Si se toman las manifestaciones como un termómetro del nivel de enojo de la ciudadanía con las políticas de un Gobierno, las protestas que se convocaron ayer en Cáceres y Badajoz contra los recortes aprobados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy revelan que la indignación de los extremeños ha subido bastantes grados desde la huelga general del pasado 29 de marzo. Entonces, en las dos capitales de provincia salieron a la calle, según cifras oficiales, 7.500 personas (4.000 en Badajoz y 3.500 en Cáceres). En las de ayer, de acuerdo a los cálculos facilitados por la Delegación del Gobierno en Extremadura, fueron 13.000 (5.500 y 7.500, respectivamente). Los sindicatos convocantes elevaron esa cifra a más de diez mil en cada una de las dos ciudades.

Las marchas, como en otras ochenta poblaciones españolas, comenzaron en torno a las ocho y media de la tarde. La de Cáceres, a la que asistieron los máximos responsables en la región de CCOO, Julián Carretero, UGT, Francisco Capilla, y CSI-F, Benito Román, partió desde la Cruz de los Caídos y fue recorriendo la avenida de España. Hubo un momento en el que los manifestantes llegaron a ocupar esta vía de principio a fin, con la cabecera en la calle San Antón, y la cola aún a pocos metros de la Cruz a pesar de que la marcha giraba por la avenida Virgen de la Montaña hasta la altura de la calle León Leal. En ese punto daba la vuelta, para así pasar frente a la Subdelegación del Gobierno y continuar de nuevo por la avenida de España. Numerosos carteles contra los recortes (excepto los de "vividores", rezaba uno) y en defensa de los servicios públicos. Además de los sindicatos mayoritarios, también se dejó notar la presencia de otros colectivos, fundamentalmente de empleados públicos, como los policiales, uno de auxiliares de enfermería o el de los trabajadores de Renfe, entre otros. En otros casos, las pancartas hacían alusión a demandas locales, como una contra el cierre del Punto de Atención Continuada de Madroñera. "Si tienes collons , nos lo dices a la cara", se retaba al presidente extremeño José Antonio Monago. La protesta, que se desarrolló sin incidentes, llegó alrededor de las nueve y media a la plaza Mayor.

EN BADAJOZ La manifestación en la capital pacense partió de la plaza de España, que se llenó casi por completo, como ocurrió en la convocatoria que coincidió con la huelga general. La cabecera salió pasadas las 20.40 horas por la calle Obispo y cuando llegaba a la avenida de Huelva, donde terminaba la protesta, todavía había manifestantes saliendo de la plaza de España. Casi una hora de recorrido de principio a fin, que se desarrolló sin incidentes. Muchas banderolas con el logotipo de sindicatos: CCOO, UGT, CSI-F, también de representantes de la sanidad y la educación públicas, de orientación laboral y en contra de los recortes de Aena. Entre los más ruidosos, los sindicatos policiales, la Unión Federal de Policía (UFP), con camisetas y gorras azules, saltando detrás de una pancarta en la que ponía: "Que trabajen ellos con los huevos". "Manos arriba, esto es un atraco", llegaron a corear. También del Sindicato Unificado de Policía (SUP) y de la Confederación Española de Policía (CEP). Entre los congregados, parlamentarios del grupo socialista.

La manifestación la abría una gran pancarta en la que rezaba "Somos más. Quieren arruinar el país. Hay que impedirlo", firmada por las siglas convocantes. No faltó una imagen del alcalde de Alburquerque, el socialista Angel Vadillo, en una pancarta que recordaba su lucha contra el paro. Globos rojos firmados por La Zarza. "Dónde están, no se ven, los empleos del PP", gritaban por megafonía. Y entre las pancartas de fabricación casera, algunos mensajes con ingenio: "Un ciudadano jodido al que quieren joder más es un ciudadano muy jodido de controlar". Al final de la manifestación, cerrando la protesta, estaban los miembros del movimiento 15-M cantando "la lucha es el único camino" detrás de una pancarta con un mensaje contundente: "Nuestros recortes serán con guillotina".

"Estas medidas nos van a llevar a una reversión económica larga y profunda. En Extremadura van a tener una repercusión tremenda teniendo en cuenta la precariedad laboral que existe", afirmó ayer Francisco Capilla, secretario general de UGT Extremadura, para quien se está creando "el caldo de cultivo" idóneo para el "conflicto social". "Esto es algo totalmente orquestado y lo que se busca es volver a los años cincuenta o sesenta, cuando el manijero se ponía en la plaza del pueblo a decidir si tú podías o no trabajar", añadía.

"O aquí se hace un alto en el camino y se da un giro a la política de recortes que se está haciendo con los pensionistas, los parados y los empleados públicos, o de lo contrario necesariamente tendrá que haber un cambio de Gobierno", dijo Julián Carretero, secretario general de CCOO Extremadura, para quien "hoy --por ayer-- comienza esa andadura para que el conjunto de la ciudadanía traslade ese mensaje al Gobierno".

Benito Román, presidente de CSI-F, recalcó, por su parte, que las medidas de ajuste aprobadas por el Gobierno "no van a servir para sacarnos del hoyo en el que estamos". En este sentido, resaltó, "lo que pedimos tanto al Gobierno nacional como al autonómico es que haya una hoja de ruta en la que participemos todos los políticos, sindicatos y empresarios. Es el momento de estar unidos y de remar en una misma dirección.