El revuelo generado por un nuevo recorte en los presupuestos de la Uex para este año ha despertado un antiguo debate sobre el proyecto que nació hace más de 20 años y que impulsó la institución que hoy se conoce. ¿Puede sostenerse la universidad que se ideó en los 90 con cada vez menos presupuesto? Tres rectores en estas décadas defienden el peso que la universidad tiene en la sociedad extremeña, pero reconocen que es momento de sentarse a "repensar" el modelo universitario.

Aquel proyecto de hace 20 años sentó las bases para crear dos sedes universitarias y dos centros adscritos --Mérida y Plasencia--, 90 titulaciones hasta la llegada de Bolonia --ahora 70--, algunas duplicadas como enfermería o magisterio y una veintena con más plazas vacantes que alumnos. Esta oferta dio paso a 3.000 empleados que desde hace una década están al servicio de entre 20.000 y 25.000 estudiantes, la mayoría extremeños, aunque un tercio de los universitarios de la región eligen otra universidad.

Esta era la universidad que se ajustaba a la realidad social de Extremadura en los 90, según el proyecto que tenía por fin desarrollar los conocimientos relacionados con las necesidades del lugar. ¿Esas necesidades son las mismas hoy? Para César Chaparro "tenemos la universidad que se ha ido creando por la necesidad del entorno y por la de ofrecer una formación integral". Ginés Salido también cree que, "aunque hay duplicaciones", en buena medida se ajusta a lo que demanda la sociedad en cuanto a titulados, "pero no debe ser una mera academia de títulos". Por ello, "es lógico revisar las premisas básicas sobre las que se sustenta el proyecto Uex y su validez actual". Apuesta, como Chaparro y Antonio Sánchez Misiego, que se deben "repensar" aspectos, como la oferta, atendiendo a las características de la Uex.

¿Entonces sobran títulos? ¿Y docentes? "Se ha hecho mucha demagogia. Es evidente que no se puede seguir así por la frustración que genera en los jóvenes titulados el desempleo y la exigencia de calidad. Es un error pensar que así se reduciría profesorado y que esto sea la vía principal para optimizar los gastos", asegura Salido. Coincide con Misiego y Chaparro y cree que 1,8 millones menos en la Uex se notarán, pero "tiene que dar ejemplo".

También se unifican las opiniones sobre la dispersión geográfica. "Lo ideal sería un único distrito", dice Sánchez Misiego. "Crear cuatro campus fue un error porque la fragmentación hace inviable alcanzar una masa crítica necesaria para aspirar a la excelencia", explica Salido. Para Chaparro la "Uex nació duplicada" y reta a que si algún responsable público está decidido a unificar campus, "manos a la obra".

Los tres exrectores valoran los esfuerzos de la institución, "con escasez de medios", por prestar un servicio "digno" y confían en que pueda ser ese motor de desarrollo del que hablan los políticos pero si apuestan por ella, y esta se refleja en los presupuestos. Y advierten: no todo es dinero. Los desajustes oferta- demanda, la dispersión, la falta de salidas laborales para los titulados y la financiación sin objetivos, amenazan.