Alemania

La ultraderecha alemana escala al segundo puesto en intención de voto

Los sondeos apuntan a que estarían empatados con los socialdemócratas de Scholz

La presidenta del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), durante un mitin en Berlin.

La presidenta del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), durante un mitin en Berlin. / Reuters

Marina Ferrer

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), único partido de ese espectro en el Parlamento alemán, se ha disparado a la segunda posición en intención de voto, empatado con el Partido Socialdemócrata del canciller Olaf Scholz. La oposición conservadora defiende sin problemas su primer puesto, mientras que los coaligados de Scholz, los Verdes y el Partido Liberal (FDP), siguen en caída libre en los sondeos.

Un 18% de los votos obtendría la AfD de celebrarse ahora elecciones generales, según el sondeo de la primera cadena pública nacional, la ARD, considerado de los más fiables del país. Ese es también el porcentaje que se atribuye a los socialdemócratas del canciller, once puntos por debajo del bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU). Se trata del primer grupo parlamentario de la oposición, que lidera ahora el derechista Friedrich Merz, rival histórico entre la familia conservadora de la línea centrista que representó Angela Merkel.

El ascenso en los sondeos de la AfD es de relevancia teórica, puesto que no hay elecciones generales a la vista. Sin embargo, abunda en el mal momento del tripartito de Scholz, cuyos socios Verdes sufren una dramática caída en la valoración ciudadana. Sus dos ministros más destacados, el de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, y la de Exteriores, Annalena Baerbock, llegaron a alternarse la primera posición en el aprecio de los electores, incluidos los de que tradicionalmente votaron a otros partidos. En los últimos meses han visto fuertemente cuestionada su gestión, en el caso de Habeck por las impopulares medidas que quiere impulsar para substituir las calefacciones de gas o petróleo por sus equivalentes de renovables, así como acusaciones de nepotismo en su ministerio.

AfD, excluida de los pactos de Gobierno

La intención de voto atribuida a los Verdes se sitúa ahora en un 15%. A los liberales del FDP se les sitúa en un 7% mientras que La Izquierda podría quedar relegada a extraparlamentaria, por quedar en un 4% y por tanto debajo del mínimo del 5% que garantiza el acceso a escaños.

A diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, desde Austria a los nórdicos o Países Bajos, la ultraderechista AfD está excluida a rajatabla como socio de Gobierno por el resto del espectro parlamentario alemán. También para la oposición conservadora toda colaboración con ese partido es una línea roja, ratificada en sucesivos congresos de la CDU durante la era Merkel.

Sin embargo, algunas agrupaciones regionales del partido apuntan la necesidad de abrirse "al diálogo". Esto ocurre principalmente en el este del país, el antiguo territorio comunista, donde la AfD llega a tener rango de primera fuerza en algunos de sus bastiones. En los últimos tiempos, la CDU se ha visto abocada a ratificar o apoyar coaliciones a escala regional que en el pasado se consideraron contranatura, a cambio de mantener fuera a los ultraderechistas.

La AfD irrumpió en el Parlamento alemán en 2017 y se convirtió así en la primera formación de ese espectro con escaños desde los años 50. Había nacido apenas cuatro años como fuerza euroescéptica y antirescates a los países del sur de Europa, pero viró ese discurso hacia la xenofobia con la crisis de los refugiados de 2015, que ese año llevó a Alemania a un millón de peticionarios de asilo. En los últimos años ha compatibilizado el voto antiinmigración con el apoyo a diversos movimientos de protesta, incluidos el de los antivacunas en tiempos de la covid. Como a otras formaciones de la familia ultraderechista europea, se le considera un partido pro-Vladímir Putin, con fuertes vínculos con el Kremlin.