parte rusa, en ocasiones, ha ralentizado el trabajo de las inspecciones, lo que ha creado cuellos de botella en la entrada del Bósforo, el estrecho que parte por la mitad la ciudad de Estambul.