Plasencia vivió ayer una histórica lluvia de millones. Cinco mil para ser exactos de las antiguas pesetas que no taparán el típico hueco a un sólo afortunado, sino a los miles que compraron una de las 295 participaciones que la cofradía penitencial de Jesús de la Pasión vendió a un 1,20 euros con el bendito número 45.564. Cada una vale ahora casi el millón de pesetas.
Así de democrático fue ayer el segundo premio dotado con 29 millones de euros que salió de la céntrica administración número cuatro de la calle del Sol a la que ha sonreido doblemente la suerte porque Margarita Pardo, su titular, no había bajado todavía de las nubes cuando le caía uno de los cuartos premios --el 5.641-- dotado con otros 200.000 euros por serie. Estos diez décimos sí vendidos íntegramente en ventanilla por una exultante Puerto Azula, a la que no cesaban de llegarle afortunados con la papeleta en mano.
ALDEANUEVA, GATA Y HURDES Los loteros más antiguos de Plasencia no recuerdan un 22-D igual. "Claro que es histórico. En 28 años de profesión no recuerdo que haya caído en Plasencia un premio de estas cantidades en Navidad". La titular de la administración de la calle del Sol lleva diez, pero ayer firmó su pase a la historia. "La ilusión de mi vida era ver esto llena de cámaras" y vaya si lo consiguió ayer Margarita Pardo mientras fuera todo eran brincos y brindis.
Pero ahí y en el hospital, en el ayuntamiento, en miles de hogares, de bares, de tiendas, de colegios y a un sinfín de familias placentinas, pero también de Aldeanueva del Camino, de Gata, de Hurdes y hasta de Palma de Mallorca, Vitoria o Burgos porque las papeletas de Jesús de la Pasión parecen multiplicarse como los panes y los peces. "Que esté tan repartido es lo que más ilusión nos hace a la hermandad" acertó a decir recién sorprendido por la noticia su hermano mayor, Jesús Miguel Esteban, que se enteró mientras colocaba un toldo en Montehermoso y tuvo que parar de trabajar.
Sólo tres décimos del segundo premio han sido vendidos en el despacho de la calle del Sol, que ya en julio entregó el resto a la cofradía, que hasta justo hace una semana todavía los repartía. "Nosotros no tenemos ni una papeleta de la Pasión --dijo sin cambiar la sonrisa el marido de la lotera, Antonio Merino-- pero ya nos ha tocado la Lotería". Es el primer gran premio que da una familia que lleva los juegos de azar en los genes porque su historia con la popular Quiniela se remonta al año 1957 por parte de padre. Desde ayer, el despacho de la céntrica calle del Sol cuelga el ansiado cartel de vendido aquí .