Los meses de octubre a febrero suponen el 80% de la facturación anual para las armerías de la región. Es la época en la que la temporada de caza está el pleno auge y cuando los cazadores ponen a punto sus equipos, los completan o los renuevan de cara a las primeras jornadas cinegéticas. La situación no es la que era hace unos años, pero todos los aficionados invierten, aunque sea lo mínimo, para la puesta a punto del material.

"Las principales ventas que tenemos en los últimos años son por munición y por los complementos, más que por la venta de armas", reconoce Alejandro Galán, que apostilla que la crisis también se ha dejado notar en el sector y ha supuesto que bajen las ventas en armas nuevas y que repunte el mercado de segunda mano. En otros casos, simplemente conservan las armas "durante toda la vida" y simplemente las ponen a punto para el inicio de temporada.

Para estos últimos aficionados, llegar a la primera jornada de caza con el material listo puede suponer un máximo de 150 euros --entre la puesta a punto del arma y dos o tres cajas de munición--, además de los 60 que se pagan por la licencia y el seguro del armas. Para los que quieran renovar todo el equipo o bien iniciarse en el mundo cinegético, equiparse "puede llegar a los mil euros", asegura este empresario.